Hay varios factores que explican esta escasez, que podría convertirse en un verdadero quebradero de cabeza si estalla el conflicto en Ucrania, viene una ola de frío intensa y disminuye el flujo desde otros países del exterior.
Europa redujo su producción propia de gas en el 2021, volviéndose más dependiente de las importaciones en un año de alta demanda, por la reactivación de la economía China. Los precios se dispararon a umbrales «inusuales» en el mercado, según Entsog, así que muchas compañías energéticas esperaron hasta el otoño para comprar, con la esperanza de que el mercado daría una tregua. No fue así. «Al final del verano del 2021, el gas almacenado estaba a los niveles más bajos de los últimos seis años», señalan sus expertos. Alemania, Países Bajos y Austria, que concentran el 42 % de la capacidad de almacenaje de Europa, arrancaron el otoño con sus depósitos al 68, 58 y el 53 % de su capacidad. España, que importa el gas desde Argelia, consiguió llevar sus reservas hasta el 73 %.
Hubo cierto pánico, ante la posibilidad de quedarse sin gas a las puertas del invierno. Cuando acudieron al mercado al contado a comprar GNL (más caro porque hay que hacerlo líquido, transportarlo y regasificarlo), los precios se pusieron por las nubes: los metaneros ya habían puesto rumbo a Asia.
A 9.000 kilómetros de distancia, Pekín también estaba abriendo las compuertas para recibir con los brazos abiertos a Gazprom: «Los suministros de gas a China por el gasoducto Power of Siberia continúa aumentando. Desde el dos de noviembre, los suministros han tocado el techo contractual diario en más de un tercio cada día», celebraba la compañía. Rusia estuvo cebando el mercado chino mientras cerraba el grifo europeo, obligando a las compañías a recurrir a otros proveedores.
Estados Unidos aprovechó la tesitura en esos meses de otoño para dedoblar el envío de GNL, como demuestra el hecho de que el volumen descargado en España se duplicó en octubre respecto al mes anterior, según datos de Cores. Fue tal el desembarco en Europa que el 21 de diciembre el gasoducto Yamal-Europe, que bombea unos 33.000 millones de metros cúbicos al año y por donde circula una sexta parte de las exportaciones rusas a Europa y Turquía, empezó a funcionar en sentido contrario, enviando gas hacia el este.
A partir del 31 de diciembre Moscú redujo dramáticamente el flujo a través de la red de gasoductos ucraniana, recortando por tres el volumen de hidrocarburo, según Bruegel. ¿Casualidad? No lo parece. En esas mismas fechas, el Nord Stream se mantuvo estable y el Turk Stream incluso aumentó el bombeo.
¿Por qué Rusia ha bajado el flujo desde Ucrania?
Por los tubos que traviesan el país circula la mayor parte del gas que reciben los países centroeuropeos. En los últimos años, Rusia ha invertido esfuerzos en rutas alternativas para llegar a ellos puenteando a Kiev, pero el Nord Stream I, que atraviesa el Báltico, no es suficiente. Necesita su segunda fase (Nord Stream II), ya construida y que Alemania aún no ha autorizado. Ese gasoducto, que costó 9.500 millones de euros y que pagaron a medias el gigante ruso Gazprom e inversores como Shell o Engie, permitiría a Gazprom vender el gas a los europeos a través del mar Báltico, saltando la red que atraviesa Ucrania e infligiendo al país pérdidas multimillonarias: «Rusia está intentando ahogar a Ucrania económicamente. Una parte importante de sus ingresos viene precisamente de los peajes que cobra por ese tránsito de gas de Rusia hacia la UE», desliza Yusta.

¿Cerrará Moscú el grifo?
El experto descarta esta posibilidad: «A Rusia en realidad no le interesa dejar de exportar gas, casi la mitad de su producto interior bruto (PIB) se basa en la exportación de gas y petróleo a Europa», explica. Sería como dispararse en el pie. Tampoco cree que las sanciones europeas vayan en esa dirección: «Somos interdependientes. Esto es malo para las dos partes, por eso creo que la sangre no llegará al río». Aunque muchas voces han acusado a Moscú de reducir de forma artificial el flujo de gas en el 2021, el experto apunta también hacia las energéticas europeas: «Rusia ha cumplido con los compromisos de los contratos a largo plazo que tenía», subraya, «otra cosa es que no esté dispuesto a seguir suministrando gas a corto plazo, porque la extracción es costosa y hay que financiarla».
Otra razón por la que se cree que Rusia no avanzará es la amenaza de Alemania: si invade el territorio de nuevo, no autorizarán el Nord Stream II.
¿Afectará este conflicto a los precios?
Ya lo está haciendo. «Esta misma semana, el gas ha subido un 20 % y el precio de la electricidad, que está ahora en el entorno de los 160 euros MWh, supera los 200 MWh en los mercados a futuro [se trasladan a la factura de los consumidores]. Ha subido un 25 % en una semana. Solo la amenaza de que se materialice un conflicto con Rusia está haciendo que los precios suban», explica Yusta. Y la escalada de precios podría ir a más porque las reservas de gas, que se irán vaciando a lo largo de las próximas semanas, deberán alimentarse de nuevo a partir del 1 de abril, cuando arranca la temporada de llenado para las compañías. Esa es la predicción que hace el experto: «Habrá tensión todo el año porque tanto Asia como Europa seguirán demandando gas para acumularlo de cara al próximo invierno. La economía china sigue creciendo y eso anticipa que seguirá habiendo tensión desde primavera».
C. Porteiro
Al margen del impacto indirecto en la factura de la luz de hogares y empresas, Galicia podría verse afectada por las sanciones o restricciones comerciales. Ya ocurrió con la invasión de Crimea.
¿Cómo de grave podría ser el zarpazo? Dependería del tipo de sanciones impuestas, pero un veto total haría peligrar los 393 millones de euros que generó en el 2021 la relación comercial con Rusia.
Las empresas gallegas apenas exportaron a ese país mercancías por 113,3 millones de euros hasta noviembre del 2021, principalmente productos químicos (28,2 millones), jugos y extractos vegetales (4,1 millones de euros) y perfumes o aceites esenciales (2,4 millones de euros). También hay partidas de caucho, abono y madera, según las cifras del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Seguir leyendo