La llamada más innecesaria de maquinista e interventor

Pablo González
P. González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Un tren en la curva de A Grandeira, con la velocidad limitada ahora a 30, donde hace casi tres meses se accidentó un Alvia provocando la muerte de 79 personas.
Un tren en la curva de A Grandeira, con la velocidad limitada ahora a 30, donde hace casi tres meses se accidentó un Alvia provocando la muerte de 79 personas. vítor mejuto< / span>

Expertos, víctimas y fuentes de la investigación destacan la inutilidad de la conversación entre el maquinista y el interventor sobre un asunto que quedaba fuera de su competencia

23 oct 2013 . Actualizado a las 14:20 h.

No es lo mismo teorizar sobre la llamada del interventor al maquinista del Alvia que escucharla en toda su crudeza. Su relación directa con el accidente queda patente, así como la parsimonia y redundancia con la que el conductor, Francisco José Garzón Amo, y el interventor, Antonio Martín Marugán, hablan de la vía a ocupar en Pontedeume para dejar en la estación a una familia, repitiendo hasta tres o cuatro veces las mismas ideas. «En la conversación se entretienen demasiado, hay muchas vacilaciones, eso es lo que más me sorprende», asegura Cristóbal González Rabadán, presidente de la Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Alvia de Santiago (Apafas). González Rabadán incide en el «exceso de confianza, la relajación evidente» que denota la conversación de un minuto y 40 segundos entre los dos profesionales de Renfe.

No obstante, el equipo jurídico que apoya la acción judicial de este colectivo de víctimas no tiene previsto solicitar la imputación del interventor, pues consideran que el maquinista está en el primer nivel de responsabilidades. «Siempre podía haber rechazado la llamada, máxime conociendo el punto delicado del trazado en el que se encontraba», afirman en el entorno de las víctimas.

Desde ámbitos no oficiales de Renfe y ADIF sitúan la llamada en lo que denominan «un exceso de celo». «Este tipo de comunicaciones, que no están prohibidas -recuerdan-, forman parte de la tradición de los empleados de Renfe de intentar dar el mejor servicio a los viajeros». Aunque admiten que la vía por la que llegaría el tren a la estación de Pontedeume la eligen los responsables de circulación del ADIF, y por tanto es una decisión que cae fuera de las competencias del conductor y el interventor. «Era totalmente innecesaria», aducen. La llamada existió y pudo no haber pasado nada. Pero en la curva de Angrois confluyeron todas las fatalidades.

Fuentes de la investigación consideran «trascendental» para la causa la segunda llamada y apuntan a que la primera que recibe el maquinista apenas ocho minutos después de dejar la estación de Ourense también habría sido realizada por el interventor, aunque en ningún documento del sumario se da por hecho esta circunstancia. Pero Martín Marugán admitió en su momento que también cogió su teléfono móvil para comunicarse con el maquinista tras dejar la terminal ourensana. La llamada se produce, supuestamente, tras notar la frenada del tren por la aplicación del hombre muerto. Garzón Amo atribuye al sistema el error y no a un eventual despiste en el reconocimiento prácticamente continuo de este sistema, concebido para parar el tren si el conductor pierde la consciencia. Su activación, no obstante, aún no ha sido satisfactoriamente explicada.

Repercusión judicial

Las consecuencias judiciales de esta llamada aún están por ver. Hasta el momento, el juez Luis Aláez ha optado por no imputar al interventor, al considerar que no puede calificarse con el tipo penal de imprudencia lo que denominó «conducta desafortunada del interventor». Para el magistrado que instruye el caso, la llamada se ajustaría «a la práctica del sector, pues es normal que los revisores se pongan en contacto con el conductor del tren para informarle de cualquier tipo de incidencia con el pasaje».

La Fiscalía sigue otra línea de investigación y concede una relevancia mayor a la llamada. Recientemente, solicitó a Renfe una explicación más exhaustiva de los protocolos para el uso de teléfonos móviles. Aunque está de acuerdo en no imputar al interventor por este asunto.