Según medios locales, una delegación oficial estadounidense entregó días atrás un mensaje del presidente, Joe Biden, en el que le conminaba a restaurar el poder del Parlamento, devolver a los diputados su inmunidad y a designar un nuevo primer ministro.
Un mensaje similar ha emitido la Unión Europea a través de la embajada en Túnez, aunque al igual que EE.UU. sin advertencias de consecuencias si no lo hace.
De forma paralela, Saied ha incrementado sus contactos con los países árabes, y en particular con Arabia Saudí, en busca de apoyo político y asistencia financiera que ayude a paliar la aguda crisis económica que padece Túnez desde los atentados yihadistas del 2015.
El golpe de Estado blando se produjo en medio de una negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la concesión de un nuevo préstamo multimillonario, que ahora ha quedado en el aire.