Para levantar la copa, uno de España

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MANU FERNANDEZ | reuters

Pese a que hasta cinco convocados por la selección comparecían en la final, solo la jugó Azpilicueta, providencial para sostener el triunfo como capitán del Chelsea

30 may 2021 . Actualizado a las 11:13 h.

Luis Enrique ha cargado la lista para la Eurocopa de finalistas de la Champions. La lógica es aplastante: de llevarse el torneo de clubes, bien podrían estar más cerca de replicar el éxito con la selección. Meritocracia pura hasta que se repasan los onces que se enfrentaron de inicio en el estadio do Dragão. Guardiola, entrenador del conjunto que más futbolistas aporta al combinado nacional, les ahorró desgaste: Eric García, Aymeric Laporte y Ferrán Torres mantuvieron su habitual condición de suplentes en el torneo; Rodri se les sumó para que Gundogan sellara la medular citizen, en una apuesta de riesgo que no cuajó. Las veloces transiciones del rival superaron varias veces esa línea y el turco fue el primer amonestado del encuentro. Cuando el entrenador decidió enviar refuerzos, eligió a Fernandinho y no al internacional español.

El Chelsea solo cuenta con un elegido por Luis Enrique y a ese sí le hizo hueco Thomas Tuchel en el grupo titular. Azpilicueta lució el brazalete de los de Londres desde la plaza derecha de una zaga de tres centrales. El seleccionador ha citado como laterales diestros a Llorente, estrella de la Liga actuando en cualquier posición menos esa, y a un veterano que ganó la Champions incrustado en el eje de la defensa.

El futbolista navarro comenzó el choque tratando de entenderse con Reece James, designado para ocupar en Oporto el que será su puesto cuando represente a España. A la segunda bronca de Tuchel, el carrilero entendió que debía actuar pegado a la banda y Azpilicueta asumió la misión de cerrarle al City el carril central junto a Rudiger y Thiago Silva, reemplazado por Christensen en el minuto 40 por lesión. El brasileño primero y el danés a continuación fueron los receptores de la mayoría de los pases del capitán, empeñado en no arriesgar.

La fórmula del pase corto difuminó la actuación de Azpilicueta hasta que en el minuto 68 interrumpió providencialmente el pase de la muerte de Mahrez a Gundogan. A gusto con la atención generada mantuvo el foco en la siguiente acción. Una querencia por el protagonismo que rozó el disgusto: se fue al suelo entre gritos tras un choque de rodillas que por fortuna se solucionó con una breve visita a la banda y una dosis de espray.

A partir de ahí se fueron esfumando las opciones de ver sobre el césped a otro español. Guardiola quemó con Agüero su última ventana, dejando dos cambios por hacer y a Rodri y Ferran Torres calentando por si se daba el milagro de una prórroga. Tuchel metió a Kovacic y dejó sin final a Kepa y Marcos Alonso. Los representó bien Azpilicueta, alzando la copa de campeón.