Patrocinado porPatrocinado por

Los frutos del mar se ponen verdes

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MONICA FERREIROS

La producción de 198 bateas y la de 6 empresas de algas en Galicia lucen el sello de producción ecológica

29 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Miel, vino, carne, leche, patatas... Son productos que figuran en el catálogo del Consello Regulador de la Agricultura Ecolóxica de Galicia (CRAEG). Pero no solo a la tierra se remite el ente que vela por el género que lleva el sello de respetuosos con el medio ambiente. Ha extendido sus dominios al mar y a los frutos de su cultivo, que cada vez en mayor medida se van subiendo al carro de lo verde. Según datos de la entidad, las procedentes de la acuicultura y de la recogida de algas fueron de las referencias en las que se detectaron de los mayores incrementos porcentuales el año pasado con respecto al ejercicio anterior: un 68,6 %. Salto al que hay que sumar el crecimiento de las conservas de pescado y mariscos ecológicas (un 32,4 %) y el de otros productos elaborados con ingredientes marinos que llevan el logotipo del CRAEG (20,27 %).

Cierto es que el volumen que se comercializa con el emblema es aún muy modesto, pero no ha parado de crecer. No hubo retroceso «nin durante os anos da crise», señala Manuel Cancio, técnico del Consello Regulador del sello.

Según los datos del 2016 -últimos cerrados-, se pusieron en el mercado 746.111 kilos de mejillón ecológico y 275.079 kilos de algas. Los bivalvos salieron de las 198 bateas que figuran en el registro del CRAEG, pertenecientes a 34 empresarios. Por el momento son bateeiros de 4 asociaciones de productores los que están trabajando con la certificación: San Amaro, de Vilanova de Arousa; ASME Rianxeira y Aimex, de Rianxo, y la Asociación Illa de Arousa. 

Parques de cultivo

También figuran en el registro del regulador dos parques de cultivo, que cultivan almeja y berberecho. Pero aunque están inscritos en el CRAEG, todavía no han puesto en el mercado producto susceptible de llevar ese sello. Fuentes del Consello explican que las dificultades para obtener almeja y berberecho ecológico radican en el problema de conseguir semilla. «Si xa de por si é complicado obter semente, porque non a hai», más si lo que se busca tiene que cumplir los requisitos del sello.

Con el mejillón es más fácil, pues se admite tanto la mexilla que se extrae de las rocas, como la cría que se recoge en los colectores que se instalan en la batea. En este caso, las diferencias en el cultivo radican en las limitaciones que se imponen con respecto al uso de materiales contaminantes en la batea, al número de cuerdas, la recogida de desperdicios -tanto los propios del laboreo como el material-, que deben ser derivados a una planta específica. En la parte de la producción, el CRAEG también tiene inscritas seis empresas de recolección de algas. En este caso, la práctica totalidad de lo comercializado con sello se corresponde con algas recogidas bien en las zonas en las que se producen, como las recogidas en las playas por las personas con pérmex, explican desde el Consello. Aunque hay experiencias de cultivo, no ha salido al mercado nada de producción con el sello ecológico. 

Transformación

En cuanto a la transformación, son 32 las empresas que han hecho los trámites para dispensar producto con sello del CRAEG. Veinticinco son fábricas de conservas, depuradoras o cocederos y siete son comercializadores de producto. El Consello destaca la heterogeneidad de las firmas certificadas, tanto entre los productores como en la transformación. Así, cuentan con pequeños productores hasta una asociación que aglutina cien bateas. Y en la elaboración hay tanto pequeñas industrias artesanales como grandes multinacionales de la conserva.

Una certificación compatible con la que garantiza el origen del mejillón

Llevar el sello ecológico es compatible con lucir la marca que garantiza el origen gallego del bivalvo, el de la denominación de orixe protexida (DOP) Mexillón de Galicia. Otra cosa es que no suelan coincidir el logotipo de ambos en un mismo producto. Ocurre que uno y otro Consello se miran con recelo. Quienes apuestan por subrayar la procedencia del molusco por encima de todo creen que hacerse con el logotipo del CRAEG es la fórmula a la que recurren quienes quieren colocar de alguna forma sobre su mejillón la palabra Galicia sin tener que sumarse a la DOP, a pesar de que aquel no garantiza el origen. Desde el Consello de la Agricultura Ecológica admiten que no se exige que el mejillón sea gallego, sino ecológico, pero insisten en que son compatibles y, de hecho, el vino, la miel y los quesos conviven perfectamente DOP e IXP con el verde sin tantas suspicacias. 

La certificación del CRAEG deja fuera de sus dominios los productos de la pesca extractiva, por lo que las conservas de atún, sardina o xarda solo pueden optar a llevar el distintivo ecológico si los demás ingredientes, como el aceite, el vinagre o el pimentón con que se elabora el escabeche, lo son. Solo que en este caso podrán lucir el sello que expide el regulador gallego, pero no el logotipo europeo, reservado a cuando el 95 % del contenido es ecológico. Sí puede exhibir ambas enseñas el mejillón, siempre que bivalvo y el aliño sean verdes.