Los ganaderos concentrados en Lugo empezaron a mover los tractores del entorno de la muralla sobre las cinco de la tarde de ayer. Prácticamente todos se marcharon con un sabor amargo y con la sensación de irse con las manos vacías, después de diez días de protestas y sin haber conseguido un compromiso por escrito de la inmediata subida de los precios de la leche. Algunos emprendieron la marcha poco después de que trascendiera que el consejo de concellos había decidido, por mayoría, levantar la tractorada para no verse implicados en los incidentes de orden público que comenzaron de madrugada, con el bloqueo de las dos fábricas de Leche Río y la de Larsa. Otros se quedaron con la esperanza de poder darle un vuelco a la situación y continuar con las protestas. Muchos, en situación desesperada, poco tenían que perder.
Sobre las dos de la tarde un grupo de ganaderos de los que permanecieron a pie de muralla los últimos diez días presentaron en la Subdelegación de Gobierno un escrito de renuncia a las concentraciones que habían solicitado. En él también se desvinculaban de las responsabilidades que pudieran derivar de de los actos vandálicos. Tras presentar este escrito ninguna concentración de tractores o de personas estaba autorizada, con lo que su existencia podía considerarse ilegal y, por lo tanto, sancionable, según la Subdelegación de Gobierno. Esta circunstancia frustró una posible reorganización de los más descontentos.