Las pocas palabras del imán de Pontevedra

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

emilio moldes

Maati El Hamdaoui llegó a la ciudad hace 15 años, adonde trajo a sus 5 hijos. Es vendedor ambulante

31 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene unos ojos entre verde y miel que se arrugan un poco cuando sonríe. No lo hace mucho. En parte por timidez y en parte porque le cuesta expresarse con soltura. Los tiene algo escondidos por un rostro cargado de sol y de trabajo, y los abre cuando tiene que fijar la mirada en su interlocutor para estar seguro de que comprende bien lo que le dice. Cuando termina la conversación, la retira y vuelve a sus cosas. A unos metros de él, su mujer sonríe y sigue su misma filosofía de discreción. Es una mujer resulta, decidida y con carácter. Dice que no quiere salir en la foto, y procura situarse lejos del foco de atención.

Maati El Hamdaoui es el imán de Pontevedra y lleva quince años en España, adonde llegó de Marruecos. Hizo una primera parada en Madrid, donde aterrizó de la mano de un conocido que vendía alfombras. Pero no le gustó. «Mucha gente en todas partes», dice, casi como queriendo olvidar el recuerdo. Por eso, en parte, le gusta tanto Pontevedra. Cuando se le pregunta si está feliz aquí, responde con un contundente «hombre, llevo aquí desde el 2001». Y lo repite con frecuencia. Lleva la frase una carga como de orgullo que lo hace casi más gallego que cualquier otra persona nacida en la tierra de Breogán, a pesar de entenderse con sus vecinos gracias a un número limitado de recursos.

Dice que aprender palabras le resulta relativamente sencillo, pero unirlas para formar frases ya es otra cosa. Muchos árabes que llegan a España ni siquiera saben escribir en su idioma, de modo que cambiar de alfabeto, gramática y filosofía del lenguaje para adoptar uno nuevo es más complicado que para personas con un nivel de estudios más elevado.

Con ellos o sin ellos, Maati ha sabido labrarse un presente para él y para toda su familia en un país extranjero, y en otro continente. Una vez decidido que quería abandonar la capital madrileña tras menos de una semana en ella, le hablaron de la ciudad del Lérez y le animaron a trasladarse. No se lo pensó. Llegó a la Boa Vila en cuestión de horas, y se asentó.

Cinco hijos y Saadi

Los inicios no fueron sencillos, y tardó cinco años en poder traerse a su mujer y a tres de sus cinco hijos. Por entonces solo habían nacido los mayores, que ahora tienen 23, 20 y 18 años. Más tarde, ya en Galicia, nacerían los dos más pequeños, que en estos momentos andan por los 13 y los 5 años.

Maati se abrió camino como pudo, y así se convirtió en vendedor ambulante. Procura acudir solo a las ferias más próximas a Pontevedra, que incluyen Padrón - «a veces», matiza- pero también Portugal, adonde sí viaja con frecuencia. Por eso, a pesar de ser el imán de Pontevedra, solo pude acudir a realizar a alguna de las cinco oraciones diarias que se realizan en la mezquita. Normalmente, a las 20.30 horas. A veces, también a la última, a las 23.15. El resto del día está viajando. Hace un gesto con el que se lleva la mano a la boca. Hay que alimentar a la familia.

Sobre todo, porque su mujer no trabaja -fuera de casa, claro-, y solo el primogénito tiene empleo, por el momento. El segundo acude estos días a un curso de un programa de Cruz Roja de inmersión laboral. Quiere conseguir la capacitación para vender. «Estudia para tienda», resume El Hamdaoui. Otra vez con pocas palabras. Y otra vez con toda claridad.