Óscar García Junyent, con el don de decidir cuándo irse

m. v. f. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Dominic Ebenbichler

Afronta en el Celta su primera experiencia en Primera como técnico tras una curiosa trayectoria previa

05 nov 2019 . Actualizado a las 08:51 h.

Óscar García Junyent es un entrenador distinto. Su perfil puede tener conexiones con muchos otros en lo relativo al ADN Barça, a haber sido futbolista antes de dar el salto a los banquillos o haber desarrollado su carrera en varios países distintos antes de debutar en la Primera española, algo que hará con el Celta ante su exequipo, el Barcelona, el próximo sábado. Si hay algo que le diferencia del resto es que, curiosamente, siempre ha sido él quien ha tomado la decisión de abandonar todos y cada uno de los proyectos que ha encabezado. Y ni mucho menos en momentos en que el barco se hundiera, sino más bien todo lo contrario por lo general.

García Junyent desarrolló la mayor parte de su carrera futbolística en el club culé y, aunque tuvo etapas de mayor o menor duración en otros clubes, fue con el blaugrana con el que se estreno también en la faceta de técnico. Lo hizo en las categorías inferiores, donde dirigió a un Rafinha con el que ahora se reencuentra. Con ese equipo, al que accedió tras una incursión en la selección catalana -fue segundo de su gran referente Johan Cruyff, del que se le considera discípulo-, consiguió un histórico triplete juvenil (Liga en División de Honor, Copa del Rey y Copa de Campeones).

Tras ese primer año pletórico y un segundo donde no pudo reeditar esos éxitos, su destino en la temporada 2012/2013 fue el Maccabi de Tel Aviv, con Jordi Cruyff ejerciendo como director deportivo del club. Aquel estreno con un equipo sénior fue inmejorable, logrando terminar con una sequía de diez años en los que el conjunto israelí no había conseguido ningún título de liga. El entrenador alegó entonces motivos personales para dejar el equipo y puso rumbo al fútbol inglés.

En el Brighton de la Football League Championship le aguardaba un recorrido parecido a su anterior experiencia: éxito deportivo -en menor medida, ya que clasificó al equipo para el play-off pero sin lograr el ascenso- y adiós precipitado. Finalizada esa primera temporada, presentó su dimisión por motivos personales y el club no puso ninguna objeción a la hora de aceptarla. Al anunciarlo, la entidad le agradecía haberles dado «una temporada memorable».

A continuación, tuvo un breve regreso al Tel Aviv. Firmó en junio del 2014, pero apenas dos meses más tarde decidió no continuar. El detonante en esta ocasión fue la situación bélica del país, que le hizo desistir de dirigir al equipo en una segunda temporada.

El Watford, de nuevo en la segunda categoría del fútbol inglés, fue el siguiente paso en su carrera. Pero otra vez fue una experiencia fugaz, esta vez motivada por problemas de salud. El técnico sufría un fuerte dolor en el pecho que le llevó a someterse a pruebas médicas; estas determinaron que no tenía ninguna dolencia, algo que él mismo anunció dos meses después, en noviembre del 2014.

Algo más de un año más tarde, en el último mes del 2015, probó suerte en la máxima categoría austríaca y de nuevo no le fue nada mal. Con el Salzburgo logró ganar dos Bundesligas y dos Copas de Austria en solo año y medio, pero al final de esa segunda temporada entendió que era el momento de cambiar de aires y eligió como destino Francia.

En el Saint Étienne se enfrentó por primera vez a una crisis de resultados importante. Comenzó con buen pie el campeonato en Ligue 1, pero luego enlazó una serie de resultados negativos que incluyeron la derrota en un derbi ante el Lyon por 0-5. Fue ahí cuando dijo basta en noviembre del 2017 alegando discrepancias con los dirigentes. A pesar de aquella mala dinámica, eran sextos cuando dijo adiós.

Poco más tarde, en enero del 2018, se ponía al frente del Olympiakos, donde llegó a sufrir una agresión antes del inicio de un partido ante el PAOK que obligó a suspender aquel compromiso. Los malos resultados y las decisiones polémicas del presidente, como dar vacaciones a los jugadores ante la mala dinámica, propiciaron su dimisión en el que hasta ahora era su último club. Queda por ver si en el Celta seguirá su costumbre.