Miguel Zelada: «Gracias a la pintura puedo decir que no me he aburrido jamás en mi vida»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CORUÑESES

EDUARDO PEREZ

El artista coruñés inauguró en el Kiosco Alfonso una retrospectiva sobre su obra

10 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«He pintado la Marina tantas veces como Alfonso. O más», explica entre risas el artista Miguel Zelada ante uno de los innumerables retratos que ha realizado de la ciudad que le vio nacer en 1942. El Alfonso al que se refiere no es otro que el desaparecido Abelenda, otro de esos pintores que, como Zelada, tienen pegado a su oficio el término coruñés, algo que imprime carácter. Y precisamente acaba de ver realizado uno de los sueños de cualquier pintor coruñés, exponer en el Kiosco Alfonso una retrospectiva en la que resume su carrera en 93 cuadros que puede visitarse hasta el 3 de mayo, «justo el día siguiente al que cumplo 78 años», apunta.

-¿Cómo realizó la selección de estas 93 obras?

-De entrada partía con cierta restricción, ya que tengo mucha obra fuera de aquí, sobre todo en Madrid. Y no me planteé complicarme con traslados desde allí. Apenas me he traído un par de cuadros. Así que me basé en piezas que tenía yo en mi colección o que tuviese localizadas, que supiese que tenían gente de por aquí. Al fin y al cabo, aunque empecé a pintar cuando vivía en Madrid, donde más he pintado es en A Coruña.

-Revisar toda su obra para esta exposición es como realizar un examen de conciencia.

-Es echar la mirada atrás, pero es una mirada ilusionante, porque me ha hecho recordar un montón de situaciones, lugares y vivencias. Y al ver de nuevo muchas de esas obras de otros períodos que hacía mucho que no tenía ante mi, he revivido muchas cosas. Me lo he pasado bárbaro. El proceso fue muy natural. He ido seleccionando por épocas lo que me parecía más representativo o, simplemente, lo que me parecía mejor. O sea, que es un criterio totalmente subjetivo.

-¿No hubo momentos de nostalgia en el proceso?

-Sí que me he planteado ante algún cuadro cómo era capaz de hacer esas cosas [ríe]. Es inevitable. Por ejemplo, tengo expuesta una reinterpretación de un cuadro de Van Gogh que me sigue encantando. Hacía mucho que no lo veía y me ha emocionado de forma muy especial. Pero no es nostalgia, es más bien una emoción como la que sentí al pintarlo en aquella época. Es como un reencuentro.

-La exposición está ordenada cronológicamente, pero sorprende que los primeros cuadros sean dos abstractos.

-Pertenecen a una etapa cortísima, porque creo que hice pocos más. Pero es cierto que la evolución de un artista suele empezar dibujando lo clásico y terminar haciendo abstracción. Pues yo lo hice al revés. En realidad es que siempre he mezclado muchas maneras de pintar, pero no a lo largo del tiempo, sino en una misma temporada. En ese sentido mis exposiciones pueden parecer un poco caóticas, claro. Recuerdo mi primera exposición, en la galería Ceibe. El artista que exponía después era Yoshiro Tachibana, el japonés que vivía en la Costa da Morte, y cuando entró a ver mi exposición preguntó si todos los cuadros eran del mismo artista. Pero aún así creo que tengo un estilo definido, hay muchos elementos comunes, el color, la composición... Cuando la gente ve un cuadro mío me reconoce.

-A pesar de eso puede verse una evolución en sus cuadros.

-Todo obedece a que siempre he estado buscando cosas nuevas, y a veces encontraba varias en un mismo período. Nunca me he conformado con un estilo o con una forma de pintar, quería seguir buscando. Porque eso es la pintura, búsqueda constante.

-Y en esa búsqueda incesante, ¿ha encontrado algo?

-Sí, pero sigo buscando porque sé que hay más cosas que se pueden encontrar. Y como me moriré pintando, hasta entonces seguiré buscando. Y eso es una gozada. Me doy cuenta de que gracias a la pintura puedo decir que no me he aburrido jamás en mi vida.

Fondos particulares. La retrospectiva de Miguel Zelada está compuesta por obras que mantiene el pintor en su colección, así como por otras cedidas por entidades y coleccionistas privados, «a los que, por cierto, estoy eternamente agradecido, por dejarme tener sus cuadros tres meses fuera de su lugar», añade el pintor.

«El aspecto comercial nunca lo he llevado bien. Sé pintar, no vender»

Miguel Zelada preside la Asociación de Artistas de A Coruña desde 1989.

-Como presidente de la Asociación de Artistas, ¿cómo ve el mundo del arte en A Coruña en la actualidad?

-Está complicado, las ventas son muy escasas, no es fácil. Esta ciudad tiene mucha afición a la pintura y muchos pintores buenos, y la asociación nació precisamente para facilitarle el camino a esa gente que no tiene fácil exponer en otros sitios. Pero echo de menos que se potencie más la pintura coruñesa o gallega en general desde las administraciones. Sé que no hay dinero pero se debería intentar sacarla fuera de Galicia. Bueno, aunque yo no puedo quejarme: ¡Mira qué magnífica exposición he hecho de la mano del Ayuntamiento! [Ríe].

-Tampoco están surgiendo corrientes artísticas con identidad local.

-Yo siempre he ido por libre, y creo que en general los pintores somos bastante individualistas. Nunca he formado parte de un grupo o una corriente artística, porque siempre he hecho lo que me ha dado la gana. Y eso porque he podido hacerlo. He tenido mucha suerte, no tuve que pedir que me dejasen exponer, siempre me iban llamando. Y si no me llamaban, pues seguía pintando y no exponía. La verdad es que el aspecto comercial no lo he llevado nada bien. Es algo común a muchos pintores, sabemos pintar, pero no vender.

-¿Es de los que les cuesta desprenderse de un cuadro?

-Cuando vendes un cuadro pues te viene muy bien, además te gusta que tu obra esté repartida. Pero claro que me encantaría seguir teniendo algunos cuadros que he vendido. Cuando se te va un cuadro por un lado dices qué bien, que he cogido un dinerito, pero deshacerte de él cuesta.