Tomás Reñones: «Soy quien soy por el Compostela»

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO LA VOZ / SANTIAGO

DEPORTES

Cedida

El team manager del Atlético de Madrid es el futbolista que más partidos jugó con la camiseta rojiblanca en el Vicente Calderón

09 nov 2022 . Actualizado a las 19:48 h.

Pedro Tomás Reñones Crego (Santiago, 1960) es el team manager del Atlético de Madrid. Todo lo que entra y sale de la primera plantilla pasa por sus manos. Comenzó como futbolista en los juveniles del Compos y defendió dos años la camiseta blanquiazul en Segunda División B. Celta y Deportivo se interesaron por él en el inicio de los 80, pero fue el Atlético quien se llevó a la joya de deporte rey de la capital de Galicia. El padre, atlético de toda la vida, le hizo sentir desde niño los colores rojiblancos. Estuvo dos temporadas en el Madrileño y Luis Aragonés le subió al primer equipo. Fue titular indiscutible durante toda su carrera. Fue 19 veces internacional y jugó con España un Mundial (México 86) y una Eurocopa (Alemania 88). Es el tercer jugador que más partidos disputó en la historia del Atlético de Madrid, por detrás de Abelardo y Koke. Tomás Reñones es el futbolista que más encuentros jugó en el desaparecido Calderón, un récord que ya quedará para siempre.

—¿Fue Luis Aragonés la persona que más influyó en su carrera?

—Fue quien me subió al primer equipo del Atlético, pero todos los entrenadores que apostaron por mí dejaron huella, empezando por Quico, en los juveniles del Compos, y José López, en el primer equipo blanquiazul. Luego, Joaquín Peiró y Ovejero, en el Madrileño. Por supuesto, Luis Aragonés. Me enseñaron mucho y de ellos adquirí valores muy positivos. Trabajaron en mi desarrollo y en mi proyección. Gran parte de lo que soy se lo debo a ellos.

—Llegar es difícil, pero mantenerse es más complicado, ¿no?

—Son muchísimos los niños que quieren llegar y tienen la ilusión de jugar al fútbol profesional, pero no es fácil conseguirlo. Los clubes apuestan por futbolistas contrastados y por eso se complica todavía más la posibilidad de que un joven pueda llegar arriba.

—¿Cómo pudo llegar un chaval de la Rúa do Home Santo al Calderón?

—Desde pequeño soy del Atlético de Madrid. Mi padre lo era y me enseñó a querer esos colores, como los hermanos Vilas, Moncho y Paco, dos grandes atléticos. Era un sueño que tenía, como el de cualquier otro niño, pero nunca pensé que algún día pudiese jugar en este equipo.

—¿Fue un camino complicado?

—Por supuesto que sí. En la vida debes tener claro cuáles son tus virtudes y tus defectos. Debes saber explotar al máximo lo que mejor sabes hacer, siempre con mucho trabajo y esfuerzo. Lo tuve muy claro desde que empecé a jugar al fútbol. Hay que tener mucha fuerza de voluntad, ganas de superarte cada día, horas de dedicación y saber copiar de los mejores. Exploté al máximo mis condiciones. También hay que tener suerte.

—¿Hoy sería usted titular en el lateral derecho del Atlético?

—Todo es cuestión de adaptarse. El fútbol es igual ahora que antes. Hay que saber explotar las virtudes, sea la época que sea. Hay cuestiones como la velocidad, la fuerza o la potencia que deben adaptarse a cada momento. Un ejemplo: ¿Messi o Maradona?, pues habría que imaginarse a Maradona en los tiempos actuales, en las condiciones que se juega ahora al fútbol y sin las durísimas entradas que recibía antes.

—¿Ser internacional fue su mejor premio?

—La máxima ilusión de un futbolista es jugar cada domingo. La meta debe ser siempre el próximo entrenamiento y disfrutar con lo que uno hace. Luego, los éxitos llegan por el esfuerzo diario. Fue un orgullo jugar con España. Ser internacional es el sueño de cualquier deportista.

—El expresidente José María Caneda dijo que usted iba a retirarse en el Compostela.

—En mi corazón solo hay sitio para dos equipos, para el Compos y para el Atlético. Iba a ver el Compos cuando era pequeño, con mi padre, Tomás, y mis tíos, Pedro y Nicolás, cuando se fumaban aquellos puros enormes en la Preferencia de Santa Isabel. Allí aprendí lo de «con los colores azul y blanco venceré». Me hubiese hecho una gran ilusión acabar mi carrera en el Compos.

—Era el capitán del doblete y al año siguiente en el Compos firmaron Lubo Penev y Pirri, pero usted se fue a jugar a Marbella.

—Con Caneda hablé en alguna ocasión sobre este tema. Teníamos una gran relación. Yo estaba en el Atlético, era el capitán, y siempre me sentí orgulloso de su interés por mí. Hubo alguna conversación y siempre estaré agradecido. En gran parte soy quien soy por el Compostela.

—Le hubiese venido bien aquel cambio para no olvidar su gallego.

—El gallego nunca se olvida, aunque lo practique poco. No se puede olvidar una ciudad como Santiago y un club como el Compos.

—¿Qué recuerda de Jesús Gil?

—Fue una persona que cambió muchas cosas en el fútbol. Con Gil hay un antes y un después en el Atlético. Su gestión, la visión que tenía y aquellos primeros ingresos atípicos que empezó a gestionar y descubrir ayudaron a revolucionar el mundo del fútbol.

—¿Cómo cree que le recuerda la afición compostelanista?

—Siempre me trataron con mucho cariño. Me siento orgulloso de ser de Santiago. Siempre que puedo escapo a mi ciudad, en donde me siento feliz. Lo de «la lluvia es arte» lo llevo muy dentro de mi corazón. Siempre animo a todos los que conozco a que hagan el Camino de Santiago, que visiten una ciudad preciosa, maravillosa, en la que hay gente encantadora.

—¿Volverá el Compos a Primera?

—Eso es lo que deseamos todos los compostelanos. En el fútbol de hoy no se necesita una gran ciudad para llegar a la cima. Se requiere una gran gestión para subir escalones. Hay equipos de ciudades pequeñas que están en la élite. Se pueden alcanzar importantes presupuestos sin que sea fundamental tener una gran masa social detrás como antes. El Compos se lo merece, por ciudad, por historia y por el club que es.

—¿Recuerda el primer partido que jugó contra el Compos en San Lázaro en Primera División?

—Fue un día muy emocionante. Volver con el Atlético a casa para enfrentarme a mi equipo que estaba en Primera fue una experiencia inolvidable, imposible de describir. Un día muy especial.

—¿Por qué no siguió su carrera deportiva como entrenador?

—Sinceramente no sé el por qué. Conocimientos e ideas nunca me faltaron, pues desde hace muchos años tengo todos los títulos que se requieren. Nunca llegué a ejercer, ni siquiera me lo planteé.

—Compartió vestuario con grandes estrellas, pero ¿cuál fue el futbolista que más le impresionó?

—Ahora mismo acabo de hablar con Futre para preguntarle por su estado de salud. Fue uno de los grandes referentes de este club. Le fichó Gil y fue un bombazo. La lista es enorme porque realmente compartí vestuario con grandes genios, con importantes figuras, tanto en lo futbolístico como en lo personal. Cuando conseguimos el doblete teníamos un gran vestuario. La clave del éxito es tener un gran grupo.

—¿Quién fue la persona que más influyó en su vida?

—Mis padres. Por la educación que me dieron, los valores que me inculcaron y la forma de demostrarme que todo se consigue con esfuerzo y trabajo. Me enseñaron a no rendirme nunca. Es lo que traté de hacer en mi vida personal y en el fútbol. Con esa premisa me levanto cada día.

—¿Sabe que jugó 483 partidos con la camiseta del Atlético de Madrid?

—Hasta que apareció Koke yo era el segundo de la historia, por detrás de Abelardo. Ahora se juegan muchísimos más partidos y Koke será el primero durante muchos años. En nada llegará a los 600 partidos. Me alegro por él, se lo merece, es un hombre de la casa, una institución. Yo me siento orgulloso por todo lo que me dio y le di al Atlético. Cuando visitas el museo y cuando hablas de estadísticas hay datos en los que nunca me había fijado. Por ejemplo, y yo no lo sabía, soy el futbolista que más partidos disputó de la historia del Atlético en el Calderón. Ese récord ya nadie jamás lo podrá superar.