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Mauritania vuelve a dar portazo a Galicia al rechazar a sus cefalopoderos

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Una decena de barcos cefalopoderos que faenaban en Mauritania han sido ya desguazados.
Una decena de barcos cefalopoderos que faenaban en Mauritania han sido ya desguazados. RAMON LEIRO

Nuakchot no aceptó siquiera su regreso reconvertidos en arrastreros de fondo

11 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Nuevo jarro de agua fría sobre la flota cefalopodera gallega, prácticamente toda con base en Marín. Las esperanzas que el Gobierno español les había infundido sobre la posibilidad de arrancar a Mauritania licencias para pescar pulpo en sus aguas se apagaron por completo ayer a las cuatro de la madrugada, cuando ambas partes decidieron poner fin a la quinta ronda de negociaciones entre Nuakchot y la Unión Europea, que fructificó en un acuerdo pesquero para los próximos cuatro años en el que no se concede ni un kilogramo de cefalópodos. Ni pulpo, ni sepia, ni calamar...

«Desde la Administración española se nos habían creado ciertas expectativas de que podríamos obtener licencias para los cefalopoderos, dado que no hay razones científicas que sustenten esa negativa a conceder posibilidades de pesca, pero, al final, nada, la flota vuelve a quedar arrinconada, igual que en el 2012», señala Francisco Freire, presidente de Anacef (Asociación Nacional de Buques Cefalopoderos). Nuakchot también se cerró en banda a la posibilidad de que estas embarcaciones regresasen al caladero reconvertidas en arrastreros de fondo y se dedicasen a pescar merluza y otras especies demersales que están infraexplotadas. No era una petición descabellada, a juicio de Freire, puesto que ya faenaron en aguas del país hasta el 2006 bajo ese régimen. Claro que entonces tenían la posibilidad de comercializar las capturas de pulpo y calamar que entrasen acompañando a las especies objetivo, que era lo que demandaban de nuevo.

Resquicio abierto

Sin embargo, en este caso el portazo no es tan sonoro. El protocolo deja abierto un resquicio a que la comisión mixta creada al efecto «pueda dar licencia para aquellas especies demersales que presenten excedentes», informó en clave positiva el Ministerio de Agricultura, que no hizo, no obstante, referencia alguna en su comunicado a que el acuerdo con Mauritania deja fuera del pacto a los cefalopoderos.

Pone el acento, eso sí, en otras modalidades afectadas en la que Galicia tiene intereses, como es el caso de los merluceros y los palangreros de fondo, que dispondrán, respectivamente, de hasta 6.000 y 3.000 toneladas más para pescar que antes. En ambas categorías Galicia puede amarrar doce licencias.

Esquivar el paro biológico

También les beneficia que se haya eliminado la orden de alejamiento de la costa para sendas flotas que estaba vigente durante los paros biológicos del pulpo. Mauritania se rindió a la evidencia de que la actividad de estos buques no afecta a la especie, así que los barcos podrán trabajar durante todo el año en la zona más productiva del caladero. También podrían arañar media docena de permisos los palangreros de superficie y algún que otro atunero cerquero.

Con todo, pese a que sí tendrá presencia (reducida) en Mauritania, Galicia ha visto arrinconado a su segmento de flota más potente, el de los cefalopoderos, que reclamaba 16 licencias, de las que 13 serían para los supervivientes de la flota expulsada de esas aguas en el 2012, entonces compuesta por 24 buques.

Los armadores ven así prolongarse una agonía que van sorteando con grandes dosis de iniciativa empresarial buscando caladeros por el mundo adelante. Porque «la vida continúa», dice Francisco Freire, que sostiene, no obstante, que la pérdida de la posibilidad de Mauritania es «nefasta para los cefalopoderos».

Canon de los armadores

Aunque las arcas comunitarias desembolsarán menos dinero por este protocolo -del orden de once millones de euros-, no ha sido posible conseguir que se rebajase el canon con el que deben contribuir los armadores. Al contrario, en el caso de los atúneros, el coste por tonelada pasará de los 35 euros del anterior protocolo a los 70 que costará en este.

Pero, bueno, las condiciones técnicas han mejorado bastante y Javier Garat, secretario general de Cepesca, augura que se aprovecharán las 50 licencias españolas.