El Gobierno del PSOE les rebajó la pena a dos años en el 2009 para que no entraran en prisión por el accidente de un intercity en Navarra
01 sep 2013 . Actualizado a las 20:16 h.Dos maquinistas de Renfe, condenados por sentencia firme a dos años y seis meses de prisión como autores de 18 homicidios por imprudencia grave, fueron indultados parcialmente por el Gobierno socialista en el 2009, doce años después del accidente de la estación de Huarte-Araquil y ocho después de que la Audiencia Provincial de Pamplona confirmara la sentencia contra el maquinista principal y el auxiliar del intercity Miguel de Unamuno, que en 1997 descarriló provocando 18 muertos y 86 heridos. El indulto consistió en rebajarles la pena seis meses para que no ingresaran en prisión, y reducir de cuatro años y seis meses a solo dos su inhabilitación para conducir máquinas. Al menos uno de ellos, Juan José García Fernández, ya estaba jubilado cuando le llegó este indulto, cuya tramitación se alargó bastante más de lo normal.
Este accidente tiene bastantes aspectos que pueden dar pistas del recorrido judicial del accidente de Santiago y su eventual desenlace. Pero también alerta sobre los vacíos que pueden quedar abiertos en una investigación si solo se analiza la responsabilidad del conductor y no la de quienes gestionan la seguridad de la vía.
El maquinista había alegado que la señal de preanuncio de parada estaba en vía libre poco antes del cambio de agujas de la estación, por lo que, según su estrategia de defensa, la señalización y las medidas de seguridad en la entrada de la terminal habían fallado. Pero tanto la sentencia en primera instancia como la de la Audiencia Provincial de Pamplona reconocen que no pudo quedar probado en qué posición estaba la señal avanzada. Y parece que no se investigó demasiado. A los dos maquinistas se les condena por haber accionado el freno directo -y no el de emergencia o el dispositivo ATF-, una activación que va contra el reglamento, pues el tren circulaba a 139 por hora y a esa velocidad era excesiva para aplicarlo. Según los peritos, este hecho provocó la «inestabilidad dinámica» en el convoy, provocando el descarrilamiento. El tren tenía que entrar a 30 kilómetros por hora.
«Indicios»
Respecto a las instalaciones de seguridad, los fallos judiciales tan solo apreciaron «indicios suficientes» de que la señal estaba en situación de «anuncio de precaución», «que obligaba a los tripulantes del tren a reducir la velocidad». Como sucedió en el accidente de Santiago, la locomotora fue el elemento de la composición que menos se salió de la vía.
Estas dudas se tuvieron en cuenta para atenuar la condena, pero Renfe insistía en su informe en que la señal de precaución estaba en verde y amarillo. De hecho, la operadora alegó que la luz solar pudo influir en la visibilidad de la señal en ámbar. La defensa del maquinista negó en todo momento que pudiera haber existido un deslumbramiento.