Brasil está dispuesto a comprar títulos del Tesoro luso si le ofrecen «garantías»
30 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Ni 24 horas tardó Standard & Poor?s en cumplir su amenaza de rebajar otra vez la nota de la solvencia de Portugal. Esta vez la colocó un peldaño más abajo, en BBB-, lo que la deja a un paso del bono basura, una calificación que equivale a decir que se trata de una inversión solo apta para especuladores.
Este es el cuarto recorte que sufre el país a manos de las agencias de calificación en menos de una semana, desde la dimisión del primer ministro, y el segundo varapalo que le inflige S&P en el mismo período. Creen los analistas de la firma estadounidense que Portugal corre un serio peligro de tener que acogerse al fondo de rescate europeo y que sus socios podrían supeditar esta intervención a que antes reestructure su deuda. Sin embargo, a última hora de ayer, aseguraron que consideran que el mercado «está exagerando el riesgo de impago» del país.
Sea como fuere, lo cierto es que la situación por la que atraviesa, ha acabado convirtiéndose en un inmejorable caldo de cultivo para el acoso de los mercados, que ya han descartado que pueda enderezar el rumbo por sus propios medios. Apuestan por un rescate, más pronto que tarde, por mucho que el país se resista a solicitar la ayuda de sus socios. El primer ministro en funciones, José Sócrates, insistió ayer en que no lo hará.
Fruto de esa desconfianza resultan los récords que marca cada día la rentabilidad exigida a los títulos lusos y que complican sobremanera la posibilidad de salir del atolladero sin el salvavidas de la eurozona. No hay más que ver que la prima de riesgo -sobreprecio exigido a la deuda de un país frente a la alemana- escaló ayer hasta un nuevo techo histórico, en las inmediaciones ya de los 500 puntos, con los bonos a tres, cinco y diez años por encima del 8%, niveles que ya sufrieron en sus carnes Grecia e Irlanda justo antes de verse abocadas a pedir el auxilio de sus socios.
Y todo ello el mismo día que el Banco de Portugal vaticinaba para este año una recesión más profunda de lo esperado, más inflación y más paro.
En medio de este desalentador panorama, Portugal recibió ayer a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que asistirá hoy a un homenaje a su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva. Uno y otro tuvieron palabras de aliento para la antigua metrópoli. Es más, sus declaraciones dejaron entrever la posibilidad de que ese apoyo verbal acabe plasmándose en ayudas concretas. «[Brasil] podrá ayudar a Portugal, como Portugal apoyó a Brasil económicamente» fue la escueta respuesta de Rousseff a las preguntas de los periodistas sobre esta cuestión. Aunque más tarde precisó que estarían dispuestos a adquirir títulos del Tesoro luso siempre que ofrezcan «una garantía» que supla su baja calificación. Lula, por su parte, aseguró que «Brasil será solidario con Portugal» en la resolución de la crisis económica.
Grecia, otra víctima
No fue la única pieza que se cobró ayer S&P en la llamada periferia de la eurozona. También recortó la nota de Grecia. En dos escalones, hasta BB-, rango de bono basura. También en este caso remarca el riesgo de una posible reestructuración de la deuda.
En España, los correctivos aplicados por la agencia norteamericana a Grecia y Portugal no encontraron apenas eco. De hecho, la prima de riesgo se mantuvo firme por debajo del listón de los 200 puntos básico. Donde sí se reflejó fue en la Bolsa, y más concretamente en los bancos que tienen intereses al otro lado de la frontera. Así, las acciones del Santander, el más expuesto al país vecino, se dejó en el camino un 1,26%, la cotización del BBVA retrocedió un 1,50% y los títulos del Popular cayeron un 1,35%.