Del falsete al estilo de los Bee Gees a cantar en la Scala de Milán

CRISTÓBAL MANEIRO

FUGAS

CEDIDA

La nueva estrella de los contratenores estrena en Galicia «Serse», la obra maestra de Haendel, tras pasearla estos días por Viena, Londres, París y Lisboa.

19 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La revista musical Melómano no ha dudado en calificarlo, al hilo de la aparición de su nuevo disco, esta vez un cedé dedicado íntegramente a Haendel, como «una de las voces más privilegiadas de este siglo». Mientras, el sello Deutsche Grammophon, el más emblemático de la música clásica, ha firmado su primer contrato en exclusividad a un contratenor precisamente con él. Franco Fagioli, nacido en Tucumán (Argentina, 1981) y residente en Madrid, se ha convertido en poco tiempo en una de las estrellas más requeridas de la lírica, un fenómeno que no ocurría desde la aparición de otro cantante de similares características ya conocido -y muy querido- en A Coruña, el francés Philippe Jaroussky.

Ahora es el turno de Fagioli, que en unos días debuta en la Programación Lírica de A Coruña con la ópera que estos días pasea por las principales ciudades europeas. En España solo la ciudad gallega contará en esta ocasión con este Serse de Haendel, para algunos su mejor ópera, que los públicos de Viena (Teatro An Der Wien), París (Teatros de los Campos Elíseos), Londres (Barbican) y Lisboa (Fundación Gulbenkian) están redescubriendo durante las últimas semanas.

Quienes deseen disfrutar de un aperitivo de lo que el día 30 sonará en el Palacio de la Ópera coruñés pueden encontrarlo en el reciente cedé que Franco Fagioli ha registrado par el sello amarillo. Su Haendel Arias contiene precisamente el célebre Ombra mai fu, quizá la pieza más conocida de este compositor, repetida en miles de arreglos durante décadas, con la que comienza Serse. El contratenor la ha grabado ahora con Il Pomo D’Oro, una de las principales agrupaciones barrocas entre las europeas en este repertorio y con la que visitará Galicia por primera vez.

Fagioli cantaba en un coro, en Argentina, antes de soñar con convertirse en una de las nuevas estrellas del belcanto. Mientras disfrutaba cantando en falsete al modo de los Bee Gees, descubrió lo que quería ser escuchando en un cedé a uno de los mejores contratenores de los años 90, James Bowman. «No era el sonido de una mujer, tampoco exactamente el de un hombre… En ese momento me di cuenta de que Bowman estaba más o menos haciendo lo que yo hacía cuando estaba de broma». Y ahí se decidió a convertirse en contratenor, «algo para lo que no hay una técnica especial, hay que aprenderla como el resto de los cantantes líricos».

Tras su paso por la escuela del Teatro Colón bonaerense, Fagioli daría el salto a Europa porque «aquí había más posibilidades para desarrollar mi carrera». De hecho, es uno de los escasos contratenores que actúan con regularidad en las principales plazas del viejo continente. A su reciente triunfo con Tamerlano de Haendel en la pasada temporada de La Scala de Milán, se suman sus actuaciones en el Covent Garden de Londres (Idomeneo) o en la Ópera de París (Eliogábalo).

Una voz de castrati

En el certamen francés, una de las citas indispensables del verano musical europeo, volvió a presentarse con Haendel, Il Trionfo del Tempo e del Disinganno, quizá su autor favorito. En su nuevo cedé para el sello discográfico alemán (donde reúne selecciones de Giulio Cesare, Rodelinda, Ariodante y Serse, entre otras), «después de haber cantado en escena sus óperas y haberle transitado lo suficiente como para conocer su estilo, mi intención era ofrecer mi propia visión sobre él y decir algo propio sobre cada una de las arias elegidas. Me he centrado en el repertorio italiano y he elegido las arias que me han marcado como cantante y como persona, las que han sido de algún modo especiales en mi vida, las que me ponen la piel de gallina», ha comentado.

Fagioli ha sido comparado a menudo con los grandes castrati de la historia, como el célebre Caffarelli, al que dedicó una de sus grabaciones más aclamadas. «La extensión de mi voz me hace posible cantar el repertorio que fue exclusivamente escrito para él», pero «gracias a Dios los castrati ya no existen, sería terrible que siguieran». Para el contratenor ahora mismo existen otras modas «que son castraciones a otros niveles». «Hoy se busca ser flaco, bonito, bello y precioso, y hay mucha gente que enferma por esa razón», ha dicho.

En A Coruña, el contratenor tendrá esta vez como compañeras de reparto a dos de las principales mezzosopranos del circuito internacional, Vivica Genaux, que hace unos días protagonizó el homenaje a Nicola Setaro celebrado en el Teatro Rosalía, y a Marianna Pizzolato, reciente aún su éxito con La italiana en Argel en el Metropolitan de Nueva York, y a la que no se escuchaba aquí desde el recordado Ermione que dirigió Alberto Zedda en 2015.

Será un doble debut, el de Fagioli y el de Serse, estrenada en 1738 en el King’s Theatre de Londres, pero que debió aguardar hasta el siglo XX para conocer su exhumación y con ella el éxito definitivo.

En Galicia, aún hemos tenido que esperar algo más, pero ahora la obra maestra de Haendel llega con el protagonismo de uno de esos cantantes destinados a pasar también a la historia.