Cobrar por la entrada
Según explica el alcalde José Luis Maceda, el paso al interior de la cueva no quedará totalmente cerrado, ya que la valla contará con una puerta que se abrirá para ofrecer visitas controladas -probablemente cobrando un precio módico- en ciertas fechas. Esta posibilidad ya había sido planteada por los biólogos que colaboraron en el proyecto, para quienes lo más urgente es impedir las visitas incontroladas que en los últimos tiempos se han vuelto cada vez más frecuentes y numerosas, y a las que se atribuye la fuerte disminución que ha sufrido la colonia de quirópteros en los últimos años. «O que non decidimos aínda é como e cando se van permitir as visitas, porque o Concello non ten capacidade para destinar a un traballador a abrir e pechar a porta, e menos aínda as fins de semana», señala el regidor. A su juicio, la mejor solución sería encargar esta tarea a algún artesano o algún elaborador de productos tradicionales, al que se podría permitir instalar un puesto de venta en el lugar. «Ao mesmo tempo que cobra as entradas, pode aproveitar para vender os seus produtos aos visitantes», añade Maceda.
La actuación se complementará con la construcción de una pasarela de madera por la que caminarán los visitantes sin pisar el suelo de la cueva. Con ello se pretende impedir que dañen una singular población de vegetales que vive también en la cavidad: el musgo luminoso (Schistostega pennata), una especie que está presente en muy pocos lugares de la Península Ibérica. La Cova das Choias es el primer sitio de España donde se documentó la presencia de este musgo. El naturalista Fermín Bescansa detectó su presencia y el hallazgo fue mencionado por el botánico Antonio Casares en 1921.