«Mi ignorancia es mi mayor influencia musical»

TEXTO: C. CRESPO / S. ROCA

FUGAS

CEDIDA

Tres años ha empleado el Wos en conseguir que el trío de Bristol liderado por Geoff Barrow (Portishead) actúe en Santiago  (mañana, 23.00, sala Capitol, 30 euros)

08 sep 2017 . Actualizado a las 10:52 h.

Beak es una banda por derecho propio, y a sus componentes no les gusta demasiado que se les mencione siempre en referencia a proyectos de su pasado. Con ya casi una década a sus espaldas, Beak acumula experiencia a sus espaldas y hierve en planes y proyectos de presente.

Desde Bristol, al otro lado de la línea telefónica, contesta un simpático Billy Fuller. Con el bagaje acumulado trabajando durante años en la mejor tienda de discos de la ciudad, y más tarde como músico de Massive Attack o de Robert Plant, Billy se unió en el 2008 con Matt Williams (hoy en día sustituido por Will Young), y Geoff Barrow, músico conocido, por más que le disguste, por formar, componer y producir a Portishead y como co-propietario del sello independiente Invada Records. De aquella unión surgida en una jam improvisada en una fiesta de Navidad surgió Beack.

-¿Cuáles son las ideas o conceptos que quiere aportar Beak?

-No creo que tengamos una gran afirmación sobre lo que Beak debería ser. Realmente no lo pensamos demasiado. Entramos en la sala de ensayo (somos muy tradicionales) y montamos nuestros instrumentos como lo haría cualquier otra banda. No hablamos sobre lo que vamos a intentar hacer ese día. Tocamos para nosotros mismos, realmente. Podríamos hacer 20 canciones y sonar como la misma mierda y la canción 21 podría sonar como algo que nos gusta y terminar en un disco.

-Venís a Galicia a tocar en un festival de música alternativa. ¿Qué es lo que más os interesa de lo que se está haciendo en este momento en la música? ¿Qué es lo más emocionante que ha surgido en los últimos años?

-Creo que todos en Beak diríamos que realmente no sabemos lo que está pasando en la música en este momento. Hay un montón de música nueva que no me interesa en absoluto. ¡Ahora soy padre! ¡Tengo dos hijos! Un montón de espacio en mi mente gira en torno a ellos. Luego entro en la sala de ensayo y hago música. Así que no creo que esté realmente influenciado por nada nuevo, solo estoy influenciado por lo inepto que soy como músico. Esa es probablemente mi mayor influencia, mi ignorancia. Supongo que Geoff (Barrow) está más al día. Pero yo, ¿nueva música? No tengo ni idea. No sé si es mi culpa o si es culpa de la música. Esperemos que sea un poco de ambos.

-¿Puede la etiqueta «made in Bristol» limitaros de alguna manera a la hora de crear?

-No lo sé. Massive Attack, Portishead o Tricky son algo que originalmente ocurrió hace mucho tiempo. En Bristol ahora mismo siento que hay un montón de escenas. Los jóvenes hacen cosas muy diferentes, no creo que haya un propósito común en cuanto a la música. En Bristol hay un gran cruce de culturas con tipos de personas muy diferentes por todas partes y cada uno hace sus cosas. Creo que todo aquello fue un sentimiento creado por los medios de comunicación en su necesidad de poner una etiqueta a algo y vender. Pero ¿escena de Bristol? No lo diría.

-Habéis sido muy críticos con la deriva tomada por el mercado discográfico. ¿Crees que puede poner en peligro el futuro de muchas bandas y de la propia industria?

-Es algo con lo que las bandas tienen que acostumbrarse a trabajar, una nueva plataforma. Un nuevo modelo de negocio en el que necesitas ser creativo. Es casi como cuando el negocio de la música acababa de comenzar, el rock and roll en los años 50. Muchos de aquellos artistas tenían que salir y tocar mucho en directo porque no hacían ningún dinero con los discos. Luego las discográficas entraron de lleno en el mundo de los negocios y se pasó a vender vinilos, casetes, cedés... Y todo eso se convirtió en un negocio muy grande. Las bandas no tenían que irse de gira porque hacían mucho más dinero con sus ventas de discos. Ahora lo que ocurre de nuevo es que las obras grabadas son algo que simplemente hay que poner a disposición del público para que las bandas puedan volver a la carretera. Así que lo que eso significa es que los músicos se ven forzados a salir y tocar más, lo que debería conllevar que tocasen mejor. Esa nueva realidad también los ayudará en su labor compositiva porque van a ver más mundo. Así que esperemos que todo ello propicie que la música mejore. Por lo tanto, sí, es un efecto negativo que el negocio de la música esté sufriendo financieramente el streaming y todo eso, pero en oposición las bandas pueden tocar mucho más y eso les convertirá en mejores músicos. ¿He respondido a la pregunta? [Se ríe]

-¿Cuál sería hoy tu enfoque si no fueses un músico famoso y tuvieses que empezar una banda desde cero?

-Bueno, para empezar no soy un músico famoso. Pero si no tuviera dinero y estuviera trabajando en un supermercado o arreglando coches, estaría igualmente en una banda y me gustaría tocar en directo todo lo que pudiese. Eso es independiente de dónde esté o de cómo me vaya. Simplemente me gusta hacer música nueva que sea interesante, música que me guste.

-Acabáis de componer y publicar una banda sonora. ¿Es quizá esa relación entre la música y el cine una salida posible para los músicos?

-Yo no diría que una salida [se ríe]. Suena a que estamos en problemas.

MAÑANA, 23.00. SANTIAGO. SALA CAPITOL. ENTRADA SÁBADO 30 EUROS