La clave de la selectividad es el trabajo

Elena Silveira
Elena Silveira OLEIROS / LA VOZ

ABEGONDO

CESAR DELGADO

Sus alumnos lograron las mejores notas de los centros públicos del área en la prueba de acceso a la universidad

08 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay una fórmula magistral, pero todos coinciden en que la clave del éxito es trabajo, trabajo y trabajo. Y eso es lo que hacen en los institutos Miraflores (Oleiros) y Francisco Aguiar (Betanzos), donde han conseguido las mejores notas de selectividad de todos los centros públicos del área metropolitana.

Francisco Rodríguez Coloma, director del instituto betanceiro, destaca que una de las bases de ese éxito son los propios alumnos: «Recibimos estudiantes de todos los municipios del entorno: Miño, Bergondo, Abegondo, Monfero... donde se trabaja bien y de donde salen con ganas de realizar estudios universitarios. El éxito, en gran medida, lo aportan los chavales, porque ellos mismos quieren salir adelante». La directora del IES Miraflores, Paula Medín, coincide en este punto de vista y confirma que el trabajo de los profesores es mucho más fácil si los alumnos están implicados. Otra de las claves es que en ambos centros preparan a sus estudiantes para afrontar las pruebas de selectividad desde cursos inferiores. «Nosotros planteamos primero y segundo de bachillerato como un ciclo y ya desde primero los vamos preparando para el acceso a la universidad, capacitándolos en la autonomía personal para el estudio y ofreciéndoles toda la información posible sobre las pruebas a las que se van a enfrentar», indica Francisco Coloma. «Por ejemplo, en Lengua Castellana, la materia que yo imparto, hacemos modelos de pruebas con la misma duración», y Julián Ferrer, profesor de Historia en este mismo centro añade: «Enfocamos las asignaturas y los procedimientos de trabajo de forma que les prepare para ser autónomos al llegar a la universidad». Concha Castro, que imparte Xeografía e Historia en el IES Miraflores, incide en esta idea: «Preparamos a los alumnos no solo para la prueba de selectividad, sino que lo enfocamos como un proyecto o trayecto educativo desde cursos anteriores», explica. Los buenos resultados, según dice, también son fruto de la implicación del profesorado en una educación «amplia y profunda», de una plantilla estable desde hace años y de mantener un equilibrio entre la tradición y las nuevas metodologías. Y sobre el nivel de exigencia aclara que siempre son «justos» con las notas. «Yo no realizo exámenes, pero el control del rendimiento es diario», indica Nilo Casares, profesor de Filosofía en el Miraflores. «Lo que intentamos, en realidad, es construir buenos ciudadanos. La ventaja es que muchos ya lo son de partida», indica.

Alumnos muy capacitados pero más inmaduros

Todos los profesores coinciden en que los alumnos de ambos centros están muy capacitados y que son, general, «buena gente». De hecho, registran muy pocas incidencias por malas conductas. Frente a esa capacitación los adulescentes o también llamada «generación de cristal» viven de una forma más inconsciente, adoptando comportamientos de adultos en su provecho pero no a su pesar, explica el director del Francisco Aguiar. En ello coincide Elena López Prada, profesora de Química en el Miraflores: «Tenemos niños cada vez más inmaduros. Son los padres o la familia los que asumen sus responsabilidades o sus traspiés». Julián Ferrer, del Francisco Aguiar, explica que la información y los conocimientos en la era de Internet pueden deslumbrar a los estudiantes, pero deben aprender a crear estructuras coherentes en su cabeza. «Y eso solo se consigue con trabajo. Es decir, sigue siendo necesario el boli, el papel y los esquemas; no se puede prescindir del esfuerzo personal». Susana Lorenzo, profesora de Latín y Griego en el IES Miraflores reconoce que la carga de trabajo en segundo de ESO es «brutal» y que los alumnos acaban exhaustos. «Por iso eu trato de potenciar o traballo na aula. Aproveitar ao máximo a clase para que, despois, tan só teñan que repasar». Elena López Prada explica que el trabajo debe estar muy bien organizado y que un mismo departamento desarrolle los proyectos educativos en común: «Un alumno, por ejemplo, debe saber formular desde el principio, para ir subiendo peldaños poco a poco, con una exigencia continuada». El profesor de Filosofía Nilo Casares incide en que el trabajo que realizan los profesores es mucho más activo cuando se topan con alumnos receptivos y que ya vienen motivados de casa. «Y aquí se dejan estimular y aceptan retos. Son ambiciosos a nivel académico», confirma.