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¿Por qué no hay supergranjas en Galicia?

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoán ramón alvite REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

rober amado

La compleja gestión de agua y residuos hacen más difícil las grandes instalaciones

23 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia es una de las diez principales regiones lácteas europeas. Cuatro de cada diez litros de leche que se producen en España salen de las poco más de 7.800 granjas que permanecen en activo en la comunidad. Paradójicamente, la mayor explotación gallega apenas tiene 400 vacas y produce seis millones de litros de leche anuales. Están lejos de las más de 5.000 reses que ordeñan diariamente en Tauste Ganadera de Zaragoza, o en la cooperativa Valle de Odieta en la localidad navarra de Caparroso.

Otro tanto sucede con el sector cárnico. En el porcino, por ejemplo, Galicia tiene censadas más de 20.000 explotaciones (un tercio del total español) que, sin embargo, apenas logran producir 90.000 toneladas anuales, a enorme distancia de Cataluña, donde se superan ampliamente los 1,7 millones de toneladas y donde se registra una media de más de 1.000 cerdos por granja. Igual pasa con el conejo donde apenas una veintena de las 250 granjas existentes supera el millar de cabezas, cuando la media en Cataluña es de más de 5.000, y en Castilla y León existen instalaciones con más de 10.000.

Mientras en buena parte de España se suceden los proyectos para la construcción de grandes explotaciones ganaderas -destacan las instalaciones para 20.000 vacas en Soria, 70.000 pollos en Cuenca o 140.000 cerdos en Albacete- Galicia, tercera potencia cárnica a nivel estatal, todavía se mantiene ajena a la burbuja de las macrogranjas.

Lo cierto es que no hay ninguna normativa, ni estatal ni europea, que regule el tamaño máximo de las granjas. Cualquier lugar podría albergar una instalación ganadera de este tipo. Las restricciones vienen marcadas por normativas urbanísticas, medioambientales, de bienestar animal o bioseguridad. Factores como la gestión de los residuos o el consumo de agua tienen un peso determinante a la hora de evaluar el impacto ambiental y, por tanto, la posible actividad de una granja de gran tamaño. De hecho, las ganaderías gallegas más dimensionadas ya están obligadas, a día de hoy, a someter al examen de la Xunta sus proyectos de mejora y ampliación de instalaciones, como paso previo a la obtención de las licencias de construcción.

Desde el propio sector apuntan a las enormes dificultades que una macrogranja tendría en Galicia por ejemplo para deshacerse de sus residuos orgánicos, más teniendo en cuenta que la superficie agraria útil en la comunidad apenas representa un 10 % del total del territorio.

Hay otro punto clave: la ausencia de industrias de transformación. Es, según los expertos, un factor determinante. En Galicia apenas se ha desarrollado durante el último cuarto de siglo una industria potente de transformación vinculada a ningún sector ganadero. La escasa existente de capital enteramente autóctono, se ha especializado en actividades de escaso valor añadido que tampoco han propiciado la creación de un sector productor fuerte.

«Na última década rexistrouse unha reconversión moi importante no sector, motivada principalmente polo escaso crecemento da industria galega da transformación, que se volve incapaz de absorber a nosa produción. Isto obrigounos a ter que recorrer a intermediarios para poder vender o noso produto en Burgos, Madrid ou Toledo», apunta José Antonio Vidal, presidente de la Federación Galega de Porcino (Fegapor), que estima que este hecho les supone un coste añadido de entre 8 y 10 céntimos por kilo a los productores gallegos.

A todo esto se suma la distancia a los grandes núcleos de consumo, lo que hace menos rentable la producción. También la escasa disponibilidad de superficie agraria útil o la oposición social a estas instalaciones industriales.

La particularidad del lácteo

Aunque el dominio gallego en el lácteo estatal va en aumento ?en poco más de dos décadas se duplicó la producción a pesar de la desaparición del 60% de las granjas- el dimensionamiento de las explotaciones sigue siendo discreto si se compara con otras regiones. Mientras la media de producción en Galicia se sitúa en 350.000 litros por granja en comunidades como Cataluña y Castilla y León ?segundo y tercero productor el estado- asciende a 1,5 millones y 750.000 litros, respectivamente.

Para encontrar las razones de estas diferencias hay que remontarse a hace más de treinta años cuando la implantación de las cuotas lácteas, a las que Galicia llegó en inferioridad de condiciones en comparación con otros territorios europeos, empezó a poner límites al crecimiento de las granjas.

Actualmente la mayor explotación láctea gallega apenas produce cinco millones de litros de leche anuales, apenas una tercera parte de lo que registran la ubicadas en las principales regiones lácteas europeas. Si la comparación se realiza con países como Estados Unidos o China, donde existen granjas con más de 40.000 vacas, las diferencias son todavía mayores.