Alemania paraliza la aprobación del gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2 en respuesta al desafío de Putin

Pablo L. Barbero BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El canciller alemán, Olaf Scholz
El canciller alemán, Olaf Scholz JOHN MACDOUGALL | EFE

Estados Unidos aplaude la decisión de Scholz, mientras que Rusia considera «erróneo» el bloqueo

22 feb 2022 . Actualizado a las 22:08 h.

El gasoducto de la discordia Nord Stream 2 no entrará de momento en servicio, a pesar de estar terminado y listo para su uso desde hace meses. Tras el reconocimiento por parte del presidente Vladimir Putin de las autoproclamadas repúblicas prorrusas del Donbás, la situación ha cambiado para Alemania, que hasta ahora parecía jugar al despiste con esta estratégica infraestructura. «No puede haber certificación» de esa infraestructura, afirmó el canciller Olaf Scholz en una comparecencia en Berlín. Se trata de una respuesta contundente de Berlín, acusado hasta ahora de inacción en la crisis ucraniana.

El Nord Stream 2, de 1.200 kilómetros de largo, recorre el fondo del mar Báltico, conectando la costa rusa cerca de San Petersburgo hasta Lubmin, en el nordeste de Alemania. Corre en paralelo a otro gasoducto ya existente y en funcionamiento, el Nord Stream 1. El regulador alemán tenía previsto dar luz verde a su puesta en funcionamiento a mediados de este año.

Se trata de una infraestructura clave para cumplir con el calendario de descarbonización y desnuclearización de la economía alemana. Está previsto que este año cierren las últimas tres centrales nucleares en funcionamiento en el país, lo que deja al gas un papel primordial para la generación de energía en la locomotora europea. La decisión podría obligar a alterar el calendario.

Estados Unidos aplaudió la decisión. Washington y varios países europeos han sido muy críticos desde el principio con la construcción del gasoducto, pues está llamado a aumentar la dependencia energética de Rusia. Cerca del 50 % del consumo de gas de Alemania ya proviene de ese país, y el nuevo gasoducto incrementaría este porcentaje.

También Ucrania celebra el paso dado por Alemania. «Es correcto desde el punto de vista moral, político y práctico en las circunstancias actuales», escribió el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba, en Twitter durante su viaje a Washington.

Moscú, por su parte, tacha de «error» la medida y se muestra esperanzado en que la paralización del proyecto sea «temporal y por razones políticas». A pesar del desencuentro, Rusia se compromete a seguir exportando gas a Europa y cumplir los contratos, según el Kremlin.

El gasoducto era un asunto controvertido en el seno del Gobierno tripartito alemán. Los socialdemócratas aprobaban con reservas el proyecto, mientras los verdes lo rechazaban de plano. La primera en vincular a posibles sanciones la entrada en funcionamiento del gasoducto fue la ministra de Asuntos Exteriores, la verde Annalena Baerbock.

Los planes de crear una segunda vía a través del Báltico para transportar gas a Alemania —ahorrando los derechos de paso por Polonia y Ucrania— se fraguaron en una época de excelentes relaciones entre Rusia y Alemania y entre el entonces canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder, y el presidente Vladimir Putin. A pesar de las presiones de EE.UU., tampoco Angela Merkel hizo nada por detener el proyecto durante sus 16 años en el poder, ni siquiera a raíz de la invasión rusa de Crimea.