Comida casera para completar la vida laboral

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO

alberto lópez

En la Ruanova funciona, desde octubre, una tienda que vende platos preparados por dos hermanas

18 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

María Erundina Vázquez Cabanas necesitaba completar su vida laboral y encontrar una cierta estabilidad, después de trabajar en varios establecimientos de hostelería. Logró convencer a su familia de que quería montar un negocio de lo que mejor sabía hacer, cocinar y se decidió a abrir un pequeño local en la Ruanova, número 62, en el que prepara y despacha comida para llevar. Entre ella y su hermana María Lucía, que está contratada a media jornada para ayudar en las horas puntas, elaboran los primeros -el caldo es el de mayor demanda entre sus clientes- los segundos y los postres. Entre estos últimos figura la tradicional tarta de la abuela, hecha con galletas, chocolate y crema pastelera.

Entre los utensilios de la cocina de estas dos hermanas no figura ningún sifón para elaborar espumas, elemento imprescindibles, hoy día, para cualquier chef y que puso de moda Ferrán Adriá. Trabajan con una mínima infraestructura, más parecida a la de una casa, que a la de un restaurante pero, en poco más de un mes, han conseguido hacerse una clientela fiel de todas las edades. Según la dueña del negocio, a la pequeña tienda de la Ruanova acude desde gente joven que aprecia el sabor de la comida casera, hasta personas mayores que no quieren pasar tiempo delante de los fogones.

Una apuesta

Por el momento, aunque según María Erundina Vázquez, les está yendo bien, no tiene previsto hacer cambios ni ampliaciones. «Nunca se sabe se vai a ir ben ou non e hai que ir pouco a pouco. A aposta, de momento, está en marcha. Máis adiante xa se verá».

A Comida da Avoa, el nombre que le asignaron al establecimiento, empezó a funcionar el pasado 4 de octubre. Abre todos los días de 10 de la mañana a 10 de la noche. «Pecho unhas horas -señaló María Erundina- para poder ir comprar, e os sábados e domingos pola tarde, que algo hai que descansar».

El tiempo que dedica Erundina a la cesta de la compra es importante porque según asegura, busca siempre la mejor calidad, para que se note en sus guisos y arroces, al mejor precio para ser competitiva.

La asignatura pendiente de A Comida da Avoa son los recipientes para poder llevar la comida a casa. Los clientes habituales ya lo saben y van a recoger el menú con sus fiambreras y potas. A los que no la llevan les sirve los pedidos en platos de plástico, que recubre con papel de aluminio.

María Erundina y María Lucía elaboraron una amplia carta, en la que figuran 22 tipos diferentes de raciones, cuyos precios varían entre dos euros (guisantes con jamón, lentejas, fabada, caldo gallego o tortilla de patata) y 3,50. En esta categoría figuran el pollo asado con patatas, las albóndigas, los montaditos con filete de cerdo y el conejo asado.

El precio de los postres es el mismo para todos: 1,25 euros la ración. Hay para elegir tarta de queso, de galleta, de piña, tiramisú y flan con nata.

Por encargo también preparan en la diminuta cocina de la Ruanova merluza en salsa, pulpo a feira, cordero y ternera asados.

Las recetas de su madre

María Erundina aprendió a cocinar con su madre, que dice era experta en preparar arroz, guisos, caldo y fabada. En su negocio echa mano las mismas recetas que recibió en herencia. Amplió su formación en las cocinas de varios locales de hostelería en los que estuvo trabajando y que no echa nada de menos ahora que es su propia jefa.

«De momento -señaló- estou traballando para poder pagar. Paso moitas horas na cociña, pero compénsame. Se o sei, monto o negocio antes».

La emprendedora se decidió a poner en marcha la tienda de comida preparada porque, según asegura «quería e necesitaba ter un salario e cotizar». Su familia, que no estaba demasiado conforme con su decisión, ahora la apoya incondicionalmente.

Por el momento no se plantea ni ampliar el negocio ni servir la comida a domicilio porque requeriría una inversión muy elevada. Sí atiende pedidos por teléfono que el cliente ha de ir a buscar a la tienda, en la que también vende pan, algo de fruta, otros artículos de primera necesidad y algunas golosinas. Antes de convertirse en una tienda de comida preparada para llevar en el local allí se vendían periódicos, revistas y chucherías.