Los rostros del paro de las últimas semanas son los de los trabajadores de Pascual, que llevan desde el pasado día 4 cubriendo turnos en el campamento montado cerca de la fábrica. La cuenta atrás para que el expediente de regulación temporal de empleo se convierta en extinción de los contratos ya comenzó. Treinta y cinco ya empleados ya solicitaron la liquidación y se acogieron a las condiciones pactadas en el ERE. Parte de ellos, especialmente el personal técnico cualificado, encontró trabajo en otras empresas, como la quesería Entrepinares, que tiene previsto abrir una planta en Vilalba el verano próximo y que ya está reclutando ganaderos para abastecer la planta de materia prima.
Del expediente de regulación temporal de Pascual se libraron siete trabajadores de la planta de Outeiro de Rei, que están adscritos a la fábrica de Burgos. Es personal que trabaja en labores de campo, que no sabe cuál va a ser su futuro a partir del próximo día 4. Parece ser que la empresa les comunicó que no debían de preocuparse, pero posiblemente no dejarán de hacerlo hasta que no pase la fecha fatídica y sepan si seguirán en Lugo, si tendrán que cambiar su domicilio a Burgos o a otro destino, o cualquier otra solución.
Pascual arrastró al paro también a algunos transportistas, pese a que a las empresas que trabajaban en la planta de Lugo les ofreció la posibilidad de seguir desplazando mercancías en otras plantas. Hubo firmas que aceptaron, pero otras hicieron números y llegaron a la conclusión de que realmente no les compensaba desplazar a los chóferes.