Javier Monzón. Indra. No todas las sucesiones en las cúpulas obedecen a cambios generacionales. Los motivos políticos también pesan, como en el caso de Indra. El pasado enero y tras 22 años en el cargo, Javier Monzón fue destituido como presidente de la tecnológica. Su salida, forzada por la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI), con el consenso de los otros dos accionistas estables de la firma (Corporación Financiera Alba, es decir, la familia March; y Telefónica), respondía a los malos resultados de los últimos años y a la caída de cotización, que ha ocasionado fuertes pérdidas al Estado, principal accionista a través de la SEPI. A Monzón lo ha reemplazado Fernando Abril-Martorell (1962), antiguo consejero delegado de Telefónica.
César Alierta. Telefónica. Una de las sorpresas de este año ha sido el relevo en la presidencia de Telefónica, que César Alierta (Zaragoza, 1945) ocupaba desde julio del 2000. El aragonés, que pilotó la completa internacionalización de la compañía durante casi 16 años, llegó designado por el Gobierno de José María Aznar para apagar los fuegos que su predecesor, Juan Villalonga (compañero de colegio del propio Aznar), había provocado durante sus cuatro años de gestión. La sucesión de Alierta, anunciada el 29 de marzo, llevaba tiempo preparándose. Su delfín, José María Álvarez-Pallete, desarrolló una brillante carrera en la multinacional, durante 17 años, de la mano del propio Alierta, que le nombró consejero delegado en el 2012.