Los accionistas de Fortis rechazan el plan de rescate y fuerzan al Gobierno belga a recomprar el 75% del banco al BNP

Juan Oliver

ECONOMÍA

12 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los junta de accionistas de Fortis, que hasta el verano pasado era la mayor entidad de Bélgica y una de las diez más grandes de la UE, rechazó ayer por un estrecho margen el plan de rescate ideado por los Gobiernos belga, holandés y luxemburgués para salvar al banco de la quiebra. La decisión ha supuesto un durísimo golpe para el Gobierno del nuevo primer ministro, Herman Von Rompuy, que al cierre de esta edición seguía reunido en sesión de urgencia tratando de buscar una salida al complicado laberinto económico y legal en el que lo ha metido la decisión de la asamblea.

El primer ministro sustituyó hace un mes al dimisionario Yves Leterme, quien en su día lideró aquel plan de salvamento. Ayer, Van Rompuy tranquilizó a los clientes y trabajadores de Fortis asegurando que el banco es propiedad del Estado, dando a entender que, al contrario de lo en su día había anunciado Leterme, seguirá en sus manos pese a la decisión de los accionistas. Sin embargo, todos los analistas temen que la economía belga se tambalee ante las enormes dudas sobre la fragilidad del más importante de sus pilares financieros.

Antes de que el Estado lo interviniera, Fortis estaba abocado a la quiebra por las pérdidas ocasionadas por la adquisición de activos tóxicos en Estados Unidos y por la ruinosa compra de ABN-Amro, a su vez el mayor banco de los Países Bajos.

Inyección

Los tres Gobiernos -Fortis tenía una importante filial en Luxemburgo- acordaron inyectarle 11.200 millones de euros, nacionalizarlo y luego dividirlo: la parte holandesa correspondiente a ABN pasaría a manos del Estado holandés, mientras que Bélgica le vendería el 75% del resto al BNP francés.

Los Países Bajos ya han advertido que no dará marcha atrás en la operación, pero si el Estado belga no acata la decisión de los accionistas, estos podrán iniciar procedimientos judiciales para anularla, o para reclamar multimillonarias indemnizaciones por la pérdida de valor de sus acciones. Antes de que se conociera la situación real del banco, cotizaban a 30 euros. En su última transacción, se vendían a menos de 1,4 euros.