La factoría, abierta en 1807, es la más antigua de Galicia y se ha convertido en uno de los símbolos de A Coruña Corre el mito de que nadie, nadie, en A Coruña carece de antecedentes familiares en la Fábrica de Tabacos. Quién no tiene un tío, una abuela o una tatarabuela cigarrera en esta factoría nacida un año antes de la trágica muerte de sir John Moore en 1808. La mismísima Emilia Pardo Bazán posó su trazo en ella. La historia de A Coruña ha tenido en ese solar ubicado en una de las zonas más privilegiadas, a pocos metros del mar y de Cuatro Caminos, un testigo mudo. La fábrica llegó a ocupar a 4.000 coruñeses cuando el padrón rozaba los 25.000, pero ahora la guadaña de Tabacalera, ya Altadis, hace guardia en su puerta. «Nosa casiña», así la llaman sus trabajadores, parece iniciar un camino sin retorno.
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