«Chantaje» o «electoralista», el anuncio de Papandreu devuelve a España al precipicio
03 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.1. ¿Cómo valora la decisión de Papandreu de convocar referendo?
¿Qué cree que ha cambiado en una semana para que su actitud haya dado un giro de 180 grados?
2. ¿Esto arrastrará a Europa, y a España, en particular?
3. ¿Qué tiene -o puede- hacer la UE ahora?
4. ¿Es el final del euro?
Santiago Carbó
«Aún está por ver que esto sea el final del euro para Grecia»
1. Es una decisión difícil de comprender desde un punto de vista económico y para el futuro de Grecia y que incluso, desde una perspectiva política, ofrece dudas. No sé si responde a un cambio de actitud o a una jugada muy arriesgada y con consecuencias aún imprevisibles.
2. Desde luego tendría consecuencias para Europa. Podría precipitar un impago desordenado de Grecia y generar una insoportable inestabilidad financiera y presión especuladora. A España le afectaría notablemente, pero ahora puede que a quien más le perjudique sea a Italia porque ya está colocada sobre la línea roja de su prima de riesgo.
3. Lo que puede hacer tiene un componente político, en la medida en que pueda tratar de evitarse la iniciativa griega. Pero siendo esto último muy difícil, habría que acelerar los planes de creación de un sistema de garantía para las emisiones de deuda en la eurozona y dar pasos para crear un Tesoro europeo. Además, el BCE tendrá que reforzar su acción comprando aún más deuda. Por supuesto, los países que recibieran ayudas, deben comprometerse en materia de disciplina fiscal y reformas para crecer.
4. Primero tendría que ser el final del euro para Grecia, lo que está aún por ver. Lo que hay que comprobar es si este órdago genera una acción verdaderamente coordinada y contundente para evitarlo? porque da vértigo.
Vicenç Navarro
«Hay que establecer políticas fiscales y presupuestarias comunes»
1. Me parece que es una muestra de dignidad e integridad democrática. No es democrático que al pueblo griego se le impongan tantas medidas impopulares sin que se le consulte. Aplaudo tal decisión.
2. ¿Qué quiere decir arrastrar a Europa y a España? Estamos ya en una situación que se está convirtiendo en intolerable. Y se nos dice que no se arreglará por varios años. Para millones de europeos y españoles, la Gran Recesión es ya una Gran Depresión. Lo que está ocurriendo en Grecia es un cuestionamiento de la manera en que se está construyendo Europa. Y el establishment que dirige la eurozona, excesivamente influenciada por la banca, no puede continuar asumiendo que la gente tolerará las políticas de desmantelamiento del Estado de bienestar que están teniendo lugar.
3. Lo que tendría que haber hecho desde el principio. Que, el BCE, entre otras medidas, se convirtiera en un Banco Central y no en un mero lobby de la banca alemana.
El BCE tiene que imprimir dinero y ayudar a los Estados, además de comprar la deuda pública de esos países, abiertamente y subrayando que continuará haciéndolo y por la cantidad y tiempo que se requiera. Por otra parte, la eurozona ha de establecer un Tesoro que ofrezca eurobonos que puedan ser comprados por el BCE y por las instituciones financieras que lo deseen. Y deben fijarse unas políticas fiscales y presupuestarias comunes con un presupuesto federal mucho más extenso y que tenga como función la redistribución de recursos con un programa expansivo que recuerde el New Deal de Estados Unidos o la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial encaminada a estimular la economía y el empleo. Se requiere un cambio de 180 grados a lo que se está haciendo.
4. El problema no es el euro sino el coste que puede significar para un país seguir en él sin los cambios que he sugerido. Estos costes en el caso griego son excesivamente elevados y le puede ser más rentable como país abandonar el euro. Recordemos que Argentina dejó la paridad con el dólar y cuando el FMI advirtió que sería una catástrofe creció un 6 % anual, reduciendo el desempleo y la deuda pública de manera notable.
Javier Flores
«El mercado no tiene paciencia y reclama medidas rápidas»
1. La decisión, tomada sin contar con otros líderes europeos, es sin duda una medida electoralista y un paso atrás en la búsqueda de una solución a la crisis europea tal y como hasta ahora se había planteado.
2. La consecuencia más inmediata, tanto si llega a celebrarse como si no, es que se ha roto la baraja y desandado lo recorrido desde el 21 de julio. Ahora no solamente el escenario más probable es el de una quiebra de Grecia, sino que el riesgo de que sea desordenada se ha incrementado, lo que arrastraría a los bancos más expuestos y elevaría el volumen a recapitalizar en banca europea hasta una cifra próxima al doble de lo previsto hace una semana, es decir, unos 200.000 millones de euros. Para España e Italia representará una mayor dependencia de la compra de bonos por parte del BCE e incluso un rescate preventivo encubierto desde el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), a cambio de más exigencias y ajustes. España se enfrenta a unos meses de recaída en recesión.
3. La UE debe trabajar en un plan B para enfrentar la quiebra de Grecia, una situación que requiere de mayores recursos financieros y que actualmente solo el BCE puede afrontar. Algo a lo que Alemania se ha opuesto hasta ahora, y que sin embargo no tendría otra alternativa, salvo que esté dispuesta a dar más financiación al FEEF o mecanismo similar, lo que parece difícil porque también su calificación crediticia se vería amenazada (ya tiene comprometido el 8 % de su PIB). A más largo plazo podemos hablar de eurobonos, unidad fiscal, disciplina presupuestaria... pero el mercado no tiene tanta paciencia y reclama medidas más rápidas.
4. No es el final del euro, al contrario, creo que esta situación puede representar su paso a la mayoría de edad y salir reforzado como divisa global, aunque el proceso está siendo complicado y se echan en falta mecanismos más ágiles y transparentes en la toma de decisiones. Estamos viendo un compromiso muy fuerte de los líderes europeos por salvar la eurozona y verdadero esfuerzo por no dejar caer a ningún miembro. Pero aunque no sea el final del euro, sí lo es de la UE y de las relaciones entre sus miembros tal y como los conocemos hasta ahora.
JUAN IRANZO
«Es un chantaje y una irresponsabilidad»
1. Es una absoluta irresponsabilidad y un chantaje, porque se ha dado cuenta de que el euro se pone en entredicho y que para evitarlo, le damos todo, tragamos con todo.
2. Espero que no, porque institucionalmente no hay mecanismo de salida del euro. Evidentemente se están generando grandes tensiones y el problema ahora es Italia.
3. La Unión Europea no puede responder al chantaje. Tiene que cortar el grifo de las ayudas a Grecia.
4. En absoluto. Si fuera el final del euro, sería una moneda muy débil y merecería desaparecer. Pero no es así, de ningún modo.
análisis así lo ven los expertos