La plantilla de Endesa despide a Prado con protestas en su última junta

J. A. Bravo COLPISA

ECONOMÍA

Chema Moya

El presidente saliente ve un «fracaso de todas las partes» la ruptura de las negociaciones sobre el nuevo convenio colectivo, que suspende sus beneficios sociales

12 abr 2019 . Actualizado a las 19:18 h.

La despedida de Borja Prado de Endesa, tras una década como presidente y con un finiquito de 13,8 millones (tras incrementar su retribución más de un 13 % en el 2018), ha tenido un sabor agridulce, al menos para él, que será relevado por Juan Sánchez-Calero, aunque el poder ejecutivo lo tendrá el consejero delegado, José Bogas. Este viernes, en su última junta de accionistas, las protestas de los empleados fueron generalizadas en la primera jornada de huelga en los 40 años de historia de la compañía, controlada desde el 2009 por la italiana Enel.

La causa del conflicto es la ruptura de las negociaciones con la empresa para el nuevo convenio colectivo, tras vencer el anterior en diciembre. Si no se alcanza un nuevo acuerdo, los responsables de la empresa eliminarán desde el 30 de junio los beneficios sociales derivados del ya expirado, entre ellos el disfrute de electricidad gratuita para los 9.000 integrantes de la plantilla y también para los 27.000 trabajadores jubilados, incluidos sus viudos o viudas.

En realidad, los empleados se hacen cargo de la parte del recibo vinculada a los peajes regulados y las cargas fiscales (entre un 60 % y un 65 % de media), mientras que la empresa costeaba lo que era propiamente su consumo de luz y electricidad. La retirada de esta ayuda ha sido avalada por los tribunales mientras no haya nuevo convenio, aunque Endesa está dispuesta a negociar.

Pensando en los accionistas

Los empleados casi monopolizaron el turno de preguntas de la junta general y criticaron que se eleve este año un 3 % el dividendo (1,43 euros por título), mientras a ellos se les exigen ajustes. Prado, que aguantó las críticas con estoicismo, apuntó que el objetivo principal de Endesa es «añadir valor a sus accionistas», aunque alguno de los minoritarios le replicase que lo hacían pensando sobre todo en Enel, el mayoritario.

Por otro lado, Bogas puso sobre la mesa, de nuevo, las quejas recurrentes de las eléctricas sobre las excesivos «sobrecostes e impuestos» que cargan el recibo. Además, pidió cambios para favorecer el consumo «en las horas del día en las que la energía es mucho más barata».