Cambio de ciclo con los sacerdotes

Santiago Garrido Rial
Santi Garrido CRÓNICA SOCIAL

VIMIANZO

15 jun 2017 . Actualizado a las 07:57 h.

Por las cosas de la vida, los cambios de ciclo son inherentes a ella, y casi se diría que esos ciclos cambian constantemente, con el mero movimiento. Vale para muchos temas, pero me refiero a los sacerdotes. A los párrocos. Pero hay épocas en las que, de repente, se van del día a día de varias generaciones quienes las han acompañado durante decenios, y además varios juntos. Por muerte o por jubilación. Hacía esta semana las cuentas y en apenas un año variaciones muy importantes en la comarca. Y más importantes son cuanto más tiempo han pasado. Citemos las dos situaciones: Antonio Trigo, más de 50 años como cura de Olveira y Olveiroa, y mucho tiempo en Baíñas, que ha fallecido. Y Francisco Espasandín Castro, que se jubiló en noviembre, debido a problemas de salud. Y eso que es joven, para lo que se ve: 76 años. Llevaba más de 40 en Baio, y poco después de llegar le encomendaron también Bamiro y Lamas. Mañana domingo, vecinos de las tres parroquias le rendirán un homenaje en la iglesia. La nueva, la que vio nacer, de la que ahora se encarga (y de otras nueve) Francisco Gómez Canoura, que es quien organiza todo. Será a las 12.00, y será emotiva. Niños con pancartas, una placa, el coro Xan Mella... Precisamente esta agrupación le debe mucho, ya que desde el principio (y ya llevan 15 años) los apoyó, dejándoles la iglesia para ensayar. Estuvieron así un lustro más o menos, recordaba ayer Antonio Díaz Amor. Viajó con ellos a algunas actuaciones... En fin, que forma parte de sus vidas. Además de las canciones de misa, le dedicarán la pieza especial Ave María no Morro.

Tras los actos religiosos, la comida en Casa Cruz, otro de los clásicos de la comarca. Asistirán unas 150 personas, calcula Gómez-Canoura. Por cierto que para el año que viene, Espasandín celebrará sus bodas de oro, y su sucesor le brindará otro homenaje, pero con los compañeros sacerdotes. El veterano párroco sigue activo, por cierto, y oficia misa todos los sábados en la iglesia vieja (y ayuda en lo que puede), la que conoció al llegar a Baio, tras pasar una temporada en Pontedeume, y tras haber salido de su parroquia natal, no muy lejana: San Martiño de Meanos, en Zas. Muchos lo recordarán con la bendición del San Cristovo. Generaciones de alumnos, por sus clases en el Labarta Pose (recuerdo una en la que la primera lección fue el significado de justicia: pocos chavales de 13 años supieron explicarla adecuadamente) o el Maximino Romero de Lema, más tarde. Gente como Jorge Mira, por pasar toda su vida a su lado, con las catequesis. Cada triunfo académico que lograba, el cura lo contaba en la misa. Esta vez, los aplausos serán para el sacerdote.