Normas contra la corrupción: El elástico código ético de los partidos

Javier Arias MADRID, COLPISA

ESPAÑA

Mónica Oltra durante la rueda de prensa en la que anunció su dimisión.
Mónica Oltra durante la rueda de prensa en la que anunció su dimisión. Ana Escobar | Efe

Laxitud con las reglas de conducta en función de quien delinque

03 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La aluminosis de la corrupción ha obligado a los partidos a adoptar reglas de conducta. Pero casos como la negativa a dimitir, hasta que no tuvo otro remedio, de la vicepresidenta valenciana Mónica Oltra evidencian el trecho que va de lo que se predica a lo que se hace.

Partido Socialista

Dos varas de medir con Gürtel y ERE. La corrupción, a raíz de Gürtel, que motivó la moción de censura contra Mariano Rajoy hizo que el PSOE y sus aliados se mostrasen implacables con cualquier sospecha de conducta ilícita. Dos ministros de Sánchez tuvieron que dimitir: Máxim Huerta y Carmen Montón, uno por fraude fiscal, y ella, por irregularidades en un máster. Pero la presión se ha aligerado y nada ha sucedido con los tres altos cargos del Ministerio de Sanidad investigados por algunos contratos durante la pandemia. El código ético de los socialistas establece la suspensión si a los militantes se les abre juicio oral.

Partido Popular

El lastre de la corrupción utilizado como arma intestina. Corrupción es un término tan maldito en casa de los populares —esa Génova 13 que la dirección de Alberto Núñez Feijoo ya no venderá— que Pablo Casado llegó a negarse a responder sobre cualquier irregularidad fuera de su mandato. Casado lanzó una OPA interna contra Isabel Díaz Ayuso a cuenta de los supuestos contratos irregulares con su hermano durante la pandemia que se le volvió en contra. La investigación ha sido archivada por Anticorrupción. La última vez que el PP endureció su código, en el 2018, no tocó la posibilidad de que sus integrantes se viesen obligados a dimitir. Únicamente menciona la lucha contra la corrupción.

Vox

Su fórmula en el Congreso en nombre del «amor a España». Un decálogo de preceptos éticos y morales por los que regirse sintetiza el código de conducta, que dice que la principal razón del cargo es «el amor a España». Lo que sí desoyeron los 52 diputados de Vox al aterrizar en el Congreso fue el código ético de la Cámara. No detallaron las actividades y los regalos recibidos los cinco años antes a asumir el cargo.

Unidas Podemos

El «acoso judicial» para no dimitir. Los morados han moldeado su código ético a medida que sus problemas con la Justicia lo han requerido. En el 2018 eliminaron la obligación de dimitir si mediaba imputación, blindando así a un Pablo Iglesias investigado por el caso Dina. El Supremo archivó la causa. Los nuevos estatutos de Ione Belarra, secretaria general de Podemos, recurren al «acoso judicial» como excepción para no dimitir, lo que amparó al diputado Alberto Rodríguez por agresión a un agente y a Isa Serra, sentenciada por un desahucio. La coalición ha cerrado filas con Mónica Oltra, investigada por encubrir supuestamente los abusos de su exmarido a una menor tutelada.

Esquerra y Junts

El 3 %, los Pujol, el «procès» y el juicio contra Borràs. El probable procesamiento de Laura Borràs por fraccionar presuntamente 18 contratos para adjudicárselos a dedo a un amigo pondrá a prueba al independentismo. Borràs puede ser removida de la presidencia del Parlamento en virtud de un artículo impulsado por la CUP —y apoyado por Junts— contra la corrupción. ERC siempre se ha jactado de no tener corruptelas en sus 85 años de historia, en contraste con las mordidas del 3 % de CiU. Pero le ha estallado el caso Volhov, que investiga el posible desvío de dinero para financiar a Puigdemont, la trama rusa del procés y los negocios de Xavier Vendrell.