Los turistas americanos del «Song of flower» se sorprendieron por la multitudinaria acogida de miles de visitantes de la zona El calendario marcaba el 27 de mayo, pero si a uno lo pillasen desprevenido habría apostado diez a uno a que se trataba del 15 de agosto. Aunque sólo se tratase por el calor, el duro calor que jugaba con los 30 grados. Fue el domingo en Laxe, y fue como una fiesta. Miles de personas, turistas locales, comarcales y ocasionales, dispensaron una -otra- calurosa bienvenida a los 119 turistas americamos de verdad, esos que hasta el momento sólo se podían ver en el puerto de A Coruña o, los más veteranos saben, en la inolvidable y hortera «Vacaciones en el mar». Y ya se dice que ahora quieren más trasantlánticos.
28 may 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Los turistas americanos llegaron de Santiago en autobús, adonde se habían dirigido desde su anterior escala en Muros. A bordo, hasta Laxe, iban el alcalde, Antón Carracedo; el delegado de la Real Liga Naval Española, José Manuel Pato, y la abundante tripulación: 163 personas para atender a 119 pasajeros, una relación numérica que sólo se comprende cuando se trata, como en este caso, de barcos de superlujo, de 121 metros de eslora, siete pisos y mobiliario de catálogo de revista rococó. Pato habló e informó al capitán, Dag Dvergastein, sobre la Costa da Morte, a quien proporcionó abundante información al respecto y también al resto de miembros de la dirección del barco. Todo salió perfectamente, lo que hace -asegura Pato- que se puedan albergar serias expectativas de que una experiencia similar se pueda repetir. Además de la vista, la hostelería es otra de las grandes beneficiadas por estos actos. Miles de personas con calor dan para tomar muchos refrescos. Salvo el accidente de un cámara de Telecinco, que se cayó del dique mientras grababa y tuvo que ser evacuado en ambulancia, todo salió a la perfección. A estas alturas, la imponente nave estará poniendo proa hacia Burdeos.