Y Antonio, el tercer mosquetero en esta historia, no es menos apasionado. Su padre cuenta que con 12 años se podía pasar horas encima de la moto que tenía aparcada en el garaje. Y ahora, con 22, ha puesto todas sus ilusiones y esperanzas en Fantansy Bike , un taller de transformación de motos con el que espera ganarse el pan.