Fernando Castro Santos: «Dejé el fútbol a los 61, me jubilé y ahora el día me pasa volando»

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CAPOTILLO

El entrenador del milagro, que ascendió el Compostela de Tercera a Primera División, disfruta de la compañía de sus tres nietos y recuerda como si fuese ayer cada minuto que pasó en Santiago

09 nov 2022 . Actualizado a las 19:48 h.

Fernando Castro Santos (Poio, Pontevedra, 1952). Jubilado. Exentrenador de fútbol. Es el héroe que ascendió el Compos de Tercera a Primera División. La capital de Galicia le estará eternamente agradecida. El Apóstol se vistió de blanquiazul con sus éxitos. Ahora vive el fútbol de una manera muy diferente. El Compos acaba de cumplir 60 años. Fernando Santos ya tiene 70 y recuerda como si fuese ayer cada uno de sus minutos en Santiago.

Tiene el corazón dividido. Más de la mitad es granate. La parte restante, «bastante grande» dice él, es blanquiazul. En la ciudad universitaria estuvo durante seis cursos, pero del Pontevedra disfrutó 22 temporadas y media. A Pasarón llegó con 14 años y estuvo seis meses sin jugar porque hasta los 15 no podía debutar como juvenil. Fue entonces cuando se inició la carrera deportiva del técnico que elevó el Compos al cielo. Solo vistió la granate del Pontevedra, tres campañas como juvenil, cuatro en el filial y siete en el primer equipo. Estando en la cantera pontevedresa vivió con pasión el hai que roelo.

—¿Se aburre como jubilado?

—No, se me pasa el día volando. Tengo amigos de diferentes profesiones que dicen que se aburren tras dejar de trabajar.

—¿Cómo es su día a día?

—La familia me ocupa ahora mucho tiempo. Era una parcela de mi vida que tenía que recuperar. Me perdí muchas cosas de mis hijos, pero están mis nietos. De mi hija Paula tengo un nieto (Lucas) y de mi hijo Diego, que jugó en Pontevedra, Málaga, Sporting de Gijón, Getafe y Australia, tengo dos (Iker y Zoe). Me encanta estar con ellos. Después practico el deporte que la edad y mis achaques me permiten y realizo algún viaje, Intento ver un poco de fútbol por televisión.

—¿Le costó mucho dejar el fútbol?

—Tomé la decisión con 61 años. Siempre dije que no me gustaría estar más allá de los 60 en un banquillo. Podría haber trabajado perfectamente algún año más. Me costó un poco después de tantos años, de toda una vida dedicada a este deporte. Tuve que modificar normas y cambiar hábitos para desengancharme. La salud me lo agradeció. Era mucho estrés y demasiadas horas diarias de trabajo. Un entrenador nunca tiene descanso. No tiene tiempo para lo más cotidiano, para lo más sencillo.

—Los más viejos del lugar todavía recuerdan sus discusiones con José María Caneda.

—Tuvimos menos desencuentros de los que los periodistas decían. Éramos diferentes. A mí me gusta hablar menos y a él le gustaba hablar más. Pero en el 90 % de las cuestiones nos entendíamos. Firmamos acuerdos en una servilleta, aunque al final eso me perjudicó. Caneda era una persona muy intuitiva, con un talante especial. Ayudó siempre a que hubiese un buen ambiente, aunque es cierto que con los buenos resultados todo es más sencillo. Siempre intentó cumplir con los futbolistas, desde que llegué en Tercera. Aquella época era más difícil, había menos ingresos. Fue serio en los pagos.

—Usted mantuvo el equipo en Primera y no siguió en el banquillo. ¿Fue injusta aquella decisión?

—El objetivo era la salvación, y se consiguió. Quien pensara en lograr algo más era un iluso. Creo que Caneda pensó siempre que había firmado con el Sporting de Gijón, pero no era cierto. Nunca llegamos a hablar de mi renovación y quedó demostrado que yo no tenía nada con el Sporting porque al final no fui a Gijón.

—En un Compostela-Pontevedra, ¿quién quiere que gane?

—Son dos entidades que marcaron mi vida. Nadie pudo igualar lo que conseguimos en el Compos, pero en el Pontevedra pasé más de veintidós años de mi vida. Es el club de mi ciudad. Para mí lo mejor es no ir a un partido entre estos dos equipos.

«Utilizábamos piedras como balones medicinales»

¿Volverá otra vez el Compos a Primera? Fernando Santos sabe que su milagro está al alcance de muy pocos: «En fútbol no hay nada imposible, pero tendrían que darse muchas circunstancias favorables para poder conseguir de nuevo un éxito de tal magnitud. Con la desaparición de nuestro Compos la afición se desentendió un poco y no es fácil recuperar tantas cosas».

—¿Se merece la ciudad estar en una categoría superior?

—Llegar a Primera es otra historia, pero el Compos sí podría estar en el fútbol profesional. Es un reto muy complicado, porque hay ciudades más grandes que Santiago y clubes con más afición y presupuesto que no llegan.

—¿Le produce mayor emoción recordar el 3-1 al Badajoz en Santa Isabel o el 3-1 al Rayo en Oviedo?

—Sin lo primero no hubiésemos llegado a lo segundo. Claro que es más importante subir a Primera División. Fue el partido más trascendental de la historia del Compos. Pero no me olvido nunca de Badajoz. Nos enfrentamos a un equipo imbatido, que no perdió en todo el año y que nos metió 4-0 en su campo, con 45 grados de temperatura. No veíamos ni el balón. Llegamos a Santa Isabel y a ellos les valía el empate. Ganamos y ascendimos.

—De Tercera a Primera División, ¿fue un milagro?

—No creo en la suerte. Es muy difícil que se vuelva a repetir todo aquello. Santiago, una ciudad pequeña y con poca infraestructura. El equipo apenas tenía medios. Utilizábamos piedras como balones medicinales y los palos como vallas. Había que ducharse en agua fría y entrenar en un campo de tierra muchas veces. Hoy sería imposible trabajar así. Las condiciones son otras. Después de seis temporadas de éxitos no se puede hablar de suerte.

—¿Destacaría algún futbolista por encima de los demás en sus seis cursos en la capital gallega?

—Tengo mucho respeto por todos los que trabajaron conmigo. En seis temporadas siempre puede haber uno, dos o tres con un comportamiento inadecuado, pero fueron casos muy aislados. Tengo que agradecer el comportamiento de los jugadores del Compos desde Tercera a Primera. ¿Destacar un futbolista sobre los demás? Es muy complicado, pero en este sentido podría elegir a Suso Moure, que estuvo conmigo en el Compos y en el Pontevedra. A veces no lo entendían, pero era un gran deportista. Muchos se acordarán de Fabiano, por su gran calidad, o de Ohen, por sus goles decisivos, pero Moure reflejaba todos los valores de nuestro Compostela. Era humilde, valiente, trabajador, no se asustaba, sabía hacer en todo momento lo que el juego exigía. Era competitivo y un buen tipo. Pasaron muchos con más calidad, pero en el fútbol no solo se puede valorar a un futbolista por eso. Fue el único que ascendió de Tercera a Primera con el Compos. El único de Santiago que jugó en Primera aquella temporada. Nunca fue lo suficientemente valorado y reconocido por la ciudad. Moure tendría que estar hoy en un puesto relevante del deporte compostelano.

—¿Qué futuro le espera al Compostela de Fabiano?

—Fabiano y el Compos. Dos nombres que significan mucho para mí. A Fabiano le tengo un gran aprecio personal. Es un hombre de fútbol y sabrá encontrar todas las soluciones.

«Me acordaré siempre de todos los futbolistas que tuve en Tercera y en Segunda División B»

Fernando Santos posee un currículo ejemplar. Es honesto y trabajador. Luchador. Disciplinado y capaz de hacer milagros. No solo en el Compos, sino también en equipos como el Poli Ejido o el Córdoba.

—¿Fue usted el gran héroe de aquel Compos?

—Fue trabajo de mucha gente, en el campo y fuera del terreno de juego. Cuando llegué aquí la ciudad estaba apagada y aquel Compos movilizó a la afición de una forma impresionante. Aquel Compos trabajaba siempre por delante de la categoría en la que estaba y eso nos permitió crecer mucho. Había un bloque humano extraordinario. No quiero hacerme dueño de todos los méritos. Tengo que ser agradecido con todos los futbolistas de Tercera y Segunda B que nos permitieron alcanzar aquellas victorias. La gente se acuerda de los que jugaron en Oviedo y de los que militaron en Primera, pero fueron muchos, tal vez más en el anonimato para la afición, los que nos llevaron a Primera División.

—En Tercera y en Segunda B había menos titulares en los medios de comunicación.

—Sin duda, pero sin los Javier, Leví, Juan, Ochoa, Cao, Cea, Toñito, y otros muchos, no hubiésemos llegado a Primera.