Una crisis con historia

Sara Cabrero
Sara Cabrero LA VOZ

ECONOMÍA

España acumula cuatro siglos de historia en la sucesión de quiebras. De hecho, se le considera el primer país en el ránking de naciones que más veces ha suspendido pagos, un total de trece. Fue el primero en crear bonos y en dejar de pagarlos. El último episodio anterior a la crisis actual se produjo con Franco

19 ago 2012 . Actualizado a las 22:01 h.

Ni la prima de riesgo, ni el mercado de valores, ni los eurobonos formaban parte de la estructura económica de la sociedad hace 450 años. Tampoco el eurogrupo, las hipotecas subprime o la troika protagonizaban el centro de las conversaciones de los ciudadanos. Sin embargo ya hace cuatro siglos que los españoles han sobrevivido a una suspensión de pagos. Las quiebras son episodios que suceden con décadas de diferencia y generan la falsa imagen de que son hitos en la historia, pero la realidad es muy diferente.

España conoce bien lo que implica una situación de esta magnitud, ya que este hecho se ha repetido 13 veces a lo largo de la historia, lo que la sitúa en el primer lugar en el ranking de naciones que más veces ha suspendido pagos. Le siguen otros países como Venezuela, que lo hizo en 10 ocasiones; Ecuador con nueve y Chile con ocho.

Fue también el primer país en crear bonos, y el primero en dejar de pagarlos. Se podría considerar que la bancarrota financiera ya forma parte de la tradición histórica del Estado, un hito que se viene repitiendo desde el siglo XVI.

A Carlos I de España y V de Alemania se le considera autor del concepto de deuda. En 1519, el monarca compiten con su homológo francés, Francisco I, para ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano, lo que supuso un enorme desembolso al que hizo frente buscando dinero en Castilla y en los banqueros alemanes, como Jakob Fugger. Jacobo Fúcar, como se conocía al prestamista en España, se compromete a sufragar los gastos con tal de cobrar las deudas que asumía el joven rey y las que su abuelo, Maximiliano I, ya tenía contraídas.

El emperador español tuvo que firmar los denominados Asientos a Fugger (el equivalente de los bonos actuales) en los que se estipulaba el dinero a amortizar y los intereses devengados. Además, se utilizaban las minas de oro, plata y sal y los impuestos que se cobraban en Castilla como avales en caso de impago. Comenzaba así la historia de la deuda soberana.

A Carlos I de España y V de Alemania se le considera autor del concepto de deuda

El endeudamiento fue creciendo con el tiempo. La conquista del Imperio Español suponía enormes sacrificios. Las batallas y el mantenimiento de los ejércitos eran costosos y la expansión por las Indias sumaba gastos a las arcas de la corona. La confianza que en aquel momento generaba el imperio español era alta, y los préstamos parecían asegurados. Nadie dudaba de las posibilidades de España y su capacidad de pago. Si en aquella época Moody?s o Fitch hubieran existido, la deuda soberana habría sido calificada con una triple A.

Sin embargo, los problemas no tardaron en llegar y tras el acceso al trono del hijo de Carlos I, Felipe II, las arcas públicas mostraron por primera vez en la historia -hacia 1557- su peor rostro. El monarca se dio cuenta que mantener el gran imperio heredado de su padre no era fácil y los episodios de endeudamiento se repitieron con asiduidad. A su coronación le siguió la primera la suspensión de pagos y con ella la quiebra del Estado.

La ruina de Felipe II fue también la de los prestamistas alemanes. El monarca acordó con algunos acreedores devolver solo los intereses y olvidar el principal, con otros tuvo que alargar el plazo de devolución. Los banqueros solo pudieron aceptar las condiciones si querían recuperar el dinero prestado, ya que en aquel momento el poder de los bancos no era de la magnitud actual, el rey definía la economía. Felipe II llegó a declararse en bancarrota hasta en tres ocasiones y el destino de los Fugger discurrió parejo al del monarca, una ruina total.

Desde entonces, la historia de los préstamos e impagos españoles se sucede entre los siglos XVII y XVIII con cierta periodicidad. Se suspenden los asientos o se renegocia la deuda hasta en cinco ocasiones. Las repeticiones de los fantasmas de quiebra crecen a un ritmo frenético y se llegan a contabilizar dos quiebras por siglo. Las continuas bancarrotas habrían hecho el agosto de las agencias de calificación que habrían convertido la deuda de triple A en bono basura.

El primer rescate de España lo firmó un francés

El rescate de España fue firmado por un francés, Philippe de Bourbon, que tras la Guerra de Sucesión, reinó como Felipe V, desde 1700 hasta 1746. Articuló un estado moderno con funcionarios y creó una Hacienda con impuestos en todo el territorio, para financiar el nuevo Estado.

Sin embargo, los desajustes contables sobrevinieron a finales del XVIII, la economía había sobrevivido a tres reinados: el de Felipe V, el de Fernando VI y el de Carlos III. Las decisiones bélicas de Carlos IV contra Francia y el levantamiento popular en la Guerra de la Independencia supuso de nuevo la ruina de las finanzas patrias. La emisión desmesurada de vales reales terminó por llevar a la suspensión de pagos. El déficit adquirido alcanzó tales dimensiones que se cronificó durante el reinado de Fernando VII y supuso el principal problema del país hasta el siglo XIX.

La ausencia de una planificación industrial y los continuos vaivenes políticos determinaron el desarrollo del país con la llegada del nuevo siglo. La necesidad de vertebrar España con el ferrocarril hizo que la reina Isabel II tuviese que echar mano de unos banqueros cada vez más desconfiados de la solvencia soberana. Esta situación provocó una quiebra en cadena que abocó a la desaparición de al menos la mitad de las entidades financieras del momento.

No hay que echar la vista muy atrás para encontrar la última bancarrota que se recuerda. En 1939, tras la Guerra Civil, Franco acumulaba una deuda que alcanzaba en aquella época 14.000 millones de pesetas. Han pasado 70 años desde este último episodio y los fantasmas de la quiebra ya comienzan a planear sobre algunos países europeos y de nuevo España está involucrada.