Caviar y migajas

Miguel García DESDE LA GRADA

CDLUGO

Carlos Castro

01 may 2022 . Actualizado a las 21:59 h.

Rubén Albés en rueda de prensa posterior al último partido en casa comentó «sacar doce puntos al descenso a falta de cinco partidos es caviar». Este distinguido producto gastronómico está al alcance de muy pocos. Por lo exquisito del género y por el elevado coste que tiene una mínima porción. La comparativa con la situación deportiva del Lugo viene a cuento por el privilegiado momento que vive y que nos sitúa como ricos y afortunados en el ecosistema del fútbol profesional. Los ricos deportivos, ya se sabe, no siempre merecieron artículos prohibitivos. Para llegar a ellos pasaron necesidades, penurias que fortalecieron su carácter y su inquebrantable voluntad. No nos creamos ricos permanentes, el caviar de hoy se gana día a día porque si no es así, las carencias y la escasez llegan tan rápidamente que nos puede asaltar la hambruna deportiva sin que nos demos cuenta.

No lejos de aquí, Dépor, Racing, Compos, Pontevedra, Ourense, intentan reconciliarse con su pasado, cercano para algunos, más lejano para otros. Ni es fácil llegar ni tampoco mantenerse. Hacerlo de forma constante está al alcance de muy pocos. Ni siquiera una temporada extraordinaria puede ser garantía suficiente para la siguiente. Solo la experiencia, la planificación, la previsión, son los únicos avales con que cuenta una organización para tener una mínima garantía de éxito.

El visitante ayer era de los que tienen cosas por jugarse. Un club con expectativas de volver a la máxima categoría. Derrota después de muchos meses sin hacerlo en casa, como se pudo ganar o empatar porque el resultado final fue fruto del que aprovechó las escasas oportunidades y probablemente lo más justo hubiera sido un reparto de puntos. No defraudó el Lugo en un encuentro muy igualado porque nunca lo hace. Jugó sus armas y lo hizo con la intención de cerrar la temporada de forma matemática. Habrá que esperar un poco más. Cuando pierdes se aprecia una atmósfera de tristeza. La derrota es lo que tiene, te devuelve al pensamiento de la duda, de la inseguridad, el caviar se torna en escasez, en necesidad, en miseria.

Reaccionas después y la realidad hoy es grata, agradable, deseable. Cerca de la meta, a escasos centímetros, intactas la ilusión y la confianza. Entero el ánimo y el deseo de competir. Este club va a vivir dos situaciones completamente diferentes en poco más de doce meses, luchar por un mendrugo de pan que nos permitiera no descender y tener alimento suficiente para mantenernos. Sin el hambre pasada no tendríamos la abundancia presente.