Los negocios de la Costa da Morte que abrieron en plena pandemia salen adelante
CARBALLO
Son muchos los autónomos que incluso han encontrado ventajas en este período
11 ago 2020 . Actualizado a las 08:11 h.La llegada de la pandemia paró el mundo en todos los sentidos. Con el confinamiento y el cese de actividad, plantearse abrir un negocio era casi impensable. No obstante, fueron muchos los vecinos de la Costa da Morte que se armaron de fuerza y valor y se pusieron la capa de Superman. En la gran mayoría, se trata de ideas que ya tenían pensadas y, en muchos casos, preparadas, y que el coronavirus frenó. Algunos, incluso dieron el salto a ser autónomos por vez primera en sus vidas. Otros, pusieron punto y final a un proyecto y empezaron otro. Lo cierto es que lo que se presentaba como una aventura imposible acabó siendo casi un éxito. Cinco gerentes que probaron suerte con sus empresas se muestran, meses o incluso apenas semanas después, muy satisfechos con la experiencia.
«Podía ser mellor, podía ser peor. Se non gañamos máis, menos tampouco», dice Roberto García desde la tienda Frutas Frutín, de Ponteceso. «Nos está yendo bien. Estamos muy contentos con la aceptación. Tenemos gente y esta consume», cuenta Álvaro Domínguez, propietario del bar Bruma Shore, en la misma localidad, junto a Xavi Herranz. La dietista Silvia Gómez, con establecimiento en Carballo, va un paso más allá y dice alto y claro: «Non me arrepinto de abrir neste momento para nada. Non podería dicir que me vai mal porque non me podo queixar coa situación que hai». Misma opinión tiene la fisioterapeuta Marta Regueira, del centro Marem, también en la capital de Bergantiños: «Non me arrepinto de abrir para nada porque a acollida está sendo moi boa e estame indo ben». Óscar Freire, del nuevo restaurante A Marina de Camariñas, pone la guinda al pastel diciendo que «a valoración destas semanas de traballo non é boa, senón o seguinte. A xente do pobo apóianos por completo nesta nova andadura e estou supercontento porque estamos a tope, dentro do permitido, claro». Ellos traen, pues, esperanza, en momentos difíciles.
Todos estos autónomos coinciden en señalar que, lejos de lo esperado, incluso han encontrado ventajas de abrir en este período. «A xente agora ten medo ás grandes superficies. Isto creo que nos favorece», consideran desde la frutería pontecesana. «Las terrazas son más necesarias que nunca porque la gente necesita sentirse libre», comentan desde el bar pondaliano. La fisioterapeuta carballesa se encontró con que «a xente estaba esperando a que todo volvese a funcionar porque tanto tempo na casa ou o incremento da práctica deportiva acusou o nivel físico». En este sentido, la dietista Silvia Gómez también se topó con «persoas que, de estar paradas e tirar de calquera cousa do supermercado para comer, aumentaron de peso e se animaron a empezar».
La incertidumbre está muy presente y siguen adaptándose a las circunstancias
Evidentemente, no todo es positivo, como sucede en la vida misma. La incertidumbre sobre el futuro próximo está muy presente. «En tempada baixa quizais notemos máis a incidencia da pandemia, pero é que tampouco sei ata cando imos estar así», expresa Roberto García. «Non descarto a posibilidade de que nos volvan a limitar bastante, entón isto é algo que te limita á hora, por exemplo, de contratar a alguén», comenta la dietista carballesa. Misma opinión expone Marta, de Marem: «Estou valorando coller xente, pero á vez, tamén teño medo por que vai pasar».
El día a día les ha cambiado mucho respecto a lo que sería lo normal, lo cotidiano. Así es que estos gerentes siguen adaptándose a las circunstancias del momento. «A veces es complicado que la gente cumpla las medidas de seguridad para evitar los contagios, pero el campo nos da facilidades a la hora de distribuir las mesas», cuenta Álvaro Domínguez, cuyo local se sitúa en las inmediaciones del Río Anllóns. «Sigo dando a posibilidade de facer a consulta en liña», asegura la dietista Silvia Gómez, a quien la pandemia le ha llevado a sacar más partido que nunca a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. A Óscar Freire, la crisis sanitaria lo llevó a replantear el modelo de negocio. Así, pues, cerró el restaurante A Marina de Camariñas, en unas instalaciones más amplias, y lo abrió, con una carta y un local más reducidos y más enxebres: «Adaptámonos á situación social e económica actual. Agora a maneira de comer cambiou: é máis de picar e sen tanto luxo». Por su parte, la fisioterapeuta Marta Regueira va haciendo frente a los gastos que conlleva la obligatoriedad de las mascarillas y otro material de desinfección: «As previsións de gasto que tiña disparáronse un pouco». Mientras, muchos de ellos van creando trabajo, en un tiempo muy necesario.