Nuno Sinde y Pedro Fernández: «El hongo de la procesionaria devora la velutina y no afecta a otros insectos»

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

cedida

Estos dos jóvenes estudiantes, que presentaron su proyecto en Galiciencia en la Tecnópole, han descubierto un parásito nocivo para la avispa asiática y desarrollaron una trampa para aplicarlo

08 mar 2020 . Actualizado a las 14:03 h.

Nuno Sinde (17 años) y Pedro Fernández (18), son alumnos de segundo de bachillerato en el colegio SEK Atlántico de Poio. Llevan dos años y medio trabajando en una investigación sobre la velutina, un proyecto con el que van ya por su tercer premio. Acaban de ganar Exporecerca, el certamen de investigadores noveles más importante de España, y pronto presentarán su investigación en Málaga y California. Con el apoyo de su profesora, María Machicote, siguen dando pasos en su investigación.

-¿Cómo surgió esta investigación?

-Nuno Sinde. Todo comenzó hace dos años y medio, un día que llegué a casa de mis abuelos y estaba la policía, estaba también Tragsa, y estaban sacando un nido de esta avispa. Unos días antes le había picado una en la ceja a mi abuelo. Hasta entonces pensábamos que era una avispa normal, pero empezamos a ver que no, que era un insecto que venía de Asia y que estaba creciendo de una manera exponencial y que no tenía ningún tipo de control porque no tenía ningún depredador. Ahí fue cuando nos propusimos como objetivo de nuestra investigación controlar o acabar con la población de este insecto. Comenzamos por nuestra cuenta y después en el colegio ya sabíamos que íbamos a tener que hacer una investigación y ya seguimos con esa idea.

-¿Y cómo llegaron hasta el hongo?

-N. S. Empezamos a darnos cuenta de que podríamos utilizar los hongos saprófitos. Al ser un hongo que ya estaba presente en la naturaleza gallega, y como la propia naturaleza había utilizado este hongo como parásito en la procesionaria del pino, pensamos en introducirlo en el ritmo biológico de la vespa. Así fue como comenzó la investigación.

-Y consiguieron probar que funcionaba.

-N. S. Luego se llevaron a cabo experimentos y vimos cómo efectivamente el hongo se alimentaba de un agente estructurante que tienen las velutinas en su exoesqueleto, la quitina, que es un polisacárido que necesitan los hongos para crecer. Cuando tienes un hongo cuya fuente de alimento primario es esa quitina, se ve muy atraído hacia ella y vimos que devoraba completamente las avispas.

-¿De qué manera puede aplicarse de forma práctica ese descubrimiento?

-Pedro Fernández. Realmente esto es en torno a lo que gira nuestro proyecto, a la resolución práctica del problema. Nosotros, además de haber encontrado estos hongos -realmente tenemos aislados cuatro hongos-, lo que hicimos también fue inventar un tipo de trampas que hasta el momento nadie había desarrollado. Las velutinas entran, se encuentran con una placa petri en un ambiente con gran cantidad de esporas del hongo que se quedan adheridas a su cuerpo. Después, cuando salen de la trampa portan el hongo a su nido. Lo que hicimos fue todo un proceso en el que introducimos el hongo en el ciclo biológico de una manera muy práctica, de forma que ellas hacen la gran mayoría del trabajo. Realmente ahora mismo lo único que haría falta es la producción de los kits de trampeo, con los que estamos pensando intentar trabajar con alguna empresa que ya esté produciendo.

-¿Qué diferencia hay entre estas trampas y las que se están utilizando ahora mismo?

-P. F. Nuestras trampas se pueden utilizar casi todo el año, menos los meses de invierno, para que los distintos individuos vayan poco a poco llevando el hongo al nido. Además, una de las cosas que vimos cuando hicimos las pruebas es que estos hongos solo afectaban a la velutina, porque llevan aquí miles de años y nuestras especies ya están acostumbradas, ya saben cómo vivir juntos, por eso no les afecta A ver si la gente se da realmente cuenta del problema que tenemos y del daño que causa esta avispa.

«Queremos continuar toda la experiencia que cogimos en investigación»

Pese a conseguir el año pasado un premio en Galiciencia, Pedro Fernández y Nuno Sinde no se dieron por satisfechos y siguieron mejorando su investigación.

-P. F. Lo presentamos el año pasado a Galiciencia y ahí ya vimos cómo efectivamente conseguía matarlas. A partir de las preguntas que nos habían hecho en Galiciencia vimos cuáles eran los puntos de mejora y el último año tratamos de mejorarlo. Ahora toda la parte teórica y práctica está prácticamente acabada y las conclusiones son buenas.

-Fue una investigación muy compleja.

-N. S. Se llevaron a cabo muchas investigaciones. Tuvimos que seguir un método científico para ver cómo se iba introduciendo poco a poco el hongo en el ciclo biológico, que no es algo que se haga tan fácilmente.

-De todas formas, creo que al menos a Nuno le viene de familia este interés por la ciencia.

-N. S. Sí, mi abuelo trabajó en Lourizán toda la vida y como investigador, como fitopatólogo, ver cómo las nuevas generaciones siguen con este tipo de ideas y se preguntan por qué suceden las cosas y si se pueden controlar de alguna manera, para él es un orgullo.

-¿Tienen previsto encaminar sus estudios hacia este campo?

-P. F. No descartamos la posibilidad de seguir trabajando en este proyecto, pero Nuno quiere estudiar Biomedicina y yo quiero estudiar algo en el campo de la Farmacia, la Biotecnología, la Química. Toda la experiencia que cogimos en experimentación y en investigación queremos continuarla.

-En este trabajo supongo que también ha sido importante el estímulo del centro en el que estudian.

-N. S. Sí, se promueven mucho los proyectos de investigación, la curiosidad, y eso es importante.