Medio centenar de crímenes sin resolver

GALICIA

La crónica negra gallega acumula en las dos últimas décadas más de medio centenar de casos que no han sido aclarados. La tipología está variando y cada vez hay más indicios de ajustes de cuentas de corte mafioso

02 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El cementerio pontevedrés de San Mauro acoge desde primeros de mayo los restos de Guang Qu y Kun Yaung, dos ciudadanas chinas cuyos cadáveres aparecieron días antes en un piso de la calle Amado de Castro donde las dos asiáticas ofrecían masajes y otro tipo de servicios sexuales que demandase el cliente. No hay rastro del asesino o asesinos.

Esto ocurría apenas dos días después de que en el municipio ourensano de Taboadela apareciesen los cadáveres de la pareja formada por José Martínez Vázquez y María Teresa Campos, de 65 y 63 años de edad. El marido presentaba un disparo en el cuello, y la esposa, dos impactos de bala en el cráneo.

Estos dos dobles crímenes cometidos en lo que va de año solo tienen un elemento en común: tres meses después de cometidos se desconoce el autor o autores. Llevan camino de sumarse a ese medio centenar largo de casos no resueltos que acumula la crónica negra gallega en las dos últimas décadas.

Pero también existe otro dato trascendental que los diferencia: en el caso de Taboadela hay un sospechoso, que es un hijo de la pareja. Llegó a ser retenido por orden judicial como presunto autor, pero presenta evidentes trastornos de personalidad y, a pesar de que no recuerda dónde estuvo la tarde del crimen, fue ingresado en una unidad psiquiátrica del hospital ourensano y posteriormente quedó en libertad porque, de momento, no hay pruebas determinantes contra él.

El caso de las chinas asesinadas en Pontevedra es bien diferente y mucho más preocupante desde el punto de vista policial, según los expertos consultados. Los únicos datos concretos que se conocen de la investigación es que no hubo violencia sexual ni restos de sangre.

Hasta la fecha, no hay detenidos ni siquiera sospechosos. Ni se espera que los haya, al menos a corto plazo. Según fuentes cercanas a la investigación, existen pocas dudas de que ese doble crimen no sea obra de las mafias chinas. Concretamente, un ajuste de cuentas entre delincuentes de esta nacionalidad asentados en España.

Precisan que lo más probable es que los hechos no tengan nada que ver con la prostitución, sino con «un mensaje claro y concreto» que un mafioso quiso mandar a otro que sí podría tener algo que ver con las víctimas. ¿Quién? Esa es la cuestión.

Lo preocupante del crimen de las chinas de Pontevedra, según las aludidas fuentes, es que pone de manifiesto que las mafias chinas no solo existen en el cine y en la literatura. «Ya están asentadas aquí, también en Galicia, y la policía sabe muy poco o nada sobre ellas, porque no tienen una actividad delictiva específica asociada», indica un experto.

Lo único que se sabe de estas sociedades ilegales es que mueven ingentes cantidades de dinero, especialmente en el comercio legal, que les sirve para blanquear las ganancias de sus actividades ilícitas.

Antes de que llegasen a Galicia las mafias chinas, hicieron acto de presencia las turcas y las colombianas, relacionadas con el tráfico de heroína y de cocaína.

La principal huella de las procedentes de Turquía es el cadáver de Sereck Simsek, un turco de unos 35 años que apareció el 12 de septiembre de 2002 con dos tiros en la cabeza en O Rosal, muy cerca de donde apareció seis meses más tarde el cadáver de un empresario de A Guarda. Ambos crímenes podrían estar relacionados, según las hipótesis que barajaron en su día las responsables de la investigación.

Más huella dejaron los ajustes de cuentas protagonizados por sicarios de las mafias colombianas en Galicia. Unos se llegaron a aclarar totalmente y otros solo parcialmente. Así, en el caso del crimen de Os Caneos, en Cambados, fueron juzgados y condenados los autores materiales, -sicarios colombianos-, pero no los intelectuales, que tenían nombres y apellidos, pero pudieron comprar el silencio de los únicos que los podían delatar.

«Locos morales»

Una buena parte de los crímenes sin resolver en Galicia están relacionados con la violencia intrafamiliar y, a pesar de que hay sospechosos con nombres y apellidos, en muchos casos suelen quedar impunes. «Los autores -explica un experto- son una especie de individuos que podríamos calificar de locos morales, personas que, por distintas razones, padecen trastornos emocionales que les privan de cualquier vestigio de valores éticos o morales».

Estos criminales se cierran en banda con una frialdad pasmosa y, unas veces por errores garrafales en los primeros pasos de la investigación policial y en otros por la impericia y/o falta de interés de los responsables judiciales del esclarecimiento de los hechos, logran quedar impunes.

Es este apartado podría encajar el caso de la azafata viguesa María Elena Calzadilla, cuyo cadáver fue encontrado el 6 de diciembre del 2005 con seis certeros golpes mortales localizados en un área corporal de ocho centímetros.

El pasado 12 de junio el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, a petición de la fiscala encargada del caso, decretaba el sobreseimiento provisional de las actuaciones que implicaban como imputado a su marido y otros supuestos cómplices.