La otra ola de la pandemia: los cierres de bajos en A Coruña

Mila Méndez Otero
m. m. otero A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Antón se despide de Abica. Sáez, que abre este año local en Madrid y es portavoz de los hosteleros de la Marina, además de dueño de Le Tavernier y La Parda, traspasa el restaurante con el que empezó, Abica, por las restricciones ante la pandemia
Antón se despide de Abica. Sáez, que abre este año local en Madrid y es portavoz de los hosteleros de la Marina, además de dueño de Le Tavernier y La Parda, traspasa el restaurante con el que empezó, Abica, por las restricciones ante la pandemia MARCOS MÍGUEZ

El regreso al horario habitual no evita la sangría de locales que se despiden para siempre

18 feb 2021 . Actualizado a las 09:43 h.

La vuelta al horario habitual se vivió ayer con un sabor agridulce. Los comercios del centro seguían abiertos hasta después de las seis, pero con las cafeterías cerradas, el ambiente estaba enrarecido. «Intentamos asumir que volvemos a la normalidad, pero las circunstancias son anómalas. Hay sectores todavía más afectados, como es el caso de la cultura y la hostelería. Y están los cierres perimetrales, los negocios de A Coruña nos nutrimos de clientes del área metropolitana», cuenta Mercedes Landeira, al frente, desde hace casi 15 años, de la Mercería Eva, en San Andrés.

Detrás del mostrador, insiste Mercedes, «hay personas, hay familias», y le pide a los políticos «que toquen la realidad». Esa que Rosa, de la Asociación de Comerciantes Zona Obelisco, encara cada día con el temor de una nueva baja entre sus socios. «Tengo días de varias diarias. Los ánimos están van de la desidia al paño de lágrimas», describe Rosa. Llega con dar un paseo pandémico, protegidos con la mascarilla y escapando del resto de los transeúntes, para constatar los efectos del coronavirus en el centro.

«Cada vez hay más cristaleras tapadas, para que no veas lo que hay dentro: nada, porque están desmontando el negocio», asiente Antón Sáez. Es el portavoz de los hosteleros de la Marina y el propietario de Le Tavernier y La Parda. Ahora, ya no lo será de Abica, el primer restaurante que abrió en Rego de Auga.

Adiós al 20 % de la hostelería

El covid, y las restricciones sanitarias, no le han dejado a Antón otra alternativa que traspasarlo. «Con diez personas en plantilla, los costes laborales al mes eran de 17.000 euros, el alquiler de 5.700 con el IVA. No me gusta hablar de ayudas como las del Presco o la Xunta, son compensaciones por el parón forzado de la actividad. Están bien, pero con 4.000 o 5.000 euros no llega ni para compensar el 25 % de las pérdidas de un mes», aclara Sáez.

Según la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), la provincia de A Coruña es la que acumula en febrero más bares, cafeterías y restaurantes en venta, alquiler o traspasado: 1.450, casi el doble de los 875 de Pontevedra. La diferencia entre el número de negocios en activo no tiene las mismas proporciones, 7.998 en A Coruña y 6.344 en la provincia del sur (datos de Fegein), lo que evidencia el impacto de la pandemia en un sector sobredimensionado.

«De febrero del 2020 a febrero del 2021 han cerrado definitivamente entre un 18 y un 20 % de los negocios de restauración. Serán más, y también habrá más rotación en las gerencias, por la sobreoferta de los últimos años. Los más afectados, los locales situados en la periferia urbana o en calles con poco tránsito. Esta crisis quizás ha pinchado la burbuja», pronostica Benito Iglesias, el presidente de Fegein. El pago de los créditos ICO, el final de los ERTE y el estrecho margen de liquidez -aunque las restricciones se relajen en A Coruña a partir del 1 de marzo los locales no podrán trabajar al 100 %-, perfilan un balance dramático. «Dentro de lo malo, somos unos afortunados. Hemos tenido la oportunidad del traspaso, hay situaciones muy al límite», afirma Antón Sáez.

Mercedes vuelve a abrir por la tarde. Al frente de la Mercería Eva, vive la vuelta paulatina a la normalidad con cautela. «Siguen otras medidas que nos afectan, como el cierre perimetral», destaca. Sin hostelería, dice, las calles no son lo mismo
Mercedes vuelve a abrir por la tarde. Al frente de la Mercería Eva, vive la vuelta paulatina a la normalidad con cautela. «Siguen otras medidas que nos afectan, como el cierre perimetral», destaca. Sin hostelería, dice, las calles no son lo mismo MARCOS MÍGUEZ

Las bajadas de persiana son generalizadas, no solo en la hostelería. «He llegado a la década de los 60 y pienso: ¿Vale la pena seguir luchando? Uno de mis proveedores de toda la vida, de Madrid, me ha dicho que cerró para siempre. Me he quedado impactada. A mi alrededor veo que cierran negocios y no paran de pasar furgonetas de reparto a domicilio. Es un poco contradictorio, queremos el trabajo delante de casa, pero le estamos dando los beneficios a no se sabe quién», reflexiona Mercedes, la mercera.

El cálculo de 1.250 locales vacíos está obsoleto ante una «cascada continua»

En noviembre, la Asociación de Emprendedores de Galicia (Ascega), hizo cálculos. Entre los cinco principales distritos comerciales, del 15.001 al 15.005, contabilizaron 1.250 bajos vacíos. Tres meses después, «la cifra está obsoleta. Estamos actualizando el informe porque la cascada de cierres es continua. Cada semana que pasa, empeora la situación comercial de la ciudad», admite Alfonso Salazar, de Ascega.

«Hay propietarios que no negocian el alquiler y otros que lo redujeron al 50 %», desliza Salazar. Mercedes Landeira, de las autónomas que aguanta el tirón tras el mostrador de su mercería en San Andrés, avisa: «Los cierres no acabarán con el carpetazo a la pandemia». Ella, que ha renunciado a planes como el Presco, apunta: «Las ayudas públicas se agotan. Es la sociedad, con sus actos, la que tiene el poder de decidir dónde van a ganar el dinero los empresarios».