El efecto llamada de los 20 céntimos llena de portugueses las gasolineras fronterizas

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

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Los conductores lusos se aprovechan de la rebaja del combustible en España y la suman a la bonificación de 20 euros al mes que reciben del Gobierno de Costa

03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

De forma habitual, son muchos los conductores portugueses que aprovechan el fin de semana para cruzar la frontera y recargar el depósito en las gasolineras españolas, en las que el combustible siempre está algo más barato.

Pero la entrada en vigor del descuento directo de 20 céntimos por litro de carburante que arrancó este viernes en España ha tenido un efecto llamada mucho más intenso al otro lado del Miño.

Ya este viernes la afluencia fue masiva en las estaciones de servicio fronterizas, pero los fallos informáticos en el sistema de cobro y las eternas colas hicieron desistir a muchos clientes, tanto españoles como portugueses.

Las aglomeraciones se repitieron ayer a partir del mediodía en los establecimientos más próximos a la frontera de Tui con Valença. En una de las estaciones de servicio de Repsol, los conductores aguardaban pacientes en sus vehículos, ordenados en tres filas, mientras casi una decena de empleados, entre los encargados de los surtidores y el cobro en caja, acalorados y de manga corta, a pesar del fresco de las temperaturas, se esforzaban en dar abasto. «El viernes fue un caos, y se montó una buena. Un hombre salió del coche con un palo amenazando con golpear al que se le pusiera por delante si no lo atendían», cuenta un conductor que, ante tal escena optó marcharse y volver al día siguiente.

Junto a él, dos jóvenes portugueses esperaban turno para ser atendidos. «Nos compensa, claro, porque aún con la bonificación que tenemos en Portugal, aquí sale más barato», cuentan gratamente sorprendidos por el hecho de que la rebaja del combustible en España permita también beneficiarse de la misma a los extranjeros. «Pensábamos que pedirían carné o algo, pero está muy bien que sea para todo el mundo», afirman los portugueses, que de este modo consiguen llenar el depósito con una doble bonificación, la española y la portuguesa.

La cuestión es que el país que preside el socialista António Costa ha puesto en marcha a principios de año el programa AutoVoucher, que reembolsará directamente a los consumidores hasta un máximo de 20 euros de su consumo en carburantes al final de cada mes, y al que se han inscrito más de dos millones de personas.

Las cuentas salen bien para los consumidores lusos, porque el diésel luso se pagaba ayer a 1,983 euros y la gasolina 95 a 2,023 (cifras medias); mientras que al otro lado de la frontera, el litro de diésel cuesta 1,829 y de gasolina 1,959, cifras ambas más bajas que en Portugal a las que, además hay que restar 20 céntimos, respectivamente, correspondientes a la bonificiación española, en vigor desde el 1 de abril.

El descuento de los carburantes dispara la tensión entre grandes y pequeñas estaciones de servicio

El descuento en la compra del carburante ha desatado una fuerte polémica dentro del sector de las estaciones de servicio, y ha avivado las tensiones entre las grandes petroleras y el resto de gasolineras.

Mientras Repsol, Cepsa y BP —los tres operadores con más estaciones del país al aglutinar un 48 % del total— aplican rebajas incluso superiores a los 5 céntimos exigidos por el Gobierno, las estaciones independientes, automáticas y franquiciadas han elevado la voz para alertar de que solo adelantar los 20 céntimos por litro ya compromete su tesorería.

Según la normativa, de la bonificación que deben aplicar todas las estaciones de servicio, 15 céntimos corresponderán al Estado y 5 serán asumidos por las gasolineras. Pero en la letra pequeña se precisa que no tendrán que afrontar ese importe aquellas sin capacidad de refino en España y que no lleguen a los 750 millones de euros de facturación. En la práctica, esto provoca que solo Repsol, Cepsa y BP tengan que asumir una parte del descuento, pero todas las empresas deben adelantar este importe en cada repostaje.

Está previsto que la Agencia Tributaria devuelva ese dinero e incluso conceda adelantos para no agravar los problemas de liquidez a partir de esta semana, según Efe. Las pequeñas gasolineras inciden en que esa obligación de adelantar dinero supone un golpe de calado para su liquidez y denuncian que la norma ha sido diseñada de tal forma que acaba beneficiando a las grandes, que, en su opinión, tienen «la sartén por el mango» y han emprendido una «agresiva» campaña de precios para recuperar cuota de mercado.

Sector heterogéneo

Tras esta controversia hay un sector muy heterogéneo: las grandes están presentes en toda la cadena de valor porque tienen capacidad de producción y refino de combustible, a lo que suman una amplia red de establecimientos, mientras que el negocio de las pequeñas consiste en comprarle el carburante a las grandes y revenderlo.

«Nosotros compramos a una serie de operadores, que hay diferentes pero todos ofrecen precios muy similares. Lo adquirimos y le ponemos un margen. En el caso de los grandes puede llegar a 30 céntimos por litro, mientras que en nuestro caso son 6 o 7», explica a EFE el directivo de una gasolinera de bajo coste.