El mejillón se cae de las cuerdas de viejo tras un largo cierre por toxina

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira REDACCIÓN/LA VOZ.

VIGO CIUDAD

Los bateeiros cifran en un 30% con respecto al 2009 la caída de la producción prevista para este año

15 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La toxina lipofílica (diarreica) que asola las rías gallegas desde hace varios meses está provocando serios daños en el sector mejillonero. Y lo hace de dos maneras. Por un lado, ocasiona pérdidas en el ramo al impedir la comercialización de bivalvo; y en segundo lugar, la marea roja no deja a los productores preparar con calma la campaña del 2011. Pero además, la persistente presencia en las aguas de células tóxicas está ocasionando el desprendimiento masivo de mejillón, en su mayoría apto para la venta, y por tanto, su muerte.

El bivalvo, en su etapa de plena madurez (a los dos o tres años), alcanza sus tasas máximas de crecimiento y engorde durante el verano. Es precisamente en esta época del año cuando la vianda adquiere el rendimiento y calidad óptimos, gracias a la presencia de fitoplancton y otros microorganismos, así como el aumento de la temperatura del agua, que favorecen y aceleran el proceso de engorde del molusco.

Si no se vende en esta época, el mejillón envejece y pierde fuerza para sujetarse a la cuerda. Los temporales, el mar de fondo o cualquier otra inclemencia meteorológica ayudan a que se descuelgue y muera en el fondo del mar.

Cabe recordar que hay polígonos que acumulan cinco meses de cierre por culpa de la marea roja. En concreto, las áreas situadas en Bueu (denominadas A1, A2 y B) se cerraron el 29 y el 30 de junio, sin que la toxina diese tregua alguna a lo largo de todo este tiempo. «Mucho mejillón se ha desprendido», comentó un bateeiro de Moaña, propietario de cuatro bateas en la ría de Vigo. Un compañero de profesión de A Pobra apuntó en la misma dirección: «Yo perdí, solo en octubre, en torno a 200 toneladas aptas para la venta». El valor de mercado del producto desprendido de las cuerdas ronda los 90.000 euros.

Temporada fuerte

El cierre de polígonos mejilloneros se acentuó precisamente en la temporada fuerte para la gran mayoría de asociaciones mejilloneras. Entre el 65 y el 70% de la comercialización anual de bivalvo gallego se concentra entre julio, agosto y septiembre, justo cuando la toxina se propagó con mayor intensidad.

Áreas inactivas

Así, en septiembre llegaron a estar abiertos solo seis de los 53 polígonos gallegos; es decir, casi 3.000 bateas estuvieron cerradas a cal y canto a todo tipo de actividad comercializadora. En la actualidad, la situación parece haber remitido. Según los informes del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), únicamente permanecen inactivas las áreas de O Grove (C2, C3 y C4), Corme B, Muros B, Cangas B, F, G y H y las anteriormente citadas de Bueu (A1, A2 y B).

Los bateeiros no solo achacan el desprendimiento masivo, y posterior muerte del bivalvo viejo, a la prolongada presencia de la toxina. Las intensas lluvias de la primavera y las bajas temperaturas del agua durante el verano -en agosto hubo jornadas en las que apenas se sobrepasaron los 16 grados centígrados en el litoral arousano- incidieron de manera negativa en el crecimiento del molusco.

Evidentemente, si no se saca molusco de la batea, no se liberan cuerdas para poner en su lugar mejillón nuevo -la ley establece un máximo de 500 por plataforma, además de otras cien para la captación de mejilla-. Esto se traduce en una menor cantidad de bivalvo para la próxima campaña. Un hecho que ya se está produciendo este año. La oferta de mejillón se está viendo reducida en un 30% con respecto al 2009, con una producción estimada de 150.000 toneladas.