«Libre», con «aforro», «sen preocupacións» y «saudable»: la vida sin carné de conducir
CARBALLO
Varios rostros, muchos de ellos, populares, describen su día a día, con alguna crítica al transporte público
08 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.¿Se han imaginado vivir sin carné de conducir? Hoy en día es algo casi impensable. Casi todos los jóvenes sacan el permiso B nada más cumplir los 18 años. Y ello, porque cada vez somos más dependientes de los coches. Sin embargo, tener una vida dinámica sin esta condición es posible. Cuatro rostros de la Costa da Morte, tres de ellos populares, le ponen nombre. De entrada, aseguran que viven encantados, aunque trasladan alguna queja respecto al transporte público.
El sociólogo carballés Santi Pazos, que ahora está retirado, es claro: «Prefiro ser libre e non estar atado a unha máquina. Os coches son como os fillos: hai que ocuparse deles. De modo que deste xeito estás sen preocupacións». Confiesa vivir así «perfectamente». Con 18 años se marchó a vivir a Madrid, donde estuvo 40 años. «En transporte público ía a todos os sitios. Desprazarse en coche era un rollo. Non pensaba en volver, e cando regresei, xa estaba acostumado así», recuerda. A su parecer, disponer de un automóvil propio da ciertas facilidades, por ello recomienda sacarlo. Pero también implica hacer frente a los gastos de combustible y mantenimiento, remarca.
Él se sirve de los medios de transporte público o, sino, de «bos amigos», para moverse cuando necesita salir del municipio, pues, sino, ya se desplaza a pie. «Socializo, leo...», dice, «e ao que non podo ir, non vou». En todo caso, tiene alguna que otra queja relacionada con los autobuses públicos. Se lamenta de la poca oferta en el rural. «Para ir a Fisterra leva horas. Para acudir á praia a Razo un sábado este verán tiven que coller un taxi. Unha liña interparroquial en Carballo sería interesante. As cousas, se se promoven, funcionan. Véxase coa baixada dos prezos dos bonos. Pero fálase da Axenda 2030 e a realidade é que as institucións fan moi pouco».
Es una opinión muy compartida. El poeta y guía del Museo da Pesca de Fisterra, Alexandre Nerium, seudónimo literario de Francisco Manuel López (1960), afirma que «non hai suficientes buses, sobre todo, a fin de semana, cos peregrinos. No bus directo de Fisterra a Santiago tardas unha barbaridade, 3 horas. E as infraestruturas tampouco son moi boas». «Somos a última parte do mundo!», lamenta. En su caso, nunca sacó el carné de conducir, según explica, porque cuando era estudiante y se desplazaba a las ciudades en bus vio «moitos accidentes», lo que le hizo cogerle «respecto» a la carretera. Y eso pese a que, cuando después fue buzo y hacía la campaña del longueirón, lo necesitó. «Cando tocaba en Carnota tiña que ir a pé», recuerda. Incluso llegó a dirigir un barco de artes menores. «Pero no mar a estrada é ancha e gustábame», comenta entre risas. «É mellor andar. Boto o día camiñando. Fago ximnasia, algo que ademais necesito ao ser diabético. Ademais, aforro», sostiene. Siempre usó el bus: «Os meus fillos tamén», añade. Ahora tira más de uno de sus descendientes para trayectos largos. Pero realiza la compra a pie. «Non me arrepinto», sentencia.
El artista multidisciplinar carballés Mon Lendoiro (52 años) tampoco tiene el permiso B. «Teño miopía dende que son adolescente e non me vexo conducindo. Paréceme unha responsabilidade que non quero», explica, a lo que añade: «En xeral, creo que me compensa non telo. O coche hai que mantelo. Sempre me busquei a vida para ter con quen ir e págolle o combustible. É bo para min e axudo ao medio ambiente». Le gusta caminar y va hasta Bértoa o Berdillo. «Non hai bus porque a xente o usa menos», concluye.
Por su parte, Isabel Aguilera Padilla, de 44 años, apenas lleva instalada en la capital de Bergantiños un año y 8 meses. Es de Bolivia y estuvo 15 años emigrada en la ciudad de Ginebra (Suiza), donde conoció a su marido, de Carballo. «Siempre vi que no era necesario para mí porque en las urbes en las que viví había buses cada cinco minutos y también iba en bici», traslada. Sin embargo, la visión le cambió al asentarse en el casco urbano carballés: «Sigo pensando que el carné no tendría que ser necesario, pero aquí lo veo urgente y ya estoy consultando autoescuelas porque no hay buses para ir a la playa o al trabajo, y a A Coruña tampoco los suficientes». Se desplaza a pie al centro médico y en bici a su puesto en A Revolta. A veces también la lleva su esposo. Se asombra al comprobar que la gente usa el coche para ir a la farmacia o al súper en pleno centro. «Creo que tendría que haber bicis de alquiler en varios puntos del municipio. Así la gente las usaría más. El coche tiene sus gastos», opina.
Con el permiso, pero sin darle uso: «Tómome a vida con máis calma»
De otro lado, hay personas que poseen el carné, pero que no conducen. El escritor fisterrán Modesto Fraga (1974) es uno de ellos. «Saquei o carné e useino un ano, cando ía estudar a Santiago. Pero despois empecei a usar o bus e nunca máis», relata.
Vive en Cee y trabaja en Muxía, en el Parador. «Ás veces xa coincido nos horarios cos compañeiros e vou con eles, pero maioritariamente, emprego o bus», comenta. Se queja de las «poucas liñas que hai ao día» y de que «ningunha» va hasta el Parador, motivo por el que sube a pie o, si es necesario, en taxi.
Él, al igual que Alexandre, también percibe un «colapso» a causa de la elevada demanda por parte de peregrinos y la poca oferta. «A xente vai de pé, nas escaleiras, cando non quedas tirado», anota.
En el autocar se siente «cómodo, lendo, escribindo». «Tómome a vida con máis calma. Se saio e teño que agardar unha hora pola liña, tomo un café. É pola tranquilidade que me dá. Despreocúpaste, non dependes do tráfico», añade.