Correa Corredoira: «El amor es un milagro»

GALICIA

Xabier (Tono) Correa Corredoira
Xabier (Tono) Correa Corredoira VÍTOR MEJUTO

«Prefiero soñar a pintar», asegura el artista gallego

13 mar 2020 . Actualizado a las 15:15 h.

El estudio de Xabier Correa Corredoira (A Coruña, 1952) es una sorprendente burbuja de arte, imaginación y libertad en medio de una aldea de Oza-Cesuras. Allí dentro, Correa me monta una mesa con dos caballetes y una tabla al lado de la lareira para que tome notas mientras me deleita con su conversación.

-Ya no soy Xabier, ahora soy Tono. Mi nombre es Antonio Javier y hace un año decidí que ese era mi nombre de niño y ya no soy Javier. Javier quedó atrás. Ahora soy Tono. Me he hecho mayor. Ya era hora, estaba cansado de ser pequeño, ja, ja.

-¿Fue como una epifanía o qué?

-Estaba en Cádiz y de pronto me di cuenta de que la gente se hacía la picha un lío: que si Savier, Chavier, que si con B, que sin con V. Y me dije, «¡Pero si yo no soy Xabier!». Eso fue con el pijerío de los años 60, que mis hermanos me decían: «Ligarás más si te llamas Xabier». Ahora vuelvo a mi nombre original.

-¿Qué tal la vida en la aldea?

-De maravilla. Para mí, el campo es como una droga. Cuando te acostumbras, la ciudad no te sienta bien. A mí del puente del Pasaje para allá me entra una presión...

-¿Tiene huerta?

-No, pero tengo de todo. Me lo dan mis vecinos. Lamazares me preguntó una vez que qué hacía en la aldea, que en la aldea no se liga. Pero yo entré en amores aquí. Y cuando pasamos una crisis me tomo un poco de distancia y se arregla todo.

-Sabia decisión.

-He tenido mucha suerte con mi pareja, porque los artistas somos muy complicados para convivir. Manejamos ego. Yo procuro no tener inflación, pero prescindir de él es difícil. Es como un motorcito.

-¿Qué está haciendo ahora?

-Estoy pintando una serie sobre África porque quedé muy impresionado de la visita y el trabajo que hice en Namibia.

-La llamada de África.

-África es la Naturaleza con raíz, la verdad fuera de los libros y de los museos; una verdad apabullante.

-¿Cómo anda el mundo del arte?

-Estamos todos infrautilizados. Yo podría trabajar mucho más de lo que trabajo, pero necesito que se me exija. Si no, reduzco el esfuerzo a mis necesidades.  A mí me da un enorme placer ver crecer la hierba o ver cómo se mueve la luz por el cielo. Venir a pintar es un reto.

-Malos tiempos.

-Sí. Vivimos una época horribilis. La civilización occidental ha perdido el norte, no sabe hacia dónde va. Hay como un vacío espiritual. Y no quiero que se piense que soy un hare krisna, no. Que yo ya he vivido mucho. Yo vengo de la contracultura, soy un hippy reciclado. Un superviviente.

-Hemos perdido interés por el arte.

-Pero las personas somos construcciones artísticas: el lenguaje, el pensamiento, la comida... Todas las novelas, todas las canciones, los cuadros, los poemas, son ladrillos de la construcción artística que somos nosotros. Sin el arte, nada tiene sentido. El ser tiene que implicarse emocionalmente y la disciplina que lo hace posible es el arte, la única, porque la religión es fallida. Impone el amor. Y eso no se puede imponer. El amor es un milagro.

-¿Cómo se organiza, pinta a cualquier hora?

-Pinto cuando me apetece, cuando tengo algo que contar. Aquí no tengo reloj. Este es un espacio sin tiempo. Cuando estoy embalado, aprovecho y cuando no... siempre hay cosas que hacer. Y si no, me voy de paseo con el perro.

-¿Y aquello de esperar a las musas trabajando?

-No hay que tomárselo al pie de la letra. El trabajo no es solo la realización. En arte, lo primero que hay que hacer es vivir, porque si no tienes vivencias, no tienes nada que contar.

-¿Qué vale más, el talento o la perseverancia?

-Con el talento naces, la técnica la puedes adquirir con perseverancia. Pero sin talento no hay nada.

-Va usted mucho por Cádiz.

-Sí, allí paso dos o cuatro meses al año. Fue un invierno que no paraba de llover y yo tenía un dinero, porque de aquella se vendían cuadros. Y yo no tengo vicios. Así que imaginé un taller pequeño en el sur. Fui y lo monté. A mí me refresca muchísimo.

-Ahora hay menos dinero.

-Yo ya no quiero dinero. Valoro los afectos. Tengo una nieta de 3 años y eso es como ser papá, pero a lo bestia.

-¿Celta o Dépor?

-Yo soy un coruñés de origen vigués. Y fui socio de los dos clubes. Pero me desencanté del fútbol cuando vi a Amancio con la camiseta del Real Madrid.

-Autodefínase brevemente.

-Soy auténtico y me comprometo. Doy la vida por lo que creo. Por otro lado me cuesta mucho recuperarme de los golpes y perdonar.

-Dígame algo que le repugne.

-La mentira.

-¿Piensa en la muerte?

-Sí. No le escapo. Aquí hay muchos cuadros que hablan de la muerte.

-¿Si pudiera ver pintar a algún artista muerto, a quién elegiría?

-A Rembrandt. Picasso y Matisse fueron quienes me metieron en la pintura.

-Una canción.

-Imagine de John Lennon.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-La libertad.