El descuento a los carburantes no llega ni para cubrir la subida de marzo

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El sector anticipa colas en surtidores y el cierre de gasolineras sin liquidez

01 abr 2022 . Actualizado a las 09:54 h.

Muchos conductores gallegos amanecen este viernes con los depósitos de sus vehículos bajo mínimos. Han esperado hasta hoy para repostar, aprovechando el descuento de 20 céntimos por litro decretado por el Gobierno. La medida, que se extenderá hasta el 30 de junio, podría generar algunas colas en estaciones de servicio —incluidas las más concurridas por conductores portugueses, que ahora tendrán otro incentivo para recalar el Galicia—, apuntan fuentes del sector. No es para menos. Los precios están en máximos históricos, sobre todo el diésel, que está por encima de la gasolina. Su producción ha disminuido y los expertos no descartan que haya racionamiento en los próximos meses.

Eso, claro, afecta al bolsillo de los gallegos, que ya pagan casi 19 euros más que a principios de año por llenar un depósito de 55 litros de gasolina y hasta 28 euros si es diésel. La rebaja de 20 céntimos ni siquiera compensará la acusada subida de precios del mes de marzo. Al menos en lo que se refiere al diésel. El carburante más consumido en Galicia se ha encarecido de media 34 céntimos el litro. Ni el descuento estatal (20 céntimos), parcialmente absorbido por las petroleras antes de su activación, ni la rebaja extra que están ofreciendo esas compañías con tarjetas de fidelización (hasta 10 céntimos) son suficientes para recomponer las cuentas de los gallegos.

A pie de surtidor también hay problemas. El presidente de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio, Julio López, anticipa que algunas gasolineras tendrán que bajar la persiana en Galicia. No tienen liquidez para poder adelantar el dinero con el que Hacienda sufragará la rebaja y para actualizar sus sistemas informáticos para emitir los nuevos tiques, que hasta el 15 de abril podrán llevar el descuento a mano. A ellos les supone un sobrecoste medio al día de 1.000 euros, a los que hay que sumar los pedidos de carburante —que algunos negocios costean con créditos bancarios—. Por eso critican que en la redacción de la norma no se haya especificado en qué fechas podrán recibir el dinero, aunque la ministra de Hacienda ha aclarado que habrá desembolsos a partir del lunes: «No puedo ir con una rueda de prensa de la ministra al banco [...] Igual cerramos muchas gasolineras pequeñas», lamenta. Descartan subir los precios para evitar trabajar a pérdida. Temen ser sancionadas.

Ni siquiera las abanderadas —tienen contratos de suministro con grandes petroleras— saben cómo aplicar el descuento de 20 céntimos, puesto que 5 corren a cargo de las empresas que les suministran carburantes, como Repsol, Cepsa o BP. «A ver cómo y cuándo me los da y de qué forma. La norma no dice que me lo tenga que adelantar», se queja López. Algunas han ofrecido financiación a sus asociadas.

También ha habido confusión en torno al panel de precios. La norma estipula que «en las instalaciones de suministro [...] se deberá publicitar el precio de venta al público del producto antes de aplicar la bonificación». El descuento se hace en caja. Sin embargo, la Xunta informó este jueves en una reunión con el sector que «será posible indicar xa o prezo co desconto no surtidor».

Paro patronal

Algunas organizaciones de gasolineras llegaron a plantear un paro patronal, pero desde la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees) lo descartan: «Es ilegal, no podemos hacer eso. Otra cosa es que algunas gasolineras no puedan comprar carburante a su distribuidora», señalan resignados porque la medida «aboca a la quiebra a miles de pymes» del sector.

La estación de servicio Gasuma está en A Pedra (Nantón, Cabana), al lado de una de la salidas de la autovía Costa da Morte, y es una empresa familiar. Fundada por los padres de Manuel Antelo, este y los empleados la atienden en turnos de uno. Este jueves tenían el gasoil A más barato de las 37 gasolineras de la Costa da Morte. Los clientes que se fidelizan acumulan dinero para posteriores repostajes. También ofrecen otros servicios. Un negocio que exige mucha dedicación y atención. Los nuevos cambios van a afectar de manera directa al día a día. «Levámolo mal, a trompicóns, como podemos. Non dá tempo a nada», se quejaba amargamente Antelo, mientras hacía números y preparaba la jornada de trabajo que comienza este viernes, con los descuentos de veinte céntimos el litro de carburante.

Ana Garcia

«É que igual temos que facer os primeiros días todo a man, porque non temos marxe para preparar as novidades. É certo que nos dan unha prórroga ata o 15 deste mes de abril, pero falta fai, sobre todo ao inicio», explica. Todo eso es más trabajo, pero el problema gordo es monetario, al tener que adelantar dinero para los descuentos que aplicarán a los clientes. «Unha cuba sae máis ou menos a partir de 30.000 litros, e en cada un deles temos que descontar os vinte céntimos, é cuestión de multiplicar», dice. En otras palabras, son los empresarios los que tienen que adelantar el dinero, antes de que lo reciban del Estado, incluso en el caso de poder obtener anticipos. Y muchos, sobre todo los pequeños, no pueden hacer frente a estos desembolsos. «É que como tarden en pagar, moitos van ter que pechar», asegura. De momento, le tocará gestionar todo eso en la caja: el tique a mayores, con precio total y descuento; las rebajas propias, y el trabajo habitual. Cambios que asumirán de la noche a la mañana.