Así es un día de trabajo en Cova Eirós, el mayor yacimiento neandertal de Galicia

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA TRIACASTELA / LA VOZ

LUGO

Hasta 16 investigadores esperan descubrir 1.500 piezas y explorarán una nueva cavidad en Triacastela

10 ago 2023 . Actualizado a las 18:32 h.

«O xacemento é como ter unha foto familiar dos nosos antepasados e a súa evolución no tempo», resume Arturo de Lombera, director de la excavación de Cova Eirós, en Triacastela. La capital neandertal de Galicia inició esta semana su campaña anual con la novedad de explorar un nuevo «abrigo», es decir, una cueva poco profunda. Con un trabajo minucioso y con paciencia el equipo estima encontrarse unas 1.500 piezas con las que seguir reconstruyendo el modo de vida de los habitantes de hace 45.000 años.

Este verano se cumplen 15 años desde que la Xunta de Galicia y la USC financian las excavaciones en una cueva casi única. «Cova Eirós é das poucas da Península Ibérica, só hai outras trinta, que teñen restos do Paleolítico Medio e tamén do Paleolítico Superior, que son os correspondentes culturalmente coa nosa especie, o homo sapiens. Tamén é o único de Galicia con pinturas rupestres no interior, relacionadas cas últimas ocupacións paleolíticas de hai 12.000 anos»

Quince años después, los arqueólogos excavaron un metro y medio de profundidad hasta llegar al propio suelo que pisaron los neandertales. Llegaron al nivel cuatro, después de pasar los tres anteriores, cada uno con características diferentes que indica que las condiciones ambientales en las que se formaron fueron distintas. «O actual é nun dos que máis material sae, polo que é un nivel no que vas máis lento». Arturo De Lombera estima que podrían quedar otros dos metros por excavar.

Así es un día de trabajo en la Cova Eirós

Justo enfrente del pueblo de Cancelo, una arboleda esconde la Cova Eirós, cuyo descubrimiento se remonta a la década de los 90 aunque el hallazgo del yacimiento neandertal se produjo en el 2008. Desde entonces, un grupo de investigadores acude en verano cada mañana. Esta vez serán quince días y participarán hasta 16 personas. «A rutina é similar aos anos anteriores, pola mañá estamos na cova escavando e recollendo material e pola tarde facemos laboratorio».

Aunque la cueva tiene decenas de metros de profundidad, la excavación se realiza actualmente en la entrada. Un grupo de investigadores trabaja en una parte que está cementada, más dura, por lo que emplean cinceles y martillos; y otros están en una zona más blanda, en la que basta con cuchillos. 

Laura Leiras

Se estudia la superficie casi milímetro a milímetro y se hace un registro de cada uno de los materiales encontrados, con sus coordenadas tridimensionales y características, para guardarlo en una bolsa etiquetada. «É fundamental coñecer o contexto, xa que ao escavar o que facemos é estropear o propio xacemento». Hubo años que recolectaron más de 2.000 piezas y esta vez esperan unas 1.500. 

Otra parte fundamental del trabajo es recuperar parte del sedimento, el cual meten en sacos y analizan posteriormente para buscar restos que no vieron excavando. «Sobre todo buscamos restos de micromamíferos, como ratos, morcegos... porque dan moita información para saber a época na que se asentaban aquí». 

Un campamento de primavera y otoño de largas temporadas

Durante la mañana de este miércoles en Cova Eirós, los investigadores se encontraron numerosos materiales como cuarzos y también varios huesos. Es un ejemplo de que el yacimiento deja constancia de haber sido un lugar de caza y de consumo. «Atopamos os restos dos animais que cazaban e as ferramentas coas que os procesaban, que no Paleolítico eran de pedra, como cuarzos ou seixos», explica De Lombera.

Según las marcas en los huesos, saben las actividades que se desarrollaron en la cueva. «Permítenos construir o modo de vida». La particularidad de la cueva de Triacastela es que cuenta con varios yacimientos, unos encima de otros, de diferentes épocas, por lo que se pueden comparar sus modos de vida.

Nueva zona de investigación

En el interior un poco más profundo de la Cova Eirós fue donde se encontraron las pinturas más antiguas de Galicia. En una cavidad próxima, en la Cova das Cabras, se encontró el año pasado una valiosa colección de monedas romanas, de la segunda mitad del siglo IV. Este año, además de seguir excavando la entrada principal, el equipo de investigación acudirá hasta un abrigo próximo con el que dieron los espeleólogo en el 2018. 

«Fixéramos unha prospección para buscar bocas ou abrigos próximos que non fóras visibles, este ten potencialidade aínda que non hai restos na superficie», aclara Arturo.

Alta demanda de estudiantes de toda España que residen temporalmente en Triacastela

Si bien otras excavaciones tienen que hacer llamadas al público para que los investigadores y estudiantes que lo deseen se apunten para participar en la campaña, a Cova Eirós le sobran interesados. El yacimiento de Triacastela ha conseguido un gran prestigio. Este año, entre los participantes hay varios que están realizando su tesis en las pinturas de la cueva o en la fauna, otros son estudiantes recién graduados o una de ellos está en primer curso de Historia. 

Aunque la mayoría son de la USC, también acuden jóvenes de otras universidades, hubo de Tarragona y esta vez hay un alumno de la Universidad Complutense de Madrid, aunque es vigués. «Quería hacer algo del Paleolítico en Galicia y en la facultad los profesores nos hablaron mucho de Cova Eirós, es muy conocida», explica. Algunos investigadores acuden a Cova Eirós desde hace más de diez años y tienen casi las mismas ganas que los que se estrenan.

La estudiante de primero de carrera de Historia no solo investiga sino que también recibe formación de métodos de excavaciones y celebra entre aplausos de sus compañeras sus primeros hallazgos. «O ambiente é moi bo», destaca De Lombera. Los alumnos de la USC que participan en la excavación de la Cova Eirós después procesan el material en inverno en la universidad. 

«As escavacións son así, no inverno toca gabinete e no verán traballo de campo, é necesario e divertido porque cambias de rutina». Todos los participantes residen durante los días que dura la campaña en el albergue de Triacastela: «Se vas a traballar nun sitio o propio é quedarse nel». En el propio alojamiento montan el laboratorio y, de paso, dan ambiente a la villa lucense.