El divorcio de los independentistas condiciona la hoja de ruta de Pedro Sánchez

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el palacio de la Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el palacio de la Moncloa Emilio Naranjo

El adelanto de los comicios catalanes pone en riesgo el apoyo de Esquerra a los Presupuestos Generales del Estado

30 ene 2020 . Actualizado a las 10:11 h.

Cataluña seguirá dominando la agenda política española. El adelanto electoral anunciado este miércoles por el presidente de la Generalitat, Quim Torra, afecta de lleno a la hoja de ruta trazada por Pedro Sánchez para mantener con vida la legislatura.

El plan del jefe del Ejecutivo pasa por aprobar antes de verano unos nuevos Presupuestos. Hasta entonces, está obligado a convivir en aparente armonía con el vicepresidente Pablo Iglesias y sus ministros de Podemos, y obligado también a superar todas las pruebas de fuego que ERC le vaya poniendo en el camino, como la reunión con Torra o la rebaja en el Código Penal del delito de sedición. Necesita a unos y a otros para aprobar unas nuevas cuentas que hagan pasar a mejor vida las de Montoro. A partir de entonces la supervivencia en la Moncloa será mucho más sencilla, porque por muchas desavenencias que afloren en el Consejo de Ministros y por muchos encontronazos que puedan surgir con sus aliados secesionistas, la posibilidad de que cuaje una moción de censura con el actual reparto de fuerzas en el Congreso es más que remota, lo que en la práctica significa que solo el propio Sánchez podría poner en juego su presidencia llamando a las urnas antes de completar los cuatro años de legislatura.

Pero el horizonte electoral en Cataluña lo dificulta todo. A diferencia de la investidura, para sacar adelante los Presupuestos no basta con una mayoría simple, lo que significa que la abstención de ERC que le entregó a Sánchez el Gobierno deberá moverse a un sí. Un sí que en circunstancias normales ya sería complicado, pero que en campaña sería imposible, algo que ya asumen en la Moncloa. Sánchez prometió unos Presupuestos en marzo, después se desplazaron al verano. Ahora, dependen de la fecha de los comicios catalanes.

Quim Torra simplemente anunció que convocaría elecciones una vez que aprobase las cuentas autonómicas. A partir de ahí, los comicios serán 54 días después de la disolución del Parlamento catalán, por lo que podría coincidir muy cerca de la votación de los Presupuestos estatales de los que Sánchez tanto depende. La guerra encubierta que mantenían JxCat y ERC ha quedado al descubierto, y Torra aprovechará sus encuentros con Sánchez y todas sus apariciones para acusar a Esquerra de traición, poniendo aún más difícil el apoyo de Esquerra a las cuentas del Estado.