La fórmula del pase corto difuminó la actuación de Azpilicueta hasta que en el minuto 68 interrumpió providencialmente el pase de la muerte de Mahrez a Gundogan. A gusto con la atención generada mantuvo el foco en la siguiente acción. Una querencia por el protagonismo que rozó el disgusto: se fue al suelo entre gritos tras un choque de rodillas que por fortuna se solucionó con una breve visita a la banda y una dosis de espray.
A partir de ahí se fueron esfumando las opciones de ver sobre el césped a otro español. Guardiola quemó con Agüero su última ventana, dejando dos cambios por hacer y a Rodri y Ferran Torres calentando por si se daba el milagro de una prórroga. Tuchel metió a Kovacic y dejó sin final a Kepa y Marcos Alonso. Los representó bien Azpilicueta, alzando la copa de campeón.