Rafael López, oncólogo: «El impacto de la herencia familiar en el cáncer es muy pequeño»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Rafael López es jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS).
Rafael López es jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). SANDRA ALONSO

El jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela explica que la mayoría de casos «se deben a fallos de replicación en las células»

02 feb 2023 . Actualizado a las 18:57 h.

El número de casos de cáncer que se estima para el 2023 se estabiliza con respecto a las previsiones del año anterior: 279.260 personas en comparación a los 280.100, según los datos publicados por la Sociedad Española de Oncología Médica en su último informe Las cifras del cáncer en España. Esta enfermedad sigue siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel mundial y nacional. Sin embargo, la sociedad considera que no sabe tanto como le gustaría. La Fundación ECO publicó recientemente el informe ¿Qué piensa la sociedad española del cáncer?, en el que el 70 % de los encuestados consideran que no reciben información suficiente al respecto.

El doctor Rafael López, presidente de la Fundación ECO y jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), analiza la situación que vive esta patología, así como las principales conclusiones del estudio. El profesional lidera el Grupo de Oncología Médica Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela, así como varios proyectos nacionales e internacionales centrados en ampliar el conocimiento sobre la diseminación tumoral. Ha dedicado parte de su investigación a estudiar la biopsia líquida.

—Lo han descrito como uno de los doctores gallegos que más sabe sobre el cáncer. En ese conocimiento tendrá mucho que ver el tiempo de carrera. ¿Qué se sabe hoy que era impensable hace 20 años?

—Muchas cosas. A principios de siglo ya se empezaban a adivinar algunas. Sabíamos que el cáncer no era bueno, era evidente. Pero pensábamos que eran células muy malas, que todas eran iguales y que tenían una forma de crecer más o menos constante, aunque había diferentes modelos. Muchas veces utilizo la guerra para explicar cómo creíamos que era. El cáncer era como los ejércitos de los romanos, que venían uniformados, todos iguales y arrasando todo lo que cogían. En cambio, ahora sabemos que todas las células son diferentes y que aun por encima, se alinean con otras del propio organismo. Es decir, que ya no es una sola célula maligna, sino varias, que además se ponen de acuerdo con otras buenas, a las que podemos llamar traidoras, si se me permite la licencia. También sabemos que el cáncer cambia y evoluciona, generalmente, para mal. Pero dentro de una misma zona, unas involucionan y otras avanzan debido a los tratamientos. Es algo muy dinámico, complejo y diverso. 

—Según la Asociación Española contra el Cáncer, el 24 % de los nuevos diagnósticos en España son tumores poco frecuentes. Siempre se insiste en la necesidad de dar más recursos a la investigación. ¿En qué punto estamos en la carrera del tratamiento?

—En términos globales, el cáncer localizado tiene unas altas tasas de curación con cirugía, fundamentalmente, y después con quimioterapia y radioterapia. Cuando está un poco más avanzado, esta tasa disminuye. La buena noticia es que estamos avanzando mucho con los nuevos tratamientos sistémicos, como la terapia dirigida y la medicina de precisión. Es decir, en ese subgrupo de pacientes en estadios avanzados se están dando pasos hacia adelante y nuestra esperanza es que en los próximos años demos mucho más, de tal forma que se espera que el porcentaje de curaciones llegue, globalmente, al 70 %.

—La Sociedad Española de Oncología Médica presentó las previsiones de cáncer de este 2023 e insistió en la importancia de evitar los factores de riesgo como son la obesidad, el hábito tabáquico o el alcohol, entre otros. ¿Hasta qué punto se puede prevenir el cáncer? 

—Se calcula que entre un 30 o 35 % de los cánceres serían modificables o evitables con un estilo de vida ideal. Lo que ocurre es que eso es muy difícil. Por ejemplo, el tabaco es el gran asesino en materia de cáncer. Lo sabemos desde hace muchos años y la gente sigue fumando. Hemos conseguido reducir un poco la tasa de fumadores, fundamentalmente en los hombres porque en mujeres no. Pero si lo vemos desde una perspectiva objetiva, hemos fracasado porque no hemos sido capaces de eliminarlo. Además, hay otros hábitos mucho más complejos, como es el ejercicio. Es decir, el tabaco tendría que ser lo más fácil de eliminar, porque hacer ejercicio depende de muchas más variables, o la dieta, por poner otro ejemplo. En suma, hay factores que son imposibles de controlar. Claro que sería bueno que no hubiese nada de polución, pero tenemos tendencia a agruparnos en las ciudades donde la hay. Así que en condiciones teóricas, se podría eliminar un 33 % de los tumores, pero es que todavía quedaría entre un 60 y 70 % restante, que varían en función de la mala suerte. 

—¿Qué peso tiene la herencia familiar?

—Pequeño. Entre un 5 y un 10 % tienen que ver con la herencia. Lo que ocurre es que al ser una enfermedad tan frecuente, lo habitual es que haya agrupaciones de los casos, y el gancho de herencia familiar parece atraer mucho, cuando en realidad su impacto es poco. 

—Si la genética y el estilo de vida no tiene tanto impacto en el número total de casos como se piensa, ¿a qué se deben la mayoría de tumores?

—En personas menores de 70 años, el cáncer es la enfermedad más frecuente y que más muertes causa. La gran mayoría de tumores se deben a lo que nosotros llamamos fallos en la replicación. Las células de nuestro organismo se están reproduciendo continuamente, y como ocurre en la cadena de montaje de una fábrica, algunos de los lotes pueden salir defectuosos. Incluso pueden llegar a parar la producción. Pues en nuestro cuerpo sucede algo parecido. Hay que pensar que las células se están reproduciendo a niveles de millones por día. 

—Los últimos datos publicados por la SEOM continúan mostrando grandes contrastes en la supervivencia. ¿Qué hace más complicado a un tumor que a otro?

—Vamos a poner dos ejemplos: el cáncer de mama y el de páncreas. Evidentemente, el primero es un tumor más accesible. Se puede tocar cuando crece y se diagnostica fácilmente por una mamografía. En cambio, no ocurre lo mismo con el de páncreas. Este se encuentra dentro del abdomen y crece hacia donde no hay, por regla general, ningún órgano que le afecte, salvo que algunas veces produce ictericia. Entonces, podemos decir que hay un componente en la localización del origen del propio tumor. Como dije antes, cada cáncer es diferente y, con probabilidad, el fallo en la cadena de producción del de páncreas lo vuelva más agresivo en algún momento de su evolución. Tanto en comportamiento, como en genética, ambos son diferentes. Por eso es necesario más investigación. 

Rafael López es jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS).
Rafael López es jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). SANDRA ALONSO

—Habla de la diferencia que puede presentar un mismo tumor. De hecho, la investigación ha permitido saber que hay diez tipos distintos de cáncer de pulmón. ¿Qué rasgos exclusivos puede tener un tumor? 

—Cuando ves un tumor y sus características genéticas, te das cuenta de que células vecinas entre sí son diferentes. Esto es algo que sabemos. Lo que ocurre es que nosotros no somos capaces de conocer esas diferencias, así que tenemos que agrupar los distintos tumores dentro de un mismo cáncer. Por ejemplo, hace 20 años solo sabíamos que había un cáncer de pulmón no microcítico y otro microcítico, y con ello nos arreglábamos. Hoy en día sabemos que el no microcítico se puede dividir en 10 tipos diferentes. Probablemente, en cinco años, haya 15 o 20. Pasa lo mismo con el cáncer de mama. Ahora hay cuatro grupos, pero en un futuro conoceremos más. Los cánceres son diversos entre sí y con los otros. 

—Usted se centra en la investigación de la biopsia líquida. ¿De qué trata?

—Son una serie de técnicas muy complejas y distintas para obtener información del tumor y de sus características a través de un líquido corporal, generalmente en sangre, pero pueden ser de la orina o de otro tipo de fluido. 

—¿Qué les permite?

—Obtener un pronóstico, pero sobre todo, poner un tratamiento más adecuado. En palabras normales, sería espiar al tumor para sacar su información a través de la sangre, por ejemplo. 

—Desde la comunidad médica siempre insisten en que la palabra cáncer ya no tiene el mismo significado que antes. En cambio, da la sensación de que los pacientes la relacionan inmediatamente con la muerte, como sucedía hace años. Parece que la visión respecto a la enfermedad, aun cuando se entiende que es grave, no es la misma. 

—Tal cual. Lo has abordado perfectamente. Aunque para nosotros, la imagen que tenía antes, esa asociación con un peor pronóstico, está presente en algunos casos, especialmente, cuando el tumor está avanzado. Aquí, el porcentaje de éxitos es relativamente pequeño, por desgracia. Pero sí, como dices, la percepción está cambiando y yo creo que todavía tiene que hacerlo más. Es un reto que tenemos desde todas las escalas para que la población se empodere lo suficiente y se pongan los medios necesarios para investigar e invertir en el cáncer lo máximo posible. La diferencia en cuanto a la supervivencia en cáncer es muy abismal entre el que más y menos tiene. Pone los pelos de punta. 

—Según el último informe anual de Indicadores de acceso a terapias innovadoras en Europa (W.A.I.T. Indicator), los pacientes españoles esperan de media 517 días para acceder a terapias innovadoras. 

—Sí, es muchísimo. También es cierto que el informe, si bien es oficial, habría que matizarlo porque hay algunas terapias a las que se accede más rápido que a otras en función de los territorios. Con todo, pienso que la foto es válida. Hay que pensar que Alemania o Suiza lo tienen al día siguiente de que se apruebe. O Estados Unidos que, generalmente, consigue el acceso entre seis y doce meses antes que el primero que llega a Europa. Pero esto es un problema a nivel europeo y, de hecho, ha sido el motivo de la preocupación plasmado en el Plan Europeo del Cáncer y de la Estrategia Europea del Medicamento, que van a intentar reducir y acelerar el proceso para igualarnos con los estadounidenses. No puede ser que haya estas diferencias entre países. 

—El 60 % de los participantes en el Informe de la Percepción del Cáncer en España, elaborado por la Fundación ECO, piensa que el tratamiento no es equitativo entre las distintas comunidades autónomas. ¿Están en lo cierto?

—Sí. Es decir, hay varios informes que hablan de la desigualdad entre hospitales y regiones. No todos podremos ser iguales, pero hay que buscar el mecanismo para que las terapias con alto impacto clínico tengan un acceso equitativo.

—¿De qué terapias estamos hablando?

—La Sociedad Europea de Oncología Médica y la Sociedad Americana de Oncología han establecido unas escalas de impacto clínico. Un fármaco puede tener mucho más impacto que otro, aunque ambos sean nuevos en el mercado. Así, uno podrá incrementar un 3 % la supervivencia, mientras que otro, un 50 %. Ahí se ve una diferencia clínica muy importante. Nosotros pensamos que hay unos puntos de corte en función de las escalas que marcan lo que se debería aprobar y que no tengan relación con el precio. Eso es otra cuestión. Si un medicamento es muy caro, que generalmente lo son, los pagadores se retraen e intentan analizar el impacto económico que tendrá. Por el contrario, nosotros decimos que se debe priorizar el clínico. 

—¿Qué mensaje positivo le daría a los pacientes? 

—Estamos en un momento revolucionario en cuanto a la investigación del cáncer. Nunca se había invertido tanto en cáncer a nivel europeo y americano. Hemos avanzado más en los últimos 10 años que en los 100 anteriores y todos pensamos que si hacemos las cosas bien en los años venideros, convergiendo con Europa, avanzaremos mucho más que en la última década.  

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.