Un coruñés en la alfombra roja

A CORUÑA

Mateo Franco protagoniza «Baskavígin», un documental que se estrenó en el festival de cine de San Sebastián

24 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Baskavígin es el nombre de un documental histórico que cuenta algo ocurrido en 1615, la matanza de balleneros vascos en Islandia. El Festival de Cine de San Sebastián fue el lugar elegido para el estreno de este trabajo que opta a un premio dentro de la sección Zinemira. Se lo cuento porque la producción rodada en la nao Victoria de Cádiz, en distintas localizaciones del País Vasco, y en Islandia, la protagoniza un coruñés de 23 años que apunta muy alto en el mundo de la interpretación, Mateo Franco. Es hijo de Manel Franco Taboada «y sobrino del resto», apunta sonriente en una semana donde su primo, el barítono Javier Franco, también fue noticia por su recital en el Rosalía. «Me muero de ganas de actuar yo en ese teatro. Estamos ensayando una versión de Anna Karenina dirigida por Jonás Trueba. Se estrena en Bilbao el 28 de noviembre y después estaremos de gira por Madrid, Barcelona o Valencia y mi sueño es venir a casa, a Galicia, aunque parece que no está siendo fácil», asegura. Por el momento disfruta de su primera gran alfombra roja desde que inició su carrera artística. «Por la familia lo normal es que hubiese sido arquitecto. Me gustaba, pero se me daba fatal y, desde pequeño quise ser actor», recuerda. Se formó en la gran cantera de Casahamlet con Manuel Lourenzo y Santiago Fernández. «Eso me abrió la puerta a un mundo nuevo, el teatro», relata. Siguió la formación un par de años en Vigo antes de instalarse en Nueva York gracias a una beca de la Diputación. «Hace un año dejé de estudiar y ya estoy en la jungla, buscando proyectos».

Crisis de los 40

Es la imagen con más gente en crisis de la historia. «Pero con un espíritu jovial e innovador en la Ciudad de los Caballeros. Estamos ahí, hay que contar con nosotros», comenta sonriente Marcos Dopico, uno de los nacidos en 1976, que decidieron organizar un encuentro de los coetáneos. «Fue un día especial. De reencuentros con gente a la que le habías perdido la pista», destaca. Quedaron al mediodía en la iglesia de Santa María, «pero no para oír misa, sino para tomar unos vinos por la zona», y después fueron al edificio municipal de usos múltiples del Matadero, «donde nos sirvió la comida el restaurante Los Arcos», resume Dopico. Ahí los tienen, como manda la tradición en tierras betanceiras, celebrando el cumpleaños conjunto como hacen los de cincuenta, sesenta o setenta años. Ojalá que en la próxima xuntanza de este tipo ya hayan empezado las obras para recuperar esa joya que es el Pasatiempo.

Dos décadas de Gosia

Hace 20 años, cuando existía Bomob en la plaza de Orense, una chica de Cracovia afincada por amor en A Coruña expuso por primera en su nueva casa atlántica, como ella dice. Dos décadas después Gosia Trebacz inauguró una nueva muestra en Bomoble, cuya responsable es Lourdes Gutiérrez, la misma que hace 20 años le dio la primera oportunidad. «Me pasaron muy rápido, parece que fue ayer. Tuve dos hijos, hice una veintena de exposiciones y me siento muy gallega», comenta Gosia, que en esta ocasión rinde homenaje a Federico García Lorca y presenta sus trabajos bajo el título genérico de Chove en Santiago meu doce amor.