Stephen Hawking vuelve a Galicia y prueba el rodaballo en Cambados

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA / LA VOZ

CIENCIA

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La presencia del científico en el parador del Albariño causó tal revolución que hubo que cerrar el comedor. Solo el personal logró fotografiarse con él

15 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Stephen Hawking predica con el ejemplo. Cuando le preguntaron el año pasado qué lugar recomendaría para pasar la luna de miel, contestó que Santiago de Compostela, y un mes después visitaba Galicia aprovechando que estaba de crucero. Ayer volvió por estas tierras y, como en ocasiones anteriores, se dejó ver alrededor de la mesa. Esta vez sustituyó el restaurante de A Pedra -donde comió en octubre del 2014 cuando desembarcó en la ciudad olívica- por el Parador de Cambados. La elección fue de última hora, pues en el establecimiento de la capital del Albariño no tuvieron noticia de tan eminente visita hasta media hora antes de que el científico y su séquito cruzasen la puerta. Lo acompañaban su hija y varias enfermeras y auxiliares.

En busca de la foto

Su presencia no pasó desapercibida. El parador está completo estos días y entre los clientes enseguida se corrió la voz de que el autor de Breve historia del tiempo andaba por el comedor, de modo que más de uno se apresuró para conseguir la foto con el famoso cosmólogo. Especialmente interesados se mostraron unos jugadores de pádel, que estos días andan por O Salnés a propósito del campeonato que se celebra en la zona, y no querían dejar escapar la ocasión de conocer en vivo y en directo al físico y de llevarse un recuerdo de él. Pero llegó un momento en que hubo que poner freno y la dirección del parador optó por cerrar el comedor para que él y quienes le acompañaban pudieran comer tranquilos el rodaballo y demás viandas que pidieron para la ocasión. Hawking estaba de viaje de ocio, de modo que no se hizo acompañar del personal de seguridad que lo flanquea en otras ocasiones. Esta vez tuvo que ser el propio parador el que pusiera coto a los móviles porque, según cuentan quienes vieron la visita, el hombre suele ponerse nervioso en este tipo de situaciones.

Quienes sí tuvieron suerte fueron un grupo de camareros y personal de cocina con quienes Hawking accedió a posar para la foto, una imagen que no tardó ni dos horas en circular por las redes sociales y ser comentario del día en el pueblo.

No es el primer famoso que reciben en el Parador de Cambados. Por allí presumen de haber hospedado a políticos como Charles de Gaulle y Juan Domingo Perón y de haberle servido café a superestrellas del espectáculo como Julio Iglesias. Pero nunca habían recibido a un hombre de ciencia de la talla de Hawking que es, además, famoso entre los famosos; por sus teorías sobre los agujeros negros, por sus libros y, ahora también, por el cine. Su vida acaba de ser llevada a la gran pantalla bajo el título La teoría del todo, lo cual ha contribuido a hacerlo, si cabe, todavía más popular entre el gran público.

Con poco más de veinte años le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y en contra de los peores vaticinios -le daban dos años de vida- este excepcional personaje de la historia reciente sigue sentando cátedra a sus 73 años y disfrutando de la vida, haciendo turismo alrededor de la buena mesa.

A Stephen Hawking le gusta Galicia de modo que no sería de extrañar que en su próximo crucero por el Atlántico, de camino a su Inglaterra natal, decida hacer escala y tomarse unas ostras en A Pedra o coger la autopista rumbo a otro destino de esta esquina del mapa.