El contrabando de tabaco repunta, pero aún está muy lejos de las cifras del 2015

Javier Romero Doniz
Javier romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

miguel souto

Las fábricas clandestinas, como una en Ponteceso, son prioritarias para Aduanas

07 mar 2018 . Actualizado a las 12:46 h.

Uno de cada tres cigarrillos que se fumaba en Galicia en los años ochenta era de contrabando. Un fenómeno fraudulento que, atendiendo a estadísticas oficiales, implicaba que el 35 % de la mercancía que estaba al alcance del ciudadano era ilegal (en los noventa se situaba en torno al 20 %), tal y como reconoció el domingo el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. En una entrevista con Jordi Évole, aseguró que el contrabando del rubio de batea llegó a ser un fenómeno asentado en Galicia. Hoy no llega al 5 %, lo que evidencia que aquel maná que idearon los contrabandistas de la época se ha minimizado, pero no erradicado. Ni mucho menos. Los mecanismos de entrada en territorio gallego de estos cigarrillos libres de impuestos también han mutado. Antes lo hacían por las rías u otros puntos de la costa sur de Pontevedra próximos a Portugal. Hoy entran por carretera, y mayoritariamente desde Andorra.

Para radiografiar el escenario actual basta con analizar los últimos decomisos. A falta de datos oficiales del 2017, y atendiendo a las aprehensiones hechas en Galicia, se incautaron más de 11.000 cajetillas. Especialmente bajo fue en el 2016, con 5.304, y particularmente elevado en el 2015, con 641.091 paquetes decomisados.

El Servicio de Vigilancia Aduanera confirmó ayer a La Voz que Andorra sigue siendo la principal lanzadera de nicotina que llega a la comunidad autónoma, a la vez que revela que Galicia no figura en las rutas ideadas por las grandes mafias especializadas en este negocio fraudulento asentadas en España.

Los puertos de Algeciras, Valencia y Barcelona son los principales puntos de entrada nacional. El tabaco llega en contenedores y en cantidades muy elevadas, y puede proceder de cualquier parte del mundo mediante escalas previas para despistar los controles aduaneros estatales. Andorra o la zona de La Línea de la Concepción, por su relación con Gibraltar, tienen un gran movimiento de tabaco, pero a años luz de las grandes cantidades que se desembarcan en los tres puertos citados.

El tabaco que alimentó, y lo sigue haciendo, durante los últimos 40 años las rutas de contrabando que llegaban a Galicia procedía principalmente de Bélgica, aunque en los últimos años han copado parte de este mercado ilícito Serbia y Montenegro, países, ambos, con fábricas propias y legales. Y todo ello gestionado desde Andorra, donde se reparten los alijos dirigidos al oeste peninsular. Las últimas grandes actuaciones policiales -cabe destacar la operación Alga, en el 2013-, erradicaron la venta de tabaco en los mercados de A Pedra y Santa Lucía, en Vigo y A Coruña, respectivamente. «Se logró frenar, aunque fuese hace solo unos años, esa sensación de impunidad que no tenía explicación», expone el arousano Fernando Alonso, secretario de la Fundación Galega contra o Narcotráfico.

Por los aeropuertos, menos

La otra puerta de acceso a Galicia pasa por los aeropuertos, aunque en mucha menor medida que por carretera. Baste decir que el pasado octubre, en el aeropuerto de Vigo, Peinador, se decomisaron 8.000 cajetillas en once maletas. Fernando Iglesias, presidente de la Asociación de Funcionarios de Vigilancia Aduanera, revela que los contrabandistas son muy cuidadosos al organizar las partidas que cuelan en aviones comerciales. «Hacen los cálculos necesarios para que las partidas que envían no superen los 15.000 euros de valor, que es la frontera fijada entre infracción y delito». Otra actividad seguida de cerca en Galicia son las fábricas clandestinas de tabaco, como la desmantelada en Ponteceso en el 2013. Tienen su origen en la venta de picadillo procedente de las plantaciones extremeñas, desde hace varios años en horas bajas por la rebaja sustancial de subvenciones destinadas al sector.