En un referendo en el que participaron más de la mitad de los trabajadores, el 94,5% aprobaron el plan de bajas
04 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Tras diez días de guerra abierta entre los trabajadores y sus representantes legales, la plantilla de Caramelo dio ayer la espalda a su comité de empresa al apoyar, en contra del criterio defendido por este, el plan de bajas incentivadas propuesto por la mediación de la Xunta y avalado por la empresa el pasado jueves 23 de julio.
Convocados a un referendo por una plataforma de trabajadores descontentos con la gestión de la CIG (mayoritaria en el comité, con 12 de los 17 asientos), los empleados dieron ayer marcha atrás a su decisión del día 23, cuando acordaron rechazar en asamblea la propuesta de la firma. Convencidos de que aquella reunión no reunió los mínimos requisitos democráticos (voto secreto en urna), un grupo de trabajadores decidió volver a consultar a sus compañeros, esta vez papeleta de por medio.
Y el resultado de la urna varía totalmente el panorama en la textil. Con quórum (ayer votaron 235 de los 442 empleados de la empresa, el 52,5%, frente a los 214 -48,4%- que se pronunciaron entonces), 222 trabajadores dieron su apoyo al plan de bajas incentivadas (94,5% de síes), 5 lo rechazaron (2,1%) y otros 8 se abstuvieron (3,4%). Así, tal y como establece el Estatuto de los Trabajadores para las decisiones que afecten al conjunto de la plantilla, el plan del ERE cuenta con el apoyo de la mitad más uno de los empleados de Caramelo. A estos votos se unen además otros 254 sufragios positivos de los trabajadores de tiendas y de Antonio Pernas, aunque estos no computan en el resultado puesto que no están afectados por la medida.
Para los promotores del referendo, el resultado muestra la apuesta de los trabajadores de la empresa por el futuro de Caramelo y anunciaron que los trasladarán hoy al comité, al Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC), a la Inspección de Trabajo y a la empresa.
La principal incógnita ahora es saber qué decisión tomará el comité. Por el momento, la portavoz de CIG-Textil, Dores Martínez, se reafirmó ayer en sus críticas contra la legalidad de la consulta (que tacharon de «golpe de Estado») y avanzó que no asumirán el resultado (el comité es soberano en sus decisiones aunque la plantilla podría denunciarlo en magistratura o pedir su revocación). Martínez sí reconoció que su formación había pedido la abstención en la consulta. Desde primera hora de la mañana, los delegados de la CIG hicieron campaña a favor de la abstención y repartieron folletos en ese sentido en nombre del comité, lo que indignó a los miembros de Comisiones, que pedían el voto positivo. «No nos hemos reunido como comité para que ellos hagan un escrito así», reprochaba Pilar Servia, delegada de CC.?OO., el único sindicato que participó como interventor del referendo.
La división entre centrales y el miedo de algunos trabajadores a pronunciarse llevó a que el ambiente de la consulta fuese, según reconocían, de «mucha tensión». Pese a todo, desde Comisiones, que pedía el apoyo al ERE por considerar que era la mejor alternativa posible frente al proceso concursal, valoraron de forma positiva el resultado y lanzaron un órdago a la CIG. «No se puede obviar que la gente optó por el sí. El comité tiene la obligación ahora de aceptar el resultado de la asamblea».
Los trabajadores, en todo caso, prefieren darse un plazo de 48 horas para ver cuál es la respuesta de sus representantes legales antes de optar por medidas más extremas, que tendrían que desembocar en la revocación del comité.