Reclama el 20 % de la compañía saneada, y opción preferente de compra
30 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La compra de acciones en el mercado gris y la entrada directa al consejo de administración de nuevos inversores como Carolina Masaveu o el fondo Broadbill Investment Partners empieza a tener sentido. Los todavía dueños teóricos de la empresa, lejos de aceptar su dilución tras la operación acordeón que dará entrada a la banca acreedora como accionista mayoritaria, retan a las entidades con una propuesta con la que aspiran a recuperar el control cuando se vayan los bancos. Así lo dejó bien claro ayer el consejo de administración a los inversores convocados en la sede del grupo en Chapela.
La propuesta tiene toda su lógica, desde el punto de vista de sus actuales accionistas. Antes del 31 de noviembre nacerá Nueva Pescanova, controlada en un 80 % por los 7 mayores acreedores financieros (Sabadell, Popular, Caixabank, Abanca, Bankia, BBVA y la italiana UBI banca), a través de una ampliación de capital suscrita por los bancos para intercambiar deuda por acciones.
Más participación
Según el convenio de acreedores que ha salvado a la matriz y a sus 10 filiales españolas de la liquidación, los inversores actuales lo perderán casi todo, ya que solo tienen reservado el 5 % del capital de Nueva Pescanova. Pero el consejo de administración, con Masaveu, Damm o Luxempart al frente (el expresidente, Fernández de Sousa, destituido por el consejo, mantiene el 7,5 %) quiere más. Concretamente el 20 % restante.
La reivindicación de la compañía, expuesta ayer a los accionistas, se basa en que, entre septiembre del 2013, (fecha de salida de De Sousa) y noviembre del 2015, (fecha prevista para el cambio de control), Pescanova habrá generado un Ebitda positivo superior a 140 millones de euros. «Este incremento de valor, unido al apoyo y confianza de los accionistas que han facilitado la supervivencia del grupo a lo largo de este período justifican, en opinión del consejo, que el reparto de capital de Nueva Pescanova refleje un peso más equitativo para los casi 9.000 accionistas de Pescanova», afirmó ayer el órgano de gobierno de la pesquera.
La vieja Pescanova considera que cuando se vayan los acreedores financieros, será de nuevo su momento. «Los bancos han manifestado reiteradamente que no tienen vocación de permanencia en Nueva Pescanova a largo plazo y, en los dos últimos años, no se ha identificado un grupo industrial español interesado y con capacidad para hacerse cargo del grupo a largo plazo, como debe ser el objetivo de accionistas y acreedores», se escuchó ayer en la junta.
Pero para ello, los bancos deberán acceder a que los viejos inversores tengan derecho preferente a ampliar su participación en la compañía refundada.
Los accionistas decidirán
El consejo de la vieja Pescanova, aseguró que sus intenciones son buenas: «buscar la necesaria estabilidad accionarial del grupo, mantener y atraer progresivamente accionistas estables, algunos cercanos al territorio, y dar liquidez mediante ampliaciones de capital, tanto a los accionistas actuales de Pescanova como a los acreedores socios de Nueva Pescanova que en el futuro quieran desinvertir».
Para llevar a cabo todo esto, la compañía confía en que la CNMV autorice, tras la celebración de la junta general de accionistas del próximo mes de septiembre, el levantamiento de la suspensión de Pescanova.
Según los responsables de la compañía, «los 9.000 accionistas han sido tan víctimas del pasado oscuro de Pescanova como los actuales acreedores». Recordaron de paso que a los bancos que su plan para crear Nueva Pescanova saldrá adelante si los accionistas lo aprueban en la decisiva junta septiembre.
El consejo anuncia un proceso radical de ajuste para ahorrar en un año hasta 35 millones
El consejo de administración de Pescanova sacó pecho ayer ante sus accionistas, y presumió de resultados. «Los número del ejercicio 2014 han dado la razón a todos los que han apostado por la viabilidad», afirmó la empresa.
Según los datos presentados, el grupo pesquero ha cumplido satisfactoriamente las expectativas del plan de viabilidad que se sustenta en el convenio de acreedores de los bancos.
Pero, a pesar de que la firma sigue indemne en el mercado, los responsables de Pescanova consideran que ha llegado el momento de «asumir un proceso radical de racionalización, y reducción de costes» apoyado en una nueva estructura de dirección también simplificada, que tendrá al frente a Jacobo González Robatto, en calidad de director general de la compañía, antes de que finalice noviembre de este año.
Crecer gastando menos
La compañía explicó que el consejo de Pescanova ya ha dado luz verde a la ejecución del plan de ajuste que ha redactado la consultora Mckinsey, denominado Plan Meta 100. «Hasta la fecha se han determinado nichos de ahorro alcanzables a lo largo del ejercicio 2016, por importe de entre 25 y 35 millones de euros»
El objetivo de este plan expuesto a los accionistas es doble: consolidación y crecimiento de mercados y reducción simultánea de costes.
Fuentes sindicales de Pescanova consultadas aseguraron ayer desconocer el contenido del plan de ajuste.